Capítulo Tres

—Buenos días. Soy Kostas Papadakis, el tío de Athina. Se durmió en el auto y no despierta con nada —decía apenado ante la situación. Inmediatamente la recepcionista se paró de su sitio y se acercó a ellos.

—Señor Kostas, venga siente a la señorita Athina en este sillón. —La chica le indica dónde la debe de sentar en la sala de espera—. Yo la voy a despertar; porque ella no duerme, ella muere.

Cuando Kostas la sienta en la silla, la recepcionista le da un doloroso pellizco en el brazo que hace gritar a Athina.

—¡Auch! —Athina despierta asustada por el dolor y se tranquiliza al ver que es Ivet. —Ivet, no me vuelvas a despertar así.

Athina le alega a Ivet y escucha las risas de las demás personas que están en la recepción, hasta que sus ojos se dirigen a su tío Kostas, que mira a su amiga con cara de enojo.

—Señorita, no vuelva a lastimar de esa manera a Athina. —Ruge con demasiada molestia.

Ivet agacha la mirada con temor.

—Disculpe, señor, es que es de la única forma que Athina despierta, si no lo hace con su despertador o de manera espontánea. —Esta respuesta pone intranquilo a Kostas. No es normal que pase esto.

—De todos modos no lo vuelva a hacer. Eso le dolió a Athina. —Athina se sorprende de la sobreprotección de su tío y a la vez la emociona que sea asi.

—Tranquilo, tío, eso ya me ha pasado varias veces y no me molesta. De todos modos debo de despertar de alguna manera. Lo peor fuera que no despertara con nada. —esa explicación no le gustó a Kostas. Algo le pasaba a Athina y él lo iba a descubrir.

—¿Tu papá sabe de esto? —Kostas quiso seguir indagando.

—Sí, tío, él me ha llevado al médico. Ya me tengo que ir; pronto empezarán las clases de la tarde. ¿Me prestas tu celular para guardar mi número? —Kostas obedece al pedido tanto que ni nota el cambio de tema tan brusco que hizo. Athina, antes de recibirlo, se lo hizo desbloquear, anotó su número de teléfono y se hizo una llamada perdida. —Listo, ya tienes mi número y yo el tuyo. Prométeme que cuando cumpla mis 18 años y salga del internado, me lleves a bailar. Eso quiero de cumpleaños; jamás he ido a una barakia y estoy segura de que mi papá me deja ir a una si es contigo.

Kostas no sabía qué decir, pero no se podía negar al pedido de Athina, así que asintió y ella, feliz, le dio los ya acostumbrados besos en cada mejilla. Se despidió y se fue corriendo como una niña pequeña hacia su habitación para ir a las clases.

Kostas se quedó de pie mirando hacia donde fue Athina y, detrás de ella, salió la chica llamada Ivet. No sabe cuánto tiempo estuvo ahí parado, pero debió ser un buen rato, pues salió nuevamente Athina con sus libros hacia los salones de clases, que ya se estaban llenando con las chicas internas y las que llegaban de afuera.

Ella lo miró y le hizo un gesto chistoso y siguió su camino. Solo con ese gesto, Kostas reaccionó y salió rápidamente de ese internado. Debía olvidarse de lo que sentía al lado de Athina y para eso debía concentrarse en su trabajo en este mes que Athanassiau estaba de luna de miel con su hermana Alondra. Un mes, un mes fuera de todo pensamiento que lo llevara a Athina.

Mientras que Athina fue a su habitación, fue seguida de su amiga Ivet.

—Athina, ¿qué fue eso? ¿Es que no te has vuelto a tomar las pastillas? —Ivet la increpa y Athina solo levanta los hombros, restándole importancia a sus reclamos. —¿Es en serio? Qué irresponsable eres. Hace mucho tiempo que no te daba un episodio de esos.

—Ivet, esas pastillas me estaban haciendo aumentar de peso, además me dolían mucho las piernas. —Athina trataba de justificarse con su amiga Ivet.

—Sí, niña tonta, pero ¿acaso no podías hacer dieta y ejercicio? —Athina mira a Ivet haciendo una mueca de desagrado.

—¿Sabes qué es lo que más amo y lo que más odio? —Athina le devuelve la pregunta a su amiga.

—¿Aparte de amar a tu tío? —Athina la mira colocando su dedo en la boca en señal de silencio y mirando temerosa hacia la puerta de la habitación. —Jajaja, tonta, ya sé que lo que más amas es la comida y lo que más odias es hacer ejercicio. Ya sé que eres una floja. Entonces, ¿dime qué vas a hacer? Porque ya preocupaste a tu tío Kostas, que déjame decirte que está bien guapo, más de lo que me imaginé. —Athina la fulmina con la mirada—. Tranquila, es todo tuyo. Pero lo más seguro es que él va a preguntarle a tu papá por tu enfermedad.

—¿Sabes cuál es la solución a mi enfermedad si no quiero tomar más de esas pastillas? —Ivet la mira asombrada.

—Entonces, ¿eso vas a hacer? Estás loca, aún estás joven. ¿Y acaso no quieres ir a la universidad? ¿Y tantos sueños que tienes? —Ivet está que no cree lo que va a hacer Athina.

—Ya, cálmate. No es que lo vaya a hacer mañana. Es solo un plan; por el momento retomaré las pastillas para que no me vuelvan a dar las crisis. —Athina tomó sus libros y salió de la habitación, dejando a Ivet ahí parada y demasiado confundida. Pero lo que no sabe, es que Athina le ha mentido y jamás volverá a tomar esas pastillas.

Cuando salió hacia la recepción y vio a Kostas aún parado donde lo dejó, sintió que estaba haciendo las cosas bien y le sacó la lengua de manera divertida para entrar a su salón de clases.

Pasó una semana y Athina, al dejar pasar un tiempo prudente, sintió que era momento de enviarle un mensaje a su tío Kostas.

📱 Hola, tío, espero que te encuentres bien. No sabes cuánto deseo que el tiempo pase y llegue el día de mi cumpleaños. Sé que va a ser el mejor cumpleaños de mi vida. Te deseo que este resto de mes te rinda en el trabajo hasta que papá vuelva. Un abrazo desde Olimpia hasta Atenas.

Kostas, al ver la notificación, se sorprendió al ver que era un mensaje de Athina. Lo leyó, pero no lo respondió. Había a duras penas que olvidarse de ella y con ese mensaje su pensamiento se volvió a centrar en esa hermosa niña, hija de su socio y mejor amigo e hijastra de su hermana.

No podía dejarse llevar por la obsesión que le podía hacer perder la razón; esa niña era intocable y lo mejor era olvidarse de ella. Mientras tanto, Athina maldecía el hecho de que Kostas la haya dejado en visto. Pero no iba a desfallecer en su intento de que él se fije en ella. Así que al día siguiente no le escribió, simplemente le envió una foto de ella en el jardín del internado.

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Comments

Giovanna Vásquez Medina

Giovanna Vásquez Medina

Querido tío Kostas el amor 💗 no se puede ocultar y te tiene loco Athina 💕 y ella está enamorada 🥰 de su tío Kostas 💕
Gracias 😌 querida escritora @𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋 por actualizar 😌 sigamos apoyando con me gusta publicidad comentarios y regalos 🙂

2025-05-08

26

🥰😍 Violeta ❤️❣️❤️‍🔥💋♥️

🥰😍 Violeta ❤️❣️❤️‍🔥💋♥️

Mm aún no son nada y ya la defiende ya me imagino cuando sean algo

2025-05-08

29

马里克鲁斯

马里克鲁斯

Suggar Daddy, espero y cuando cumpla 18 años me lleves a bailar /Grin/

2025-05-08

27

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