partida

Pese a que estaba pasando hambre y sed, no se queja con los guardias que cuidan la puerta del almacén, eso, por orden de Aya, para evitar que Lili le lleve comida. Si bien la esta pasando mal, no es algo por lo que no haya tenido que pasar durante su entrenamiento en su vida pasada, además, es una buena preparación para cuando comience a ser entrenada por el general; sin darse contar los días una semana había pasado, justo como había predicho, en las puertas de la mansión, los mensajeros personales de la emperatriz y el general, piden ver a la princesa, pero Aya como siempre, sintiéndose dueña de todo, los hizo pasar a su palacio, donde les ofreció descansar y claro, ella se quedo ahí a presumir, como la princesa había sido castigada, por haberle faltado el respeto al príncipe y a ella, ambos mensajeros estaban horrorizados con lo dicho y claro que pensaban informar de ello a la emperatriz.

- primera concubina, ¿esta consciente que esto que ha dicho, es una ofensa para su majestad la emperatriz? Su majestad le pidió específicamente al príncipe ser buen esposo y ahora a castigado a la princesa por usted.

- el general tampoco estará feliz de saber que su nueva alumna no llegó porque la concubina mando castigarla.

- se atreven a decir que hemos hecho mal, ustedes par de esclavos mal vivientes, la emperatriz estará de acuerdo, pues no esta permitido que una esposa le falte el respetó a su esposo, menos siendo un príncipe.

- concubina Aya, traiga a la princesa, la emperatriz nos mando personalmente por ella ¿esta usted negándose a obedecer una orden directa de su majestad?

Rechino los dientes ante lo dicho, así que se dio la vuelta para salir de ese lugar, pero no para ir por la princesa, si no, por el príncipe, diciendo lo mal que le han hablado ese par de sirvientes, el príncipe enseguida fue hacía la sala donde los mensajeros esperan.

- ¿quienes se creen ustedes para venir a ofender a mi concubina? La princesa no puede salir de su castigo, nos faltó al respeto y debe cumplir con las consecuencias.

- tercer príncipe, venimos por ella en nombre de su majestad la emperatriz. Si tiene queja alguna, puede venir con nosotros para decirle sus motivos a su majestad.

Listo, con eso es suficiente para callar al príncipe, cosa que solo molesta de más a Aya; muy a su pesar, le ordena a un sirviente que traiga a la princesa, ante las quejas de Aya, pero nada puede hacer, si va con la emperatriz esta seguro que sera regañado nuevamente y su madre estará nuevamente furiosa, al no estar siguiendo la orden que le dio.

El sirviente regreso en compañía de la princesa y los mensajeros miraron con preocupación a la joven debido a su apariencia sucia y hasta parecía enferma por la falta de alimentos, esto sin duda se lo harían saber a la emperatriz, ambos saben cuanto aprecio le tiene a la princesa ya que fue ella quien los envió.

- mil disculpas por no haberles podido recibir como se debe y al mensajero del general, pido una disculpa por haber faltado al entrenamiento.

Se cubre la mitad del rostro sollozando después de sus palabras, eso hará que se sientan aun más conmovidos por su triste situación.

- eso es lo menos princesa, el general entenderá su situación.

- en cuanto a ello, yo, el fiel mensajero de la emperatriz, no me quedaré callado ante lo que acabo de ver y le haré saber a su majestad esta injusticia.

Eso basto para que el príncipe se asustará, hace poco fue humillado y puede que lo sea de nuevo.

- no se preocupen, no quiero molestar más a la emperatriz, solo pido que esperen por mi, mientras me preparó para el viaje, vengan a mi palacio, les ofreceré un poco de té.

Los mensajeros no dudaron en seguirla, mientras que Aya quedo ahí, furiosa, porque los mensajeros la trataron sin ningún respeto y ante ello, el príncipe no pudo hacer nada.

Poco después, el carruaje estaba listo, Saya subió, en compañía de Lili, no puede dejarla en esa mansión llena de víboras; los mensajeros subieron a su carruaje correspondiente y empezaron con su marcha de camino a la mansión del general, primero dejarían a la princesa ahí, para después ir de regreso con la emperatriz e informar lo que esta pasando.