El reloj marcaba las 9:34 p. m.
La habitación de Sasuke estaba en penumbra. Solo una lámpara de escritorio lanzaba su luz cálida sobre un libro de estadística olvidado. Afuera, la ciudad vibraba con el zumbido nocturno de autos y faroles, pero dentro, el aire estaba denso, inmóvil, como si respirara algo que nadie decía.
Sasuke estaba de pie junto a la ventana, inmóvil, con los brazos cruzados, observando el reflejo de sí mismo en el vidrio. Había tensión en sus hombros, y rigidez en su mandíbula. Y detrás de él, Suigetsu estaba sentado sobre su cama, apoyado en los codos, con una lata de soda y una sonrisa que no llegaba a los ojos.
Suigesu
Entonces, ¿vas a quedarte así toda la noche?
Suigesu
¿O me vas a decir lo que realmente piensas?
Sasuke no respondió.
Suigesu
Mira que te conozco, Uchiha.
Suigesu
Ese silencio tuyo no es vacío. Es rabia.
Suigesu
Y celos, probablemente. Aunque no quieras admitirlo ni bajo tortura.
El silencio fue su única respuesta.
Suigetsu resopló y se dejó caer completamente sobre la cama.
Suigesu
Ya, dilo de una vez: ¿estás molesto porque el nuevo…
Suigesu
Gaara, ¿no? O como se llame. preguntó por Naruto?
Suigesu
¿O porque Naruto estaba prácticamente derretido frente a Hinata como si fuera un adolescente sin dignidad?
Sasuke apretó los puños. El reflejo en el vidrio lo delataba.
Suigesu
Pensé que ya lo habías superado.
Añadió Suigetsu, casi con tristeza.
Suigesu
Pero es obvio que no.
Flashback — Tres años atrás
Sasuke: 18 años | Suigetsu: 19 años
La habitación de Sasuke en la residencia de primer año era igual que él: limpia, estructurada, silenciosa. Un escritorio con los libros alineados, una cama perfectamente tendida, una taza de té a medio terminar aún caliente.
Suigetsu estaba tirado sobre el suelo, hojeando una revista que claramente no le interesaba. Llevaban semanas estudiando juntos, comiendo juntos, hablándose por mensajes incluso de madrugada. La confianza se había colado entre ellos sin pedir permiso.
Suigesu
Eres el tipo más cerrado que conozco.
Dijo Suigetsu, sonriendo.
Suigesu
¿Alguna vez te relajas?
Sasuke no respondió. Solo lo miró de reojo.
Suigesu
¿Tienes novia?
Sasuke
No.
Suigesu
¿Te gusta alguna chica de la universidad?
Sasuke se tensó.
Sasuke
¿Por qué preguntas eso?
Suigesu
Por curiosidad. Solo quería saber tu tipo.
Dijo Suigetsu con naturalidad.
Sasuke apartó la vista. Una pausa larga cayó entre ellos. Solo se oía el zumbido del ventilador del techo.
Sasuke
No. No me gustan las chicas.
Suigetsu alzó la cabeza.
Suigesu
Entonces… ¿te gustan los chicos?
Sasuke asintió, apenas.
Sasuke
Pero no lo digo. No delante de nadie.
Sasuke
Si mis padres se enteraran…
Suigesu
¿Y por qué les importa con quién te acuestas?
Sasuke lo miró con una mezcla de dolor y fastidio.
Sasuke
Porque son los Uchiha.
Sasuke
Porque dirigen empresas y vivimos bajo un nombre.
Sasuke
Porque creen que ser gay es una desviación.
Sasuke
Porque arruinaría todo. Porque dejaría de ser… “perfecto”.
Suigetsu se sentó lentamente.
Suigesu
Entonces tú… nunca has estado con nadie.
Sasuke negó con la cabeza. Sus mejillas se colorearon.
Sasuke
Nunca quise que nadie lo supiera.
Suigesu
Yo no soy “nadie”, Sasuke.
Y esa noche, entre susurros, se besaron por primera vez. Fue torpe, suave, pero con un fuego oculto.
Cuando Sasuke le permitió tocarlo por primera vez, sus manos temblaban.
Cuando Suigetsu lo desvistió, lo hizo con una delicadeza reverente.
Y cuando hicieron el amor por primera vez, Sasuke comprendió que no era el placer lo que más le asustaba, sino la intimidad. La entrega. El ser visto tal como era, sin máscara, sin apellido.
Suigesu
Eres perfecto.
Susurró Suigetsu, acariciando su cabello sudado después.
Suigesu
Incluso si no quieres que nadie lo sepa.
*
Flashback — Un año atrás
El campo del campus estaba iluminado por las farolas tenues. Naruto reía con Kiba mientras lanzaban una pelota de fútbol en el césped. Su voz llegaba clara desde lejos, y Sasuke la seguía con la mirada desde la sombra de un edificio.
Suigetsu lo encontró allí, callado, como una estatua.
Suigesu
¿Otra vez mirando al sol?
Preguntó en tono burlón.
Sasuke no reaccionó.
Suigesu
Dime la verdad, Sasuke. ¿Te gusta?
Sasuke bajó la cabeza.
El silencio confirmó lo que Suigetsu ya sabía.
Suigesu
¿Desde cuándo?
Sasuke
Desde que lo conocí.
Dijo Sasuke al fin, su voz rota.
Suigetsu no dijo nada más.
Pero esa noche, por primera vez, se fue sin besarlo.
Y sin despedirse.
*
Presente
Suigesu
Solo digo que deberías dejar de perder el tiempo.
Suigesu
Naruto es tan homo como lo soy yo de monje.
Suigesu
Va detrás de Hinata como si fuera su presa.
Suigesu
¿O es que no viste lo que pasó hoy?
Sasuke apretó los dientes.
Suigesu
Y encima, como si no fuera suficiente, ahora también Gaara está interesado.
Suigesu
¿Qué tiene ese estúpido que todos giran en torno a él?
Sasuke
Suigetsu.
Dijo Sasuke en tono bajo.
Suigesu
Dímelo, ¿qué tiene él que no tenga yo?
Suigesu
¿Por qué todos lo miran como si fuera especial?
Suigesu
¿Y tú también?
Sasuke se giró. Su mirada era tormenta.
Sasuke
Cállate.
Suigesu
No.
Sasuke
¡Te dije que te calles!
Y Sasuke lo besó.
Fuerte. Rabioso.
Suigetsu se quedó inmóvil un instante, pero luego le devolvió el beso. Abrió los labios, dejó que Sasuke lo empujara hacia la cama, lo tocara con desesperación.
Era familiar. Era doloroso.
Era todo lo que aún no sabía soltar.
Suigesu
¿Esto es lo que haces cuando no quieres pensar?
Preguntó Suigetsu entre jadeos, cuando Sasuke comenzó a quitarle la camisa.
Sasuke
No hables.
Susurró Sasuke, casi suplicando.
Suigetsu lo abrazó por la cintura, y sus cuerpos se encontraron como tantas veces antes. Pero esta vez era diferente.
Esta vez, Sasuke no cerró los ojos por placer.
Los cerró para no ver el rostro de quien deseaba realmente.
Suigetsu lo supo. Lo aceptó. Porque en su corazón, por más que ardiera, tener aunque fuera una parte de Sasuke era mejor que no tener nada.
Suigesu
Siempre… siempre vuelves a esto.
Murmuró Suigetsu, arqueándose cuando los labios de Sasuke encontraron su cuello, mordiendo, chupando, dejando marcas moradas que no durarían lo suficiente.
Suigesu
¿Para qué? ¿Para olvidarlo?
Sasuke no respondió. En lugar de eso, deslizó una mano entre ellos, desabrochando el pantalón de Suigetsu con movimientos torpes por la prisa. Suigetsu soltó un gemido áspero cuando Sasuke lo tomó con firmeza, sin preámbulos, sin la delicadeza que se reservaba para *él*.
Suigesu
Joder…
Suigetsu cerró los puños en las sábanas, con las piernas temblorosas.
Suigesu
Así no… no voy a durar ni cinco minutos.
Sasuke
Cállate.
Sasuke gruñó contra su boca antes de volver a besarlo, esta vez más hondo, con la lengua entrelazándose en un ritmo que ambos conocían demasiado bien.
Suigetsu se dejó llevar, sabiendo que cada caricia, cada mordisco, cada gruñido ahogado de Sasuke no era para él.
Pero cuando Sasuke lo empujó boca abajo contra el colchón, cuando le apartó las piernas con brusquedad y alineó su cuerpo contra el de Suigetsu, este no protestó.
Solo enterró el rostro en la almohada, conteniendo un grito cuando Sasuke entró en él de un empujón seco, sin preparación, sin más lubricante que el precum y la obstinación.
Suigesu
¡Ah, mierda!
Suigetsu apretó los dientes, los músculos tensándose alrededor de Sasuke.
Suigesu
Siempre… siempre tan jodidamente egoísta…
Sasuke no se detuvo. Agarró las caderas de Suigetsu con fuerza suficiente para dejar moretones y comenzó a moverse, cada embestida una descarga eléctrica de fricción y culpa.
La cama crujía bajo ellos, el sonido mezclándose con los jadeos entrecortados, con los gemidos que Suigetsu no podía contener.
Suigesu
¿Así es como lo quieres?
Suigetsu logró burlarse, aunque su voz se quebró cuando Sasuke cambió el ángulo, rozando *ahí*.
Suigesu
¿O prefieres imaginarte que soy él?
Sasuke lo agarró del pelo, tirando hacia atrás para silenciarlo con otro beso brutal. Suigetsu sintió el sabor a hierro en sus labios, el peso de los cuerpos sudorosos pegados, la forma en que Sasuke se movía dentro de él como si quisiera perderse, como si quisiera castigarse a sí mismo por desear algo que nunca tendría.
Y cuando Sasuke llegó al clímax, con un gemido ahogado y los músculos tensos como cuerdas, Suigetsu lo siguió poco después, manchando las sábanas entre ellos.
El silencio que siguió fue más frío que el vacío entre sus cuerpos. Sasuke se separó de inmediato, como si tocar a Suigetsu un segundo más lo consumiría.
Suigetsu se rió, amargo, frotándose las marcas en las muñecas.
Después, ambos quedaron recostados en la cama, sudados, respirando con dificultad. Sasuke miraba el techo. Suigetsu, de lado, lo observaba.
Suigesu
Sabes que nunca te voy a odiar, ¿verdad?
Dijo en voz baja.
Suigesu
Incluso si nunca me amas.
Sasuke no respondió.
Suigetsu le acarició el rostro con suavidad.
Suigesu
Pero prométeme algo.
Sasuke
¿Qué?
Suigesu
Que si algún día él te rechaza… no me uses solo para olvidar.
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