Olor A Sol (Minsung ) Capitulo 5

Uno nunca sabe en qué clase de situación puede terminar. Pero para alguien como él… era mejor estar preparado para todo. Cargó el arma. La descargó. La volvió a montar. Finalmente, la dejó sobre la mesa con cuidado. Luego dirigió la mirada hacia la esquina donde estaba la maleta con el dinero. Estaba a medio abrir, tentadora, vulnerable.

Lee know

Debería esconder eso también

Se puso de pie, caminó hasta las cortinas del departamento y las revisó. Seguían bien cerradas. Aun así, apartó un poco una de ellas y se asomó por la rendija, asegurándose de que no había nadie observando desde el exterior. Solo una anciana regando sus plantas. Un gato cruzando la calle. Nada que indicara peligro.

Volvió hacia la maleta y la arrastró hasta el armario empotrado. Corrió un estante, levantó una baldosa floja del suelo que había notado al llegar y escondió el dinero allí, bien envuelto en una tela negra. La baldosa volvió a su sitio. El estante cubrió el hueco. Listo. Fuera de la vista. Como todo lo demás. Cerró el armario, se estiró un poco el cuello y suspiró. Era momento de empezar una nueva vida. O al menos intentarlo.

Porque Lee Minho sabía que no importaba cuántas veces cambiaras de nombre, de ropa, de barrio o de idioma… tu pasado siempre encontraba una forma de tocarte el hombro. Y en su caso, ese toque a veces venía en forma de una sonrisa, de un aroma imposible o de una voz cálida que decía: "Si necesitas algo… solo avísame."

La noche llegó como una marea lenta y pesada. En el interior del departamento, todo estaba en completo silencio, salvo por el suave zumbido del refrigerador y el ocasional crujido de la madera vieja que componía el suelo. Minho estaba recostado en el sofá, con una toalla húmeda sobre la frente y una lista mental de cosas por hacer girando sin parar en su cabeza.

Afuera, el mundo seguía respirando. El sonido lejano de una motocicleta, un perro que ladraba sin mucha convicción, un televisor encendido en algún apartamento vecino. Todo normal. Demasiado normal.

Minho entrecerró los ojos, sintiendo que algo no encajaba. Había desarrollado un sexto sentido para estas cosas, para detectar cuando el aire comenzaba a cargar una tensión invisible. Se incorporó y se acercó a la ventana. No la abrió. Solo corrió un poco la cortina, apenas lo suficiente para espiar sin ser visto.

En la esquina, a unos metros del poste de luz más cercano, había una figura. Una sombra apenas perceptible. Quieto. De espaldas. Inmóvil. No parecía hablar por teléfono. No fumaba. No caminaba. Solo… estaba. Minho apretó la mandíbula.

Lee know

No esta noche

Susurró para sí mismo. Dio media vuelta y caminó directo hacia el armario. Sacó la pistola. Revisión rápida. Cargada. Lista. No se estaba arriesgando a que fueran ellos. No de nuevo.

Caminó hacia la puerta en silencio, sin hacer ruido. Apagó la luz del living antes de girar el picaporte con cuidado. Salió al pasillo sin cerrar del todo, dejando una rendija abierta. Sus pasos eran suaves, casi inaudibles, como si flotara en vez de caminar.