"La Profecía Comienza"

Lloyd y Diana son dejados frente a la preparatoria por su madre. Ella se despide con una sonrisa cálida desde el auto.

Madre:

-Cuídense mucho, ¿sí? ¡Los amo!

Diana:

-Sí, adiós mamá. Yo también te amo.

Lloyd:

-Adiós, mamá... cuídate.

Ella se aleja en el auto mientras los dos hermanos entran al edificio. Lloyd camina algo encorvado, cansado, con unas ojeras marcadas. Al quitarse los lentes oscuros que llevaba puestos, el agotamiento se vuelve evidente.

Diana (frunciendo el ceño):

-Pero mírate... ¿Qué piensas hacer? ¿Vas a seguir ocultándolo para siempre? Cada día se nota más que estás entrenando...

Lloyd (con una sonrisa cansada):

-Pues obvio que sí lo haré... Ya van dos días... bueno, tres contando este... y voy a seguir.

Diana (molesta):

-Eres un terco, ¿lo sabías?

Él solo se encoge de hombros. Diana suspira, resignada.

Llegan al salón. Nathan, Christian, Ryan y Vanessa ya están en sus lugares, conversando. La relación entre ellos ha mejorado desde los últimos eventos. Ryan es el primero en notar la llegada de Lloyd.

Ryan:

-¡Buenos días! Madre mía... ¿Qué le pasa a tu hermano? Parece que no ha dormido en días...

Diana y Lloyd toman asiento. Diana responde rápidamente, cubriéndolo.

Diana:

-No... él está bien. Solo se ha estado desvelando un poco.

Vanessa (mirando con suspicacia):

-Sí se nota... Un maestro elemental no puede quedarse dormido tan fácil...

Diana mira a Lloyd de reojo, pensativa.

"¿En serio cómo le va a hacer...? Ellos ya saben que es un maestro elemental, pero no se imaginan de qué elemento... Les dijo que era de energía... un mentiroso total."

Los chicos ya estaban acomodados en sus lugares. Nathan se estiraba aburrido, Ryan apoyaba la cabeza sobre el brazo, Christian hojeaba un cuaderno mientras Vanessa se acomodaba el cabello mirando por la ventana. Diana cruzaba los brazos y Lloyd parecía que estaba a punto de quedarse dormido.

Nathan (susurrando):

-Oye, Ryan... ¿sí viste que el de biología cambió la fecha del examen?

Ryan:

-Sí, bro... y gracias al cielo, no había estudiado nada.

Christian:

-Como siempre...

Vanessa (sin mirarlos):

-Igual no iban a pasar. Retrasarlo no cambia nada.

Ryan (bromeando):

-Uy, la reina del hielo ya empezó.

Diana:

-¿Se van a pelear otra vez?

Vanessa (mirándola):

-¿Y tú de qué lado estás?

Lloyd (murmurando):

-¿Pueden no gritar? Tengo el alma a punto de salirse por los ojos...

Todos ríen un poco por el comentario hasta que de pronto... la puerta del salón se abre con fuerza.

¡CLACK!

El profesor de Historia entra. Alto, con expresión seria y un portapapeles en mano. Todos se quedan completamente en silencio, rectos en sus asientos.

Profesor:

-Buenos días.

Todos (al unísono):

-Buenos días, profesor...

Él avanza hacia el escritorio y deja sus cosas con firmeza. Luego los observa uno por uno con ojos cansados pero analíticos.

Profesor:

-Hoy no habrá clase teórica. En su lugar... tendrán que realizar un trabajo en equipo.

Algunos estudiantes se quejan en voz baja, pero nadie se atreve a responder en serio.

Profesor (continuando):

-Tema: "Los Misterios Antiguos de Overdown y los Cristales Perdidos". Tres personas por equipo. Fecha de entrega: en una semana. Y sí... deben exponerlo frente al grupo.

Ryan voltea de inmediato hacia Nathan.

Ryan (en voz baja):

-Bro, tú y yo, ¿sí?

Nathan (apuntando a Christian):

-Y con Christian... así mínimo pasamos.

Christian (sin emoción):

-Genial... otro trabajo en grupo.

Vanessa mira hacia Diana con media sonrisa.

Vanessa:

-Tú y yo. Y que Lloyd nos cargue con su cansancio.

Diana:

-¿Qué? No... no, no, no... yo no quiero estar con ella.

Lloyd (susurrando con una ceja levantada):

-...¿puedo no estar en ningún equipo?

Profesor (alzando la voz):

-¡Organícense ya! Solo les doy cinco minutos.

Y así, el murmullo vuelve al salón mientras cada quien empieza a decidir con quién trabajar... aunque no todos estén contentos con su grupo.

Diana cruzaba los brazos con fuerza, mirando hacia otro lado. Vanessa ya estaba cerca, como si diera por hecho que serían equipo... pero Diana simplemente no la quería cerca. Vanessa, por su parte, se hacía la que no notaba el rechazo.

Diana (murmurando):

-No, ni de chiste me voy a juntar con ella...

Lloyd (mirándola con calma):

-Diana...

Ella lo ignora.

Lloyd suspira, se le acerca con una sonrisa tranquila y voz baja, como si intentara convencer a una niña pequeña.

Lloyd:

-Vamos, hermanita... trabajemos con Vanessa. Mírala, ella solo quiere pasar la materia...

Ambos voltean a verla. Vanessa estaba en el fondo, sacando a escondidas un emparedado del bolso de Christian, que ni se había dado cuenta. En cuanto nota que Lloyd y Diana la están mirando... se detiene, les sonríe y levanta una mano saludando, como si nada.

Vanessa:

-¡Hey! ¿Qué miran?

Diana (resignada):

-Es que no sé, Lloyd... pero... bien... está bien...

Lloyd (sonriendo):

-¿Ves que no era tan difícil, hermanita?

Diana rueda los ojos, pero también sonríe un poco. Vanessa camina hasta ellos.

Vanessa:

-¡Genial! Prometo portarme bien... lo juro. No seré una bruja, ni nada. Bueno... trataré.

Diana:

-Con que no robes mi comida, ya es ganancia.

Vanessa:

-Oye, solo era una probadita de investigación práctica. Quería ver si el pan era casero.

Los tres se ríen un poco, hasta que Vanessa pregunta:

Vanessa:

-Bueno, ¿y qué día nos juntamos para empezar el trabajo?

En ese momento, Lloyd se queda en silencio. Su sonrisa desaparece lentamente. Piensa en los entrenamientos con Gabriel... en los días que le quedan para estar con sus padres... y no sabe qué responder.

Lloyd (en su mente):

"No puedo los entrenamientos... ni el fin de semana... ¿Entonces cuándo...?"

Se queda callado. Diana lo nota, pero no dice nada por ahora. Vanessa lo mira, esperando una respuesta.

Vanessa:

-¿Lloyd?

Pero él no contesta.

Lloyd (dudando):

-En casa de una amiga... em... por la tarde...

Vanessa:

-¡Perfecto! Me acomoda. Yo llevo las papas y los apuntes.

Diana (volteándolo a ver con molestia):

-¿Estás tonto? ¿Y el entrenamiento con Gabriel? Te van a descubrir, Lloyd... ellos no son tan tontos como tú crees.

Lloyd (en voz baja, acercándose a ella):

-Tú mantendrás a Vanessa ocupada mientras yo entreno... tú y Camila la entretienen un rato, ¿bien?

Diana (resoplando):

-A veces me sorprende tu nivel de estupidez...

Lloyd (sonríe):

-¿Entonces me vas a ayudar?

Diana (con una ligera sonrisa):

-Eres un tonto... te pareces a papá.

Ambos ríen bajito, justo cuando suena el timbre que marca el cambio de clase. Algunos alumnos se levantan a estirarse, otros sacan sus cuadernos. Pasan unos minutos de charla casual hasta que la puerta se abre con fuerza... y el Maestro de Biología, Eloim, entra al aula con su bata blanca y su típica expresión de "esto no es un juego".

Todo el salón guarda silencio inmediato.

Eloim (mirando sus hojas):

-Bien... chicos. Como parte de nuestro tema sobre biodiversidad, quiero que preparen una exposición grupal... en parejas.

Un suspiro colectivo recorre el salón.

Eloim (levantando la voz un poco):

-Nada de copiar y pegar de internet... esta vez van a salir al campo. Quiero que observen, documenten y presenten sobre un ecosistema cercano: río, parque o bosque... ustedes eligen. Y lo quiero esta semana.

Todos murmuran. Algunos se quejan, otros ya están decidiendo con quién hacer pareja.

Eloim (serio):

-Elijan a su pareja ahora... y no hay cambios.

Lloyd mira a Diana. Diana ya está mirando a Vanessa con resignación.

Diana (suspira):

-Genial... dos trabajos con ella.

Vanessa (emocionada):

-¡Yo ya tengo todo! Una cámara, una libreta, y una botella con café. Podemos ir hoy si quieren.

Lloyd (en voz baja a Diana):

-Por favor dime que esto no va a salir mal...

Diana:

-No te prometo nada, papá tonto.

Eloim (cerrando su carpeta de golpe):

-Cambio de planes.

El trabajo será para mañana.

Y lo harán en equipos de seis integrantes.

-Así que organícense ya. No quiero excusas, ni quejas.

Un murmullo general inunda el aula, todos se voltean a ver, confundidos y algo estresados.

Vanessa (levantando la mano sin pedir permiso):

-¡Lloyd, Diana, Nathan, Ryan... NATHAN!

Van conmigo. No hay peros ni preguntas.

Nathan (encogiéndose de hombros):

-Eh... está bien, supongo.

Ryan (sonriendo):

-Perfecto, al fin un grupo decente.

Christian (saliendo de la nada):

-¿Yo también estoy? Porque ya estoy sentado aquí. Así que supongo que sí.

Lloyd (en su mente):

Ya valió madres todo...

Diana (en voz baja a Lloyd):

-¿Y ahora cómo le vas a hacer...?

Lloyd (frunciendo el ceño):

-No sé... ahora sí ya valió queso...

Vanessa es una cosa... ¡pero todos ellos juntos es otra!

En ese momento, como si el universo escuchara su desesperación, Vanessa se cuelga de Lloyd por el brazo, tratando de ser simpática con Diana al mismo tiempo.

Vanessa (sonriente):

-¿Qué pasó? ¿Entonces sí nos vamos a juntar en casa de tu amiga, Lloyd? ¿Sí o qué?

Lloyd (sonriendo con nervios):

-S-sí... claro... en... casa de mi amiga...

Vanessa (soltándolo):

-¡Perfecto! Me emociona este equipo. Es como Los Vengadores, pero con más estilo.

Diana (cruzándose de brazos y girando la cabeza con desaprobación):

-Perfecto...

Pero mientras todos se distraen organizando detalles y haciendo ruido, Eloim no deja de mirar a Lloyd. Su mirada es seria, profunda... como si supiera algo que los demás no.

Eloim (para sí mismo):

¿Casa de una amiga, eh...?

El tiempo pasa con normalidad... las clases pasan asta que llega la hora de salida de la escuela... Lloyd, Diana y todo el grupo salen de la prepa esperando a que Camila llegue...

Fernanda (jalando del brazo a Camila mientras caminan por los pasillos):

-¡Ya dimeee, Camila! ¿Cuál es el chico que te gusta? ¡DIEEEMEEEEE!

Camila (mirando al suelo, nerviosa):

-No puedo decirte... porque sé que lo dirías.

Fernanda (alzando una ceja y sonriendo con picardía):

-¿Entonces lo conozco, eh?

Camila (mordiéndose el labio):

-Pues... digamos que sí.

Fernanda (poniendo cara de "uuuuuu"):

-¡Qué emoción! ¡Esto se va a poner bueno!

Ambas salen entre risas por la entrada principal de la prepa... pero entonces Fernanda se detiene en seco. Frente a ellas están Lloyd, Diana, Nathan, Ryan, Christian y Vanessa, caminando juntos como si fueran una pandilla de protagonistas de película.

Camila (sorprendida):

-¿Qué rayos...?

Fernanda (riendo y dándole un codazo):

-¡Buena suerte, Camila! Yo de aquí me voy. ¡Me cuentas todo luego!

Fernanda se despide con una sonrisa maliciosa y desaparece entre la gente. Camila camina hacia Lloyd, que va justo al frente del grupo.

Camila (frunciendo el ceño):

-¿Y... todos ellos qué, Lloyd?

Lloyd (se encoge de hombros, como si no fuera la gran cosa):

-Son mis amigos... mis nuevos amigos. Y tenemos un trabajo que hacer.

Camila (mirando al grupo con desconfianza):

-¿Trabajo de qué? ¿Construir una casa o qué?

Lloyd (acercándose en voz baja):

-No digas nada del entrenamiento... nadie lo sabe.

Camila (en susurro):

-Está bien... pero, ¿cómo le vas a hacer entonces?

Lloyd (suspira):

-No tengo ni la menor idea...

Justo en ese momento, se escucha el claxon de un auto rojo. Mariela, la mamá de Camila, ha llegado en su carro. Baja el vidrio.

Camila (acercándose a la ventana):

-¡Eh, mamá! Creo que... entramos todos.

Mariela (mirando el grupo con una mezcla de sorpresa y resignación):

-No lo sé... Tal vez... si se acomodan bien...

Ryan (levantando el pulgar):

-¡Yo me aplasto si quieren!

Todos corren al auto. Nathan, Ryan, Christian, Vanessa y Diana se acomodan como pueden en la parte trasera, apretados como sardinas. Camila sube al asiento del copiloto, pero Lloyd se queda fuera sin espacio.

Camila (moviéndose):

-Ven, hazte aquí. Yo me hago chiquita.

Lloyd (subiendo con cuidado):

-Gracias...

El auto arranca, y aunque el ambiente es algo caótico, Camila nota que Mariela no ha dicho una sola palabra en todo el trayecto. Lleva las manos apretadas al volante, su mirada algo perdida.

Camila (en su mente):

¿Qué le pasa...? Está rara... muy callada.

El auto se detiene frente a la casa. Mariela, seria, no dice nada mientras apaga el motor. Camila la observa de reojo, notando su silencio inusual.

Camila (pensando): Algo le pasa... mamá nunca está tan callada.

Mariela baja del auto sin decir palabra. Entra a la casa con paso firme. Los demás chicos bajan poco a poco, estirándose tras el viaje.

Camila (mirando a Lloyd, confundida):

-Oye... ¿y por qué venimos a mi casa? Porque no en la tuya hacen el trabajo...

Lloyd (encogiéndose de hombros):

-Tu papá me dijo que hoy sí o sí tenía que venir. Como si fuera urgente o algo... ¿no sabes por qué?

Camila frunce el ceño, pensativa.

Camila:

-Ah, cierto... ya lo recordé. Me lo mencionó ayer, pero la verdad no me dijo por qué quería que vinieras con tanta insistencia...

Los dos se quedan mirándose en silencio por unos segundos, hasta que Camila suspira y camina hacia la puerta. Lloyd la sigue, y los demás los acompañan charlando entre ellos.

Pero en cuanto Camila abre la puerta, se detiene en seco.

En la sala están de pie Gabriel, su padre... y a su lado, un hombre de porte imponente, cabello recogido y mirada intensa: Caelum, su tío, a quien no había visto en mucho tiempo.

Camila (en voz baja, sorprendida):

-¿Pa... papá...?

Gabriel se gira con una media sonrisa, los brazos cruzados.

Gabriel:

-Por fin se les ocurre entrar, hija...

Caelum la observa con serenidad, como si estuviera evaluando cada parte de ella.

Caelum (asintiendo, voz firme):

-Has crecido, sobrina... ¿Cómo estás?

Camila asiente en silencio, aún sorprendida. Lloyd se queda quieto, sin entender bien qué está pasando. Diana lo observa desde detrás, igual de perdida. Los demás chicos se dispersan, algunos ya caminando hacia el patio trasero.

[Un rato después - Patio trasero]

Diana, Ryan, Christian, Nathan y Vanessa están en el patio, revisando materiales y haciendo tareas escolares. Ríen, se interrumpen y se distraen, como siempre.

[Interior - Sala de la casa]

Lloyd y Camila están sentados juntos, codo a codo. Él revisa una libreta mientras ella anota algo, concentrada pero visiblemente nerviosa.

Lloyd (mirando su hoja):

-No entiendo por qué este ejercicio de física tiene sentido... ¿esto está bien?

Camila (sonríe un poco):

-No, eso está mal. Aquí usaste mal la fórmula... es así.

Ella se inclina para corregirlo, y sus manos se rozan. Por un momento, Lloyd la observa en silencio.

Mientras tanto, a unos pasos de ellos, en el comedor, Gabriel y Caelum conversan en voz baja.

Caelum (voz grave, preocupado):

-¿Entonces es él?

Gabriel (serio, con la mirada en Lloyd):

-Sí. No tengo ninguna duda. La espada... la espada tomó la forma de su energía. Solo lo hace con quien es digno.

Caelum se pasa una mano por el rostro, visiblemente alterado.

Caelum:

-Pero es solo un niño, Gabriel. ¿Cuántos años tiene? ¿Dieciséis...?

Gabriel (suspira):

-Quince. Apenas quince.

Caelum (sacude la cabeza, frustrado):

-La profecía hablaba de un joven adulto. De alguien formado, alguien que hubiera vivido... Él ni siquiera está cerca de eso.

Gabriel (mirando a su hija):

-Lo sé... Tal vez no necesite ser adulto para ser fuerte. Quizá... es el tiempo el que debe adaptarse a él, y no al revés.

Caelum guarda silencio. Sus ojos se posan un instante sobre Lloyd, como si buscara respuestas en su figura aún tan joven. Luego mira a Gabriel de nuevo.

Caelum:

-¿Y crees que esté listo para lo que se viene?

Gabriel (sin dudar):

-No. Pero sé que lo estará.

[Interior - Más tarde, sala de la casa]

La tarde avanza y el ambiente en la casa es más tranquilo. Camila y Lloyd siguen sentados en el sofá. Ya no hay tareas de por medio. Afuera, se oyen risas apagadas de los demás.

Lloyd se estira, cansado, y deja caer la cabeza hacia atrás.

Lloyd (bosteza):

-Odio la física... y la física me odia a mí. Es una relación justa.

Camila sonríe. Se le queda mirando un momento, como si dudara en hacer algo. Luego se inclina y, sin decir palabra, acomoda la cabeza de Lloyd sobre su hombro.

Lloyd se queda completamente quieto, con los ojos abiertos, confundido. Ella no dice nada, solo lo deja ahí, tranquila.

Lloyd (sin moverse, algo tenso):

-¿Esto es parte del descanso... o me desmayé y no me di cuenta?

Camila (con una sonrisa suave):

-Solo quédate así un momento, ¿sí?

Lloyd traga saliva, algo nervioso. La cercanía lo desconcierta, pero no se aparta. Su expresión no es incómoda, pero claramente no entiende qué está pasando. Camila mira al frente, tranquila, con una pequeña sonrisa. Lloyd, en cambio, parece hacer cálculos mentales tratando de interpretar lo que ocurre.

[Poco después - Comedor]

Gabriel y Caelum se encuentran frente a un viejo maletín, polvoriento por fuera, con esquinas metálicas gastadas. Caelum lo coloca con cuidado sobre la mesa y abre los seguros con un clic metálico. Al abrirlo, el interior revela una superficie aterciopelada, bien cuidada y protegida. Seis compartimientos perfectamente delimitados guardan amuletos dorados, cada uno con una roca negra incrustada en el centro.

Caelum los observa en silencio por unos segundos, con un aire solemne.

Caelum (casi murmurando):

-La espada pudo confundirse... tal vez su energía la engañó.

Pero estos amuletos...

-...estos no mienten.

Gabriel lo observa con el ceño fruncido, cruzado de brazos.

Gabriel (frío):

-¿De verdad crees que me equivoco?

Caelum toma los amuletos uno por uno y los acomoda sobre la mesa en una fila precisa, como piezas sagradas. Todos están orientados hacia el frente, brillando tenuemente bajo la luz.

Caelum (sin mirarlo):

-Si ninguno reacciona a él... lo sabremos de inmediato.

Gabriel aprieta la mandíbula, pero asiente con un suspiro. Luego se da la vuelta y camina hacia la sala.

[Sala - Lloyd y Camila]

Lloyd ya se ha apartado un poco de Camila, visiblemente más nervioso que antes. Gabriel se acerca.

Gabriel (serio):

-Lloyd, ven un momento. Necesitamos que hagas algo.

Lloyd (arquea una ceja):

-¿Qué pasa? ¿Ya se me adelantó la evaluación final o qué?

Gabriel (con una ligera sonrisa):

-Es algo parecido...

Lloyd se levanta algo desconcertado. Camila lo observa sin decir nada, pero sus ojos lo siguen hasta que sale de la sala.

[Comedor - Frente a los amuletos]

Lloyd entra y ve los amuletos alineados sobre la mesa. Hace una mueca burlona.

Lloyd:

-¿Qué es esto... un ritual secreto de iniciación? ¿Me van a coronar caballero ahora?

Gabriel (con tono serio):

-Es más importante que eso.

Lloyd deja de sonreír y se endereza. Caelum lo mira fijamente.

Caelum:

-Pasa al frente. Colócate justo frente a ellos. No digas nada. Solo... siente.

Lloyd obedece, algo tenso. Da un par de pasos hacia la mesa y se detiene frente a los amuletos. El silencio se vuelve espeso. Nada sucede.

Caelum gira lentamente hacia Gabriel, con una sonrisa leve, casi victoriosa. Está por decir algo...

Lloyd (frunciendo el ceño):

-...Oigan... ¿es normal que sienta cosquilleos en las manos?

Ambos adultos se giran al instante.

De las palmas de Lloyd comienzan a emerger finas cintas de energía. Primero una roja, luego una blanca, luego una color café... y por último una translúcida, casi imperceptible. Las tiras se deslizan lentamente en el aire, como si buscaran algo...

Cada una encuentra un amuleto y se introduce en él como si fueran absorbidas. Los amuletos comienzan a brillar: uno en rojo, otro blanco, uno marrón, y el último con un resplandor tenue y transparente.

Caelum se cubre la boca, impactado. Gabriel solo observa, sin pestañear.

Gabriel (en un susurro):

-Entonces... es real.

Camila aparece detrás de ellos, observando desde la puerta, con los ojos bien abiertos.

Los amuletos siguen brillando, conectados a Lloyd como si fueran extensiones de su propia alma.

[Exterior - Jardín trasero, bajo una carpa improvisada]

Diana, Ryan, Christian, Vanessa y Nathan están sentados alrededor de una mesa con hojas, libros y algunos lápices. Intentan hacer la tarea, pero, como siempre, la concentración es limitada.

Vanessa (arqueando una ceja mientras lee):

-Esto no tiene sentido... ¿alguien entiende lo del experimento de los gases?

Christian (encogiéndose de hombros):

-Solo hay que poner que el volumen y la presión son inversamente proporcionales. Eso siempre funciona. Pasa con mi paciencia y Ryan.

Ryan (levantando una ceja, ofendido):

-Ey, ¿qué te pasa conmigo?

Diana (riendo):

-Creo que tiene razón, la última vez casi explotas porque te quitaron el control del videojuego.

Ryan (bufando):

-Eso fue una traición. Y fue Nathan quien lo hizo.

Nathan se ríe, pero de pronto se queda completamente quieto. Su sonrisa desaparece y frunce el ceño. Su mirada se vuelve distante.

Nathan (en voz baja, apenas audible):

-¿...Hola?

Los demás siguen hablando, sin notar su cambio. Nathan parpadea, confundido. Escucha una voz, tenue, como un susurro profundo que le cala el pecho.

Voz (susurrando):

-Ven por mí...

Nathan se gira, mirando hacia la casa. Sus ojos recorren las ventanas como si pudiera ver a través de ellas.

Nathan (tocando el brazo de Ryan):

-Oye... oye... ¿escuchas eso?

Ryan (girándose):

-¿Eh? ¿Qué se supone que oiga?

Nathan (inquieto):

-Una voz... alguien me está hablando.

Ryan (entrecerrando los ojos):

-Bro... te afectó demasiado estudiar. Ya estás escuchando voces. Te lo dije: no es natural.

Ryan se gira de nuevo hacia los demás, bromeando. Nathan no responde. La voz regresa, más clara ahora, más directa.

Voz (más firme):

-Ven por mí... maestro del aire...

Nathan se pone de pie lentamente. Ya no parece bromear. Empieza a caminar hacia la casa, con la mirada fija y el cuerpo algo tenso. Al llegar al umbral se detiene. Silencio. La voz se apaga.

Nathan (pensando):

-Nada... se fue. Qué raro...

Está por girarse y volver cuando la voz retumba de nuevo en su mente, más nítida.

Voz:

-Ven por mí... maestro del aire...

Los ojos de Nathan se agrandan. Toma una decisión y cruza la puerta. Sus pasos lo guían por instinto, y pronto llega a la cocina.

[Interior - Cocina]

Caelum, Gabriel, Camila y Lloyd están ahí, aún observando los amuletos. La tensión previa aún se percibe en el aire.

Nathan entra con paso rápido. Todos lo miran con sorpresa.

Caelum (tajante):

-¿Y tú qué haces aquí?

Nathan (respira agitado, serio):

-Alguien... alguien me estaba hablando. Desde dentro.

Camila (confundida):

-¿Qué? ¿Qué estás diciendo?

Nathan no la mira. Sus ojos se fijan directamente en uno de los amuletos: el de brillo tenue, casi translúcido. Comienza a caminar hacia él, como si algo lo atrajera.

Nathan (señalando):

-Es eso... el amuleto. Desde ahí venía la voz.

Caelum (rápido, con autoridad):

-¡No te acerques al amuleto!

Da un paso hacia él, pero Gabriel lo detiene con una mano en el brazo.

Gabriel (calmado, pero firme):

-Espera. Si el amuleto lo está llamando... debe haber una razón.

-Recuerda, Caelum... solo los dignos pueden usarlos.

Caelum aprieta los labios. Duda... pero se detiene.

Nathan se acerca al amuleto. Lo toma con ambas manos. En cuanto lo hace, el objeto brilla intensamente. Una ráfaga de aire suave recorre la habitación como un suspiro liberado.

Lloyd se incorpora un poco más, observando el brillo que emana del objeto. Camila cubre su boca con sorpresa.

Nathan (susurrando):

-Esta cosa... me estaba llamando...

El amuleto emite un resplandor plateado claro, envolviendo las manos de Nathan con un aura que ondea suavemente, como una brisa viva. Su cabello se mueve levemente hacia arriba.

Gabriel cruza los brazos, impresionado. Caelum no dice nada, solo observa, meditando.

Camila (casi en un susurro):

-¿Otro elegido?

Vanessa está escribiendo en su cuaderno con el ceño fruncido. Ryan, recostado en una silla, juega con su lápiz. Christian apoya el mentón en la mano mientras hojea un libro de ciencias. Diana sigue intentando entender el tema de la tarea, pero nota que todos están más distraídos que de costumbre.

Vanessa (deteniéndose de golpe):

-¿...Qué fue eso?

Ryan la observa con seriedad. Por primera vez en todo el día no bromea.

Ryan (mirándola fijamente):

-Tú también lo escuchaste, ¿verdad?

Vanessa (asiente lentamente, desconcertada):

-Sí. Una voz... no sé de dónde. Me dijo... "Búscame... búscame"...

Christian levanta la cabeza bruscamente. Sus ojos se entrecierran.

Christian (lento):

-Yo también la oí... susurrando. Como si... viniera del interior de la casa.

Diana los mira a los tres con una mezcla de preocupación y confusión.

Diana (alerta):

-¿Qué están diciendo? ¿Qué voz? Yo no escucho nada...

Ryan (incómodo):

-No lo sé, pero no es una coincidencia. Primero Nathan, ahora nosotros.

Sin decir nada más, los tres se ponen de pie. Diana los sigue con la mirada, sin entender lo que ocurre.

Diana (de pie):

-¿A dónde van? ¡Oigan! ¡Ryan! ¡Christian! ¿Vanessa?

Los tres se miran entre sí y luego avanzan hacia la casa, como si algo los guiara desde dentro. Diana se queda atrás, insegura, inquieta.

[Interior - Casa, pasillo hacia la cocina]

La voz es más clara a cada paso. Se sienten atraídos por una energía invisible que pulsa suavemente desde la cocina.

Voz (para los tres, con timbres distintos):

-Ven a mí... maestro del fuego...

-Tú... dominas la tierra...

-Acércate... hielo eterno...

Cuando entran en la cocina, se detienen de golpe. Sus ojos se clavan en la mesa donde reposan los amuletos brillando con distinta intensidad. Cada uno parece vibrar levemente al notar su presencia.

Caelum los observa con el ceño fruncido. Una sombra de molestia se le nota en el rostro. Susurra en voz baja, casi para sí mismo:

Caelum (entre dientes):

-¿Por qué ellos...? ¿Por qué estos jóvenes?

Gabriel lo escucha claramente. Le lanza una mirada tranquila, pero firme.

Gabriel:

-Porque ellos los escucharon, Caelum. Y tú sabes lo que eso significa.

Se vuelve hacia los recién llegados y les hace un gesto con la mano para que se acerquen.

Gabriel (en tono solemne):

-Pasen. Los amuletos los están llamando. No teman.

Ryan, Vanessa y Christian intercambian miradas. Hay duda, tensión, pero también una extraña certeza. Lentamente, se acercan.

Ryan es el primero en mover la mano hacia el amuleto de fuego. Apenas lo toca, una chispa rojiza se enciende en el centro del cristal y una pequeña onda de calor lo envuelve. Él sonríe, sorprendido.

Ryan (con tono nervioso, pero emocionado):

-Vaya... Esto es real, ¿no?

Christian extiende la mano hacia el amuleto de tierra. Cuando lo toca, el suelo tiembla levemente bajo sus pies. No se inmuta. Su expresión es seria, como si algo dentro de él se alineara por primera vez.

Christian (casi murmurando):

-Siento que... esto siempre fue mío.

Vanessa duda un segundo más, pero sus ojos se clavan en el amuleto de hielo. Es el más brillante, frío y hermoso. Lo toma con suavidad, y una neblina helada acaricia sus dedos. Suspira con asombro.

Vanessa (impresionada):

-Está... vivo. Como si me conociera.

Gabriel los observa con atención, notando cómo cada uno se conecta con su amuleto. Caelum, al fondo, aprieta los puños, pero no dice nada.

Lloyd, que había permanecido en silencio junto a Camila, se acerca a ella lentamente. El brillo de los amuletos se refleja en sus ojos verdes.

Lloyd (en voz baja, preocupado):

-Camila... ¿Tú también lo sientes, verdad? Todo esto... está despertando.

Lleva la mano a su pecho, notando un leve calor y un murmullo en su interior. Luego, gira hacia Lloyd.

Camila (con voz suave, un poco nerviosa):

-Sí... siento que algo importante acaba de empezar.

-Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué todos a la vez?

Lloyd (mirando a los demás):

-No lo sé... pero esto no es una coincidencia.

En ese momento, Diana entra corriendo, jadeando. Mira la escena y se queda completamente paralizada al ver a todos con los amuletos en mano, brillando intensamente. Se acerca a Camila, confundida.

Diana:

-¿Qué... qué está pasando? ¿Por qué todos tienen eso? ¿Qué son?

Camila la toma suavemente del brazo, intentando calmarla.

Camila:

-Diana... no sé cómo explicarlo. Pero parece que los amuletos... los están eligiendo.

El ambiente está cargado de energía. El leve resplandor de los amuletos ilumina los rostros de los jóvenes. Ryan sostiene el de fuego, Christian el de tierra, Vanessa el de hielo. Gabriel permanece quieto por un instante, como si una verdad profunda se revelara ante sus ojos.

Gabriel (mirando a Camila con una mezcla de orgullo y asombro):

-Ellos son...

(Pausa, su voz baja con solemnidad)

-Los cuatro de quienes hablaba la profecía...

Sus ojos se desvían lentamente hacia Lloyd, que se mantiene al lado de Camila, con el rostro sereno pero atento.

Gabriel (más fuerte, como si confirmara una sospecha largamente temida):

-Y Lloyd... él es el quinto.

(Inspira profundamente)

-Aquí están... los cinco alumnos elementales de la profecía.

Vanessa aprieta el amuleto con fuerza, su mirada salta de un rostro a otro, abrumada por lo que acaba de escuchar.

Vanessa (algo alterada):

-¿Qué... qué están diciendo? ¿Alguien puede explicarme qué está pasando? ¿Qué significa esto de "profecía"? ¿Y por qué siento que el aire está congelado alrededor mío?

Gabriel se acerca a ella con una voz calmada, paternal, sin dejar de mirar a los demás.

Gabriel:

-Tranquila, querida... te lo explicaré todo, lo prometo.

(Hace una pausa y gira hacia Caelum)

-Pero primero... es hora de que llames a Francisco.

(Con firmeza)

-Tenemos cinco jóvenes que entrenar... y seis cristales que encontrar.

Caelum lo mira con desagrado apenas disimulado. Sus labios se tensan, pero al final asiente, resignado.

Caelum (con voz seca):

-Como desees. Espero que estén a la altura...

En ese instante, Ryan siente algo en su mano. La abre con curiosidad y una llama brota, cálida y danzante como una chispa viva. Él retrocede un paso, los ojos muy abiertos.

Ryan (gritando):

-¡¿QUÉ CARAJOS ES ESTO?!

-¡ME ESTOY QUEMANDO-!

Sale corriendo hacia el jardín, agitando la mano en pánico. Todos reaccionan de inmediato y lo siguen.

[Exterior - Jardín]

Ryan cae de rodillas en el césped, sacudiendo la mano con desesperación. Pero la llama sigue allí, viva, sin consumirlo.

Nathan (desconcertado):

-¡¿Cómo hizo eso?! ¡Eso no es normal!

-¿Qué es todo esto?!

Vanessa (a punto del colapso):

-¡Sí! ¿Qué está pasando aquí? ¡Esto no es normal! ¡Esto es brujería o algo peor!

Gabriel se acerca con calma, como si hubiese visto esto antes. Se detiene frente a Ryan y extiende la mano.

Gabriel:

-Tranquilo, Ryan. El fuego no te hará daño mientras el amuleto esté contigo.

(Su voz es firme pero reconfortante)

-Ese fuego no es una amenaza. Es parte de ti ahora.

Ryan respira agitado, pero al mirar la llama con más detenimiento, nota que no duele... incluso le resulta familiar. Poco a poco, la llama se disipa.

Ryan (jadeando):

-No me quemó...

(Asombrado)

-Pero lo sentí... como si quisiera protegerme.

Gabriel (mirando al grupo con seriedad):

-El despertar ha comenzado. La profecía ha sido puesta en marcha.

(Camina lentamente entre ellos, como un maestro observando a sus aprendices por primera vez)

-Aquí están ustedes cuatro... cada uno elegido por un amuleto elemental.

(Se detiene junto a Lloyd y posa una mano sobre su hombro)

-Y aquí está Lloyd... el corazón de esta generación. El maestro de la Esencia que unirá a los demás.

Todos se quedan en silencio, procesando lo que significa. La tensión es palpable, pero también la sensación de que algo más grande que ellos está en movimiento.

Una figura encapuchada observa la escena desde lo alto de una rama. Sus ojos brillan desde la oscuridad.

El Encapuchado (en voz baja, grave):

-Así que es cierto... los amuletos elementales han despertado.

(Observa a Lloyd con especial atención)

-Ese chico... sí... él es el elegido.

(Una sonrisa torcida se forma en sus labios)

-Mi señor debe saber esto cuanto antes...

La figura desaparece entre las sombras, dejando solo el sonido del viento moviendo las ramas.

[FIN DEL EPISODIO]

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