Un Corazón Frio
Mi espalda se removía. No tenía por qué darme la vuelta para saber lo que era. Llevaba dos meses siendo su prisionera y esclava.
De repente sentí como introducía sus frías manos bajo mi camiseta. Yo me aparté de un brinco, pero me agarró de manera brusca del brazo posicionándolo encima de mi cabeza junto al otro. Ya que tenía las manos atadas con una cuerda. Intenté zafarme de su agarre, pero hizo más fuerza de la que ya hacía y se subió a horcajadas sobre mis muslos deteniendo el movimiento de mis piernas. No conseguía quitármelo de encima.
―Estate quieta o será peor.
―¡Suélt…mmm!―. No pude gritarle nada porque me tapo la boca con la suya.
Sentí su lengua recorrer todos los rincones de mi boca. Quería apartarlo de mí como fuera, no quería caer otra vez en esta trampa que hacía cuando a él le apetecía. Llevaba semanas intentando resistirme a que me tocara como le viniese en gana. No soportaba que me tratase como un trozo de carne que solo le importaba para satisfacer sus propias necesidades.
Abandonó mis labios para dirigirse hasta mi cuello, mientras que con una de sus frías manos se adentraba bajo mi camiseta. Entonces yo aproveché y dirigí mi boca entre su hombro y cuello donde le hinqué los dientes fuertemente. Escuché que soltó un pequeño gemido de dolor y reducía un poco su fuerza, y lo empujé a un lado con mi cuerpo. Rápidamente me levanté y salí corriendo de allí. Pero antes de poder adentrarme en el bosque sentí que me agarraba por detrás y me tiraba fuertemente contra el suelo. Arqueé la espalda por el dolor que sentí en esa zona.
―Estoy empezando a hartarme de tus patéticos intentos de fuga―Vi que estaba a mi lado de pie, mirándome con sus profundos ojos negros y fríos―. Da gracias a que no te mate por lo que me has hecho en el cuello.
Me agarró de la camiseta y me levantó de un tirón del suelo. Tiró de mí hasta llegar de nuevo junto al fuego para volver a echarme al suelo. Se abalanzó sobre mí y volvió a alzarme los brazos mientras me los sujetaba.
No dejaba de besarme de forma brusca, y ya no podía apartarlo. Con una mano consiguió abrirme la camiseta y dejar expuestos ante sus ojos mis pechos cubiertos por la ropa interior, que manoseó sin miramiento alguno. No paraba de intentar moverme, pero era inútil, me tenía sujeta con fuerza y tenía todo el peso de su cuerpo encima de mí.
Empezó a tocarme en mi intimidad bajo la ropa interior sin ningún pudor mientras devoraba mis pechos a su antojo.
―¡Sasuke, para ya!―. Le grité intentando volver a morderle, pero él aprovechó para introducir su lengua dentro de mi boca. Se colocó entre mis piernas y pude sentir lo excitado que estaba.
―Tú no eres quien para darme órdenes―. Dijo con una voz ronca y fría en mi oído.
Me echó el cuello un poco hacia atrás y me mordió muy fuerte, devolviéndome lo que yo le había hecho anteriormente. Me sacó las últimas prendas que me quedaban, y aproveché para darle una serie de patadas. Pero él me agarró las piernas y las colocó en su cadera, para que él pudiera entrar completamente en mí de una estocada. Grité cuando lo sentí entrar de esa forma brusca arqueando la espalda. Me trataba como si fuera un simple objeto para el sexo. Y lo peor es que quería sentirle así, pero no de esta manera sin sentimientos.
Aún quería a Sasuke, y lo sigo queriendo, y eso me convierte en una masoquista. Querer a alguien que te hace daño y no hace otra cosa que romperte el corazón, era de una verdadera masoquista. Con una mano me alzó de las caderas y me embistió con más fuerza. Desde que lo hicimos por primera vez, no podía dejar de sucumbir ante él y dejar que el deseo se apoderase de mí, pidiéndome más de él.
Lo escuchaba jadear cerca de mi oído, mientras seguía sujetándome las manos. Yo estaba a punto de alcanzar el clímax, y él lo sabía porque bajó el ritmo de sus embestidas. Siempre me hacía lo mismo, no dejaba de torturarme cuando empezaba a llegar al orgasmo. Intenté mover mis caderas contra las de él, pero me tenía agarrada fuertemente de ella impidiéndome el movimiento. Le miré, y vi que me observaba con sus profundos ojos negros y un toque sonrojado en las mejillas, con la frente perlada en sudor.
Se detuvo y no pude reprimir soltar un pequeño sollozo. Deseaba que siguiera, no podía más. Comenzó a masajearme el pecho derecho mientras acariciaba con sus dedos mi pezón por encima de la tela. No pude hacer otra cosa que arquear la espalda y gemir frustrada. Me estaba volviendo loca. Apartó la tela y sustituyó sus dedos por su lengua y dientes, mientras me embestía lo más lentamente que podía.
―Sa…suke,…por…por favor―. Me odiaba a mí misma por suplicarle de esa manera, y ver como en sus labios se formaba una sonrisa arrogante y llena de satisfacción. Me torturaba así solo para eso. Para saber que tenía todo el control sobre mí y jactarse de ello.
Me volvió a embestir fuertemente, y solté un ronco gemido mientras arqueaba la espalda y el me apretaba más a él y aumentaba el ritmo. Pronto los dos llegamos al clímax, y Sasuke terminó echado encima mía con la respiración entrecortada.
Me empezó a entrar el remordimiento de lo que había hecho. Casi todas las noches igual.
Lo aparté de mí de un empujón, y recogí mis ropas separándome lo más lejos que pude de él.
Estaba temblando. Sentí rabia por ser tan débil frente a él y haberme doblegado al deseo de volver a sentirlo. Noté que en mis manos comenzaron a caer gruesas lágrimas que estaba intentando, sin éxito, dejar que salieran. Entonces sentí su respiración y su húmeda lengua recorrer mi oreja. Salté de un brinco y volví a alejarme de él. Pero fue lo bastante rápido como para rodearme la cintura con su brazo y no dejarme escapar.
―Deja de llorar y duérmete ―Tras decir esto con su tono frío característico en él, me echó sobre el suelo y él se fue hacia otro lado―. Mañana no quiero estar cargando contigo porque no te despiertas.
Como una estúpida intenté dormir, pero seguí llorando silenciosamente.
Llevaba dos meses con él, dos eternos meses prisionera de Sasuke. Nadie había venido en mi ayuda. Al principio creí que me habían dado por muerta, pero no podía ser, tenían que encontrarme y liberarme de este infierno que estaba pasando junto a Sasuke.
Ni siquiera sabía a donde nos dirigíamos ni por qué. Solo debía caminar y ser obligada a obedecer todo lo que él me mandaba que hiciera. Y yo seguía enamorada de él.
Porque, a pesar de todo, aún seguía teniendo la patética esperanza de que Sasuke cambiaría.
De que volvería a ser el Sasuke de antes. No aquel monstruo lleno de odio y sed de venganza sin sentimientos. Quería volver a ver al Sasuke que una vez me dio las gracias antes de abandonarnos.
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El corazón frio de Sasuke Uchiha
Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto y no a mí.
En esta historia se requiere que veas el anime o lo conoscas, de lo contrario no entenderán la trama.
Está historia está con el hecho de entretener.
Los personajes principales son ellos
Estaré atenta a los comentarios, gustan leer la continuación de esta historia.
sin más que decir, es pero que les aya gustado, bye 😉❤️
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Updated 22 Episodes
Comments
Mayra Velasquez
Está lindo ☺️
2022-10-04
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