CAPITULO 5

Duvan Montés

Lilieth aceptó mi invitación a la inauguración, es la única mujer con la que me he acostado más de una vez, es de alma libre y nunca me ha dicho que está enamorada de mí, y yo tampoco siento nada especial por ella, solo soy adicto al buen sexo, y ella me da eso y más, pero lo más importante, es que no hay sentimientos involucrados, odiaría tener que dejar de verla, pero una vez que se desarrolla en sentimientos, todo se viene abajo.

La llevé al apartamento, favorablemente Dominic se quedó hasta cerrar, y pude venir a tener un poco de diversión con la casa vacía, no quería que nos escuchara, en varias ocasiones me ha dicho que modere los gritos que hacen las chicas que traigo, pero es difícil hacerlo, aun así, es mi hermano y sé que debo pensar en él

Después de una deliciosa faena con la invitada del día, decidí salir a la cocina por un poco de agua, de repente escuché el sonido de la puerta, sabía que era Dominic y no me preocupé por qué estaba desnudo, mi hermano sabe lo que tengo, ya perdí la cuenta de cuántas veces ha visto mi hombría, ya me da igual, aunque él siempre se escandaliza, pero después está todo normal.

- Hola querido hermanito, ya estaba comenzando a pensar que no ibas a regresar-- dije mientras me llevaba el vaso de agua a mi boca, pero no obtuve respuesta, así que bajé el vaso para ver a los ojos de mi hermano.

pero este se deslizó de mi mano y cayó al piso dejando fragmentos regados por toda la cerámica de la sala.

- ¡Cuántas veces te he dicho que no andes así por la casa!-- me gritó Dominic, yo tomé lo primero que vi que fue un cojín del sofá, mientras la chica atrás de él se tapaba la boca para no reírse.

- ¡y tú!, ¿de qué te ríes?-- le recriminé a aquella burlona, luego le hablé a mi hermano -- por qué no me avisaste que traerías a alguien, sé que es tu casa, pero sabes cómo soy-- le dije.

- solo sucedió, además no es lo que piensas, solo estoy siendo un buen samaritano -- dije.

- No me importaría si quieres ser más que un buen samaritano, si el tuyo es igual a ese-- señaló el cojín que cubría mis partes -- lo digo por qué son gemelos, son iguales ¿verdad?--no pude aguantar las ganas de reírme y solté una sonora carcajada, pero mi hermano me fulminó con la mirada.

-Vete a tu cuarto y ponte algo decente -- me dijo, y luego se dirigió a aquella chica -- y tú, no me hagas pasar de buen samaritano a malvado, así que será mejor que te comportes o lo último que verás hoy, es al gilipollas de tu exnovio --las palabras de mi hermano fueron severas y se nota que afectaron a aquella chica que se quedó con sus ojos clavados en el piso.

Luego levantó su rostro, respiró profundo y habló con determinación -- pues, si para estar aquí, tengo que dejarme humillar, prefiero que el imbécil de Jordi me golpeé hasta que se canse-- dio media vuelta e intentó salir del apartamento, yo solo era un espectador, viendo una escena de drama.

Mi hermano acarició su rostro con frustración y dio dos pasos largos y logró agarrar a la chica que caminaba hacia la salida del apartamento, la tomó en sus brazos y la cargó como un costal de papas.

- la llevaré a mi habitación, en un rato iré a tu cuarto, hoy dormiré contigo -- me dijo.

- Lo siento, hoy está Lilieth y sabes que ella se queda a dormir -- le respondí.

- Ok, entonces ya solucionaré, ve a tu cuarto, vístete-- me dijo.

-¡Suéltame animal!-- gritaba aquella chica mientras forcejeaba, era un esfuerzo perdido, me he medido en fuerza con Dominic, y nunca le he podido ganar.

Mi hermano siguió caminando con aquella fiera sobre su hombro, entró a su habitación y cerró de un solo portazo, recogi los fragmentos de vidrio que habían quedado dispersados por el lugar, los bote y regresé a mi habitación, Lilieth aún estaba dormida, ni se inmutó, por el escandalo que había en la sala, me puse una pantalón de pijama y me senté frente a la gran venta de cristal que me daba una vista espectacular de Miami.

Cada vez que ella se queda a dormir yo me siento en este lugar, no comparto cama con ninguna mujer, entonces aprovecho y reflexiono sobre la vida que he llevado, se me vienen a la mente mis padres, pienso si desde donde están, me ven y se sienten orgullosos de mi, o quizás merezca una reprimenda como las que a veces me da mi mamá Alejandra, yo trato cambiar, pero no sé que pasa conmigo, aunque me gusta esta vida, siento que necesito ponerle un rumbo más estable, algo que le de sentido a mi vida, pero las mujeres que he conseguido, ninguna ha logrado llenar ese vacío que tengo en mi pecho.

El sueño comenzó a vencerme, cerré mis ojos y de repente sentí unas manos sobre mis hombros y como alguien se sentó en mis piernas, abrí mis ojos lentamente y allí estaba Lilieth con una sonrisa en sus labios.

-¿por qué me dejaste sola? ¿no piensas nunca dormir conmigo? -- preguntó.

Acomodé su cabello detrás de la oreja -- Sabes que no me gusta dormir con nadie, a menos que sea algo serio, y tú y yo no somos nada, ve y descansa-- revisé la hora y eran las 4 de la madrugada -- aún es muy temprano, duerme un poco más y no te preocupes por mi-- le dije, dejé un beso en sus labios y ella sin refunfuñar, volvió a la cama.

Yo volví a cerrar mis ojos, hasta quedar profundamente dormido.

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