hermanos

Los dos hijos del general observaban desde una torre, el entrenamiento, la recién llegada mostraba buena aptitudes para las artes marciales, eso les hizo recordar un poco a su fallecida hermana, el mayor de ellos, se dirigió fuera de aquel piso, para bajar hacía donde los novatos estaban practicando, el vice capitán al verlo, hizo una reverencia y detuvo el ejercicio para que todos pudieran mostrar su respeto al hijo mayor, éste los hizo retirarse a descansar, pero cuando Saya estaba por irse, le llamo para que se acercará, sintió un leve dolor en el pecho, por la nostalgia de poder ver a su hermano mayor de nuevo, incluso deseaba poder abrazarlo como solía hacer antes, pero en su lugar, solo tuvo que inclinarse ante él.

- no hace falta esa formalidad. Mi padre me informó de usted, princesa, que le parece si para mejorar rápidamente, mi hermano y yo le damos lecciones extras.

- ¿haría eso por mi? Estaría honrada de aprender de los hijos del general.

- perfecto. Vice capitán, la princesa entrenará con mi hermano y conmigo de ahora en adelante.

- como usted ordene primer maestro.

El vice capitán se retiró y como ya era hora de la comida, el hermano mayor la invito a comer con ellos en el salón principal.

- primer maestro ¿puedo llamarle hermano Kazuo?

El chico no pudo evitar reír, la princesa no era para nada como le habían dicho.

- por supuesto, princesa ¿o quizás debe llamarte pequeña hermana?

Eso le hizo sonreír, estaría encantada si Kazuo se tomará ese tipo de confianza con ella.

- hermana Saya esta mejor.

- bien, si a la princesa no le molesta, la llamaré así.

Se tomo hasta la libertad de darle una palmadita en la espalda. En el comedor tomo siento frente a los hermanos Izumi, a Shin, el menor, también le fue fácil entablar una amistad con ella, la platica se hizo interesante que hasta cuando acabaron, seguían en sus lugares aun platicando como si ella no fuese otra y siguiera en esa casa siendo Kyoko, pero no, la realidad era otro, aun así no le impide disfrutar de una buena conversación. Se hizo tarde y cuando iban de salida, el general ya estaba llegando, los tres acudieron a rendirle respeto y darle la bienvenida, el general se sorprendió de lo rápido que la joven princesa se familiarizo con sus hijos, lo que era bueno, así ellos ayudarían con su entrenamiento.

Después de los saludos, ella se tuvo que retirar a su habitación para tomar un baño y descansar, fue agotadora la mañana, pero el haber podido platicar con los hermanos, le hizo el día.

Por otro lado, Shin le menciona a Kazuo lo parecida que es la princesa a su hermana Kyoko, incluso durante la comida, sintió como si hablara con ella y no con una princesa, incluso estaba seguro que era totalmente diferente a como la describe, Yuna cuando va de visita a la casa.

Otro día llego, temprano, Saya salió a correr un poco, ya con su ropa se entrenamiento, pero cual fue sus sorpresa al ver llegar al carruaje del tercer príncipe, pensaba que sus días serían pura tranquilidad, pero ya todo se arruinó. Se escondió tras un árbol viendo como bajaba el príncipe y tras de él, Aya, como siempre, ese hombre no puede ir a ninguna parte, sin llevar su juguete favorito; Kaede fue quien los recibió y los llevo al salón principal para que puedan hablar con el general. Sin saber porque están ahí, solo puede predecir que causaran problemas con sus aires de grandeza.

- hermana Saya, no esta bien espiar.

Dio un brinco cuando escucho la voz, al ver a Shin deja salir un suspiro, casi la mata de un susto.

- hermano Shin ¿sabes porque el tercer príncipe esta aquí?

- no, padre no dijo si vendría, quizás vino sin invitación o quizás extraña a su princesa.

- ni de broma, él solo adora a la concubina Aya, la concubina Yuna viene de visita a esta casa y supongo debes saber al respecto.

- algo así, pero esa prima mía no es de mucha confianza. Solo presume cuanto el príncipe la adora más a que su esposa.

Saya ríe fuertemente pero se cubre la boca o podrían escucharla.

- la concubina Yuna, a penas y recibe una mirada del príncipe.

- ya suponía algo así, Yuna siempre gusto de presumir lo que no tiene.

- es verdad...siempre anhelando lo ajeno.

Dicho esto, Shin se sorprende, pero no dice nada, supone que también le ha hecho pasar un mal rato a ella, como piensa seguir con su rutina, se despide y así él, aprovecha para poder ir a averiguar porque el príncipe ha llegado a la mansión.

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