Luego de un par de minutos, llegamos a la clínica. Estaba tan asustada que mis piernas apenas me permitían avanzar con rapidez. Al llegar a la recepción, me acerqué a la joven que estaba sentada revisando algo en la computadora.
"Buenas noches, señorita. Soy Sandra Mehias, la esposa del señor Fabriccio Berlusconi", dije con voz temblorosa. "Me llamaron de la clínica para informarme que él estaba aquí".
"Buenas noches, señora Berlusconi. Debe hablar con el doctor que atendió a su esposo", respondió la recepcionista, visiblemente nerviosa. Sin detenerme a preguntarle qué le pasaba, seguí sus instrucciones y me apresuré a buscar al doctor. Algo en mi interior me decía que las cosas no estaban bien; normalmente, me habrían enviado directamente a su habitación.
Finalmente, llegamos hasta el doctor lo más rápido que pudimos. "Señora Berlusconi, por favor tome asiento", dijo con un tono grave.
"No es necesario, gracias. Por favor, lléveme con mi esposo", respondí con firmeza.
"Como guste", contestó el doctor mientras guiaba mis pasos hacia una sala privada. "El señor Berlusconi tuvo un accidente en el vehículo que conducía. Los cuerpos de seguridad llegaron al lugar del accidente y le prestaron los primeros auxilios; sin embargo, cuando llegó a la clínica, ya no tenía signos vitales". Hizo una pausa y mi mente se negaba a aceptar lo que estaba escuchando.
"¿Qué me está diciendo, doctor?", pregunté mientras Amanda me apretaba la mano.
"Lo siento mucho. Su esposo llegó sin vida a la clínica y ya no hubo nada que hacer". La noticia golpeó mi corazón como un puño cerrado; el hombre al que había amado durante veinte años y padre de mis hijos ya no estaba conmigo.
"Eso no es cierto; mi esposo no puede haber muerto", insistí descontrolada. "Usted está mintiendo o debe haber un error; Fabriccio está bien", repetía una y otra vez, sintiendo cómo el pánico se apoderaba de mí. "¿Qué les voy a decir a mis hijos? Esto no puede estar pasando; debe ser un error".
"No hay ningún error; hemos comprobado que se trata de su esposo", trató de explicarme el doctor.
"Quiero verlo, exijo verlo. Estoy segura de que no es mi esposo".
"Calma amiga; el doctor solo está haciendo su trabajo", intervino Amanda, apretando mi mano con fuerza.
"Esto no puede estár pasando; mi esposo, el amor de mi vida, no pudo haberme dejado". Continué llorando hasta que una enfermera vino a buscarme para ir a reconocer el cuerpo del que ellos decían era Fabriccio.
Aún con la esperanza de que todo fuera un error, llegué a la morgue de la clínica: un lugar frío y lúgubre, con un olor que helaba la sangre. Amanda permaneció a mi lado en todo momento, brindándome el apoyo que tanto necesitaba.
Cuando llegamos frente a una camilla donde yacía un cuerpo sin vida, sentí una opresión en el corazón tan intensa que parecía doler físicamente.
"¿Está lista?", preguntó el doctor.
Obviamente no estaba lista para esto, pero necesitaba salir de dudas lo más pronto posible. "Sí, doctor", respondí con firmeza, aunque las lágrimas amenazaban con caer nuevamente.
El doctor hizo una señal al encargado de la morgue y este destapó cuidadosamente el rostro del cuerpo sobre la mesa. Al verlo, sentí como si mi mundo se desmoronara ante mis ojos: ahí estaba mi esposo, mi Fabriccio tendido en esa fría plancha y sin vida. Me abracé fuertemente a Amanda mientras lloraba sobre su hombro sin consuelo alguno.
"Lo siento amiga", dijo Amanda ayudándome a salir de aquel tétrico lugar.
"Fabriccio no pudo haber muerto, esto debe ser una pesadilla", dije sintiendo que despertaría en cualquier momento.
Amanda me ayudo con algunos trámites en el hospital, mientras que llamaba a la funeraria para que se hicieran cargo de todo, sin nada más que hacer subimos al auto y emprendimos el viaje de vuelta a casa. La noche estaba más oscura que de costumbre, la sensación que sentía era desesperante, de mis ojos salían lágrimas de dolor. Mientras el auto avanzaba los recuerdos de mi vida con Fabriccio llegaron a mi mente como un torbellino descontrolado. Recordé aquella primera vez que lo vi en la universidad. Había entrado a estudiar en la mejor debido a una beca que me gane por ser la mejor de mi clase.
Desde el primer día él se interesó por mí, nos hicimos amigos y poco a poco me fue ganando, al principio no quería nada con él, yo solo me quería enfocar en mis estudios y en hacerme una profesional para ayudar a mis padres. Sin embargo, con su insistencia logro que me fijara en él. Unos meses después mis padres fallecen en un accidente automovilístico: un hombre sin escrúpulos los arrollo dejándolos sin vida y a mi sola en este mundo. Un año después de la muerte de mis padres Fabriccio me pidió que fuera su esposa, al verme sola y desprotegida acepte su propuesta. A pesar de la oposición de sus padres a nuestra boda nos casamos y formamos una hermosa familia donde el amor siempre prevalecía.
La realidad me golpeo en la cara tan fuertemente que me hizo reaccionar, encontrándome frente a la casa en la que por veinte años había compartido con mi esposo, "¿Cómo le diré a mis hijos que su padre ya no está?", lance la pregunta al aire como si el viento me pudiera responder.
"Tienes que ser fuerte, amiga, ahora debes mantenerte firme para tus hijos". Comento Amanda escuchándose abrumada.
"Mis hijos, como me gustaría poder ahorrarles este sufrimiento". Dije con gran pesar.
Sin pensarlo más me dispuse a entrar a la enorme casa, la cual se veía aún más grande en este momento. En la sala se encontraban mis hijos con sus abuelos. "Al fin llegas, ¿cómo se te ocurre dejar la fiesta e irte quien sabe a donde y quien sabe con quién?", reprochó la madre de Fabriccio.
"Abuela, respeta a mi mamá. Algo tuvo que haber pasado para que ella se fuera sin decir nada". Intervino mi amada hija.
Las palabras se quedaron atoradas en mi garganta impidiendome hablar. Cuando finalmente pude articular una palabra fue para decirle a mis hijos y suegros que su papá, su hijo había fallecido.
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Comments
Sonia Zerpa
Muy buen comienzo, espero q fluya de la misma manera q vayamos leyendo. Sandra no parece la típica sumisa y q se deja de todos, tiene carácter x lo menos lo demostró con los suegros. Sigamos leyendo para ver como se aclara la muerte de Fabriccio.
2025-05-05
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