Hay personas que dirán: "Mi corazón ya latía", sin embargo, este sentimiento provoca algo más en las personas...
Este sentimiento es provocado por una diosa...Afrodita
Según la mitología griega, Afrodita es la causante de este sentimiento, sin embargo, Eros, hijo de Afrodita, es dios del amor, pasión y fertilidad, aunque actúa como Cupido, en la mitología griega y romana.
Eros juega con las flechas de amor y desamor... Unas de mis historias de amor favoritas son las de Apolo y Dafne, Píramo y Tisbe, Orfeo y Erudíce, Aquiles y Pentesilea y finalmente la de Polifemo y Galatea, aunque ciertamente, la última es la menos preferida...
Estas historias se las contaré más adelante, pero ahora nos concentraremos en otra historia de amor...
Una historia que provocó Eros, el cual disparó flechas de amor y odio, a personas al azar, sin imaginar lo que provocaría.
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En aquellos tiempos, en Grecia existía un bello hombre, el más hermoso de Tebas, su lugar natal, aquel chico tenía cabello como hilo de oro, fino, delicado, su piel parecía de porcelana, era blanca, suave y tenía un hermoso brillo que le otorgaba vida...
Él tenía los labios color carmesí, sus mejillas eran ligeramente rosas, pero lo que se llevaba todos los elogios y miradas, eran sus ojos, estos eran de un hermoso color lila, como las lavandas, que hipnotizaba a todos aquellos que se atrevían a mirarlo.
Él se llamaba Jull... Un día, él yacía en su cama, estaba gravemente enfermo, su piel estaba pálida, frágil, mustio, la vida se escapaba de su cuerpo, su pulso estaba débil, él estaba tendido sobre las sábanas blancas que cubrían su cama y sobre Jull, se encontraba una frazada qué arropaba a este.
De repente, se escuchó un fuerte estruendo, el cual provenía de la sala de estar.
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