Más tarde esa noche, la mayoría de los miembros de Akatsuki se han dispersado a sus actividades individuales. Itachi encuentra a Deidara en su taller improvisado, rodeado de arcilla y herramientas. Deidara está concentrado, moldeando cuidadosamente una pequeña figura con una expresión de intensa concentración
Itachi Uchiha
Deidara. ¿Puedo interrumpirte un momento?
Deidara sobresalta ligeramente, dejando caer una pequeña herramienta sobre la mesa. Se gira, con el rostro aún ligeramente sonrojado por la conversación anterior
Deidara
¡Itachi! No te vi entrar, hm. ¿Necesitas algo? ¿Algún consejo sobre cómo hacer que mis explosiones sean aún más... artísticas?
Itachi Uchiha
No se trata de arte explosivo, Deidara. Se trata de lo que dijo Tobi.
La mención de Tobi hace que Deidara tense la mandíbula y desvíe la mirada
Deidara
Ese idiota enmascarado... siempre diciendo tonterías sin pensar. No hay nada de que hablar
Itachi Uchiha
Deidara... ambos sabemos que eso no es cierto
Itachi se acerca lentamente, deteniéndose a una distancia prudente. Sus ojos Sharingan observan el rostro de Deidara con una intensidad suave
Itachi Uchiha
No tienes que avergonzarte
Deidara
-Con voz defensiva- ¡Yo no estoy avergonzado! ¡Solo estoy molesto por la estupidez de Tobi y su manía de entrometerse en lo que no le importa, hm!
Itachi Uchiha
¿Solo eso?
Deidara evita su mirada, sus manos jugando nerviosamente con un trozo de arcilla
Deidara
Bueno... es que... no es algo que necesite ser anunciado a todo el mundo, ¿sabes? Somos miembros de Akatsuki. Se supone que debemos ser serios y centrados en nuestros objetivos. No en... esto
Itachi Uchiha
-Da un paso más cerca, su voz ahora más suave- ¿Y qué es "esto" para ti, Deidara?
Deidara finalmente levanta la mirada, sus ojos azules encontrándose con el Sharingan carmesí. Hay una mezcla de vulnerabilidad y desafío en su expresión
Deidara
Es... complicado, ¿de acuerdo? Tú eres... tú eres Itachi Uchiha. Un prodigio, un ex miembro de ANBU, alguien a quien todos respetan y temen. Y yo... soy solo Deidara, un artista obsesionado con las explosiones. No tiene sentido
Itachi Uchiha
-Una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios- Para mí, tiene todo el sentido del mundo. Tu pasión, tu creatividad... la forma en que ves el arte... me gusta. Y la persona detrás de ese arte... también
Un leve sonrojo vuelve a aparecer en las mejillas de Deidara
Deidara
Dices eso... pero ¿realmente lo sientes? ¿O solo es... una modo de pasar el tiempo?
Itachi Uchiha
-Se acerca aún más, levantando una mano para acariciar suavemente la mejilla de Deidara. Su tacto es ligero, pero firme- Deidara. Nunca diría algo así si no lo sintiera profundamente. Eres importante para mí, más de lo que las palabras pueden expresar
Deidara cierra los ojos ante el contacto, su respiración ligeramente acelerada
Deidara
Itachi...
Itachi se inclina, sus labios encontrándose con los de Deidara en un beso suave y tierno. No hay urgencia ni pasión desenfrenada, sino una dulzura tranquila, una confirmación silenciosa de sus sentimientos
El beso se profundiza lentamente, una promesa tácita de intimidad y comprensión. Sus manos se encuentran, entrelazándose con un afecto silencioso
Itachi Uchiha
-Separándose ligeramente, su mirada fija en los ojos de Deidara- No importa lo que piensen los demás. Lo que sentimos tú y yo es real y es suficiente para mí
Una pequeña sonrisa ilumina el rostro de Deidara. La tensión en sus hombros disminuye ligeramente
Deidara
Supongo que... tu opinión sobre el arte no es tan mala después de todo, hm.
Itachi sonríe y vuelve a besarlo, esta vez con un poco más de urgencia. En la soledad del taller de Deidara, lejos de las miradas curiosas de sus compañeros, encuentran un breve refugio para su amor floreciente, un secreto compartido que ilumina la oscuridad de sus vidas en Akatsuki
Los besos se suceden, cada uno cargado de una mezcla de anhelo y la tranquila certeza de sus sentimientos mutuos. Sus manos exploran con suavidad, buscando la cercanía que tanto valoran en los momentos robados
Deidara
-Apoyando su frente contra la de Itachi, su voz apenas un susurro- Sabes que esto no es fácil, ¿verdad? En este lugar... con todo lo que hacemos...
Itachi Uchiha
Lo sé. Pero mientras nos tengamos el uno al otro... encontraremos la manera. Siempre lo hacemos.
Un pequeño gesto de cariño, un roce de narices, sella sus palabras. La tensión inicial en Deidara se ha disipado, reemplazada por una calidez suave que irradia desde su interior
Deidara
Ese idiota de Tobi... aunque sea por accidente, a veces dice cosas...
Itachi Uchiha
No permitas que las palabras de otros dicten cómo te sientes. Lo que importa es lo que hay entre nosotros
Itachi toma la mano de Deidara y la besa suavemente en los nudillos. Un gesto simple pero lleno de afecto
Itachi Uchiha
Eres fuerte, Deidara. Eres talentoso. Y eres amado. Por mí
Una sonrisa genuina ilumina el rostro de Deidara, haciendo que sus ojos azules brillen
Deidara
Y tú eres un cabeza hueca, Itachi. Un serio y aburrido cabeza hueca... al que inexplicablemente... también quiero
Una risa suave escapa de los labios de Itachi, un sonido raro y precioso que solo Deidara suele escuchar
Itachi Uchiha
Inexplicablemente, dices... Tal vez sea el misterio lo que lo hace interesante
Vuelven a besarse, esta vez con una ligereza juguetona. El taller de Deidara se convierte en su santuario, un espacio donde pueden dejar de lado las máscaras de Akatsuki y ser simplemente ellos mismos, dos almas encontrándose en medio de la oscuridad
Itachi inclina la cabeza y besa a Deidara con una intensidad que refleja la urgencia de sus sentimientos. Deidara responde con la misma pasión, sus manos aferrándose a la espalda de Itachi
El beso se profundiza, sus lenguas danzando en un encuentro íntimo. La respiración de ambos se acelera, el deseo encendiéndose nuevamente entre ellos. Itachi se separa ligeramente, sus ojos oscuros recorriendo el rostro de Deidara con una intensidad palpable
Sin decir una palabra, Itachi levanta a Deidara en sus brazos, la sorpresa y un brillo travieso cruzando el rostro del artista. Con facilidad, lo deposita suavemente sobre la mesa de trabajo, apartando algunos trozos de arcilla para hacer espacio
Deidara
-Con una risita nerviosa- ¡Itachi! ¿Qué estás...? ¡Esto es un poco... repentino, hm!
Itachi Uchiha
-Con una sonrisa ladeada, sus ojos fijos en los de Deidara- ¿No te gusta mi arte repentino?
Sin esperar respuesta, Itachi se inclina y comienza a desabrochar el pantalón de Deidara, sus dedos ágiles moviéndose con una familiaridad íntima. Deidara jadea, su sonrojo intensificándose, pero no hace ningún intento por detenerlo. Una mezcla de excitación y anticipación brilla en sus ojos azules
Deidara
-Con la voz entrecortada- Eres... eres imposible. Pero... no me estoy quejando, hm.
Itachi continúa, sus labios dejando un rastro de besos cálidos por el cuello de Deidara mientras termina de desabrochar su pantalón. El taller, antes un espacio de creación artística, se transforma en un santuario de su amor secreto, donde las inhibiciones se desvanecen ante la fuerza de su conexión
El pantalón de Deidara cae al suelo, revelando sus muslos pálidos bajo la tenue luz de la guarida. Itachi se arrodilla entre sus piernas, sus manos acariciando la piel sensible con una ternura que contrasta con la intensidad de sus acciones previas. Deidara gime suavemente, su cabeza cayendo hacia atrás mientras disfruta del contacto
Deidara
-Con la respiración agitada- Itachi... aquí... cualquiera podría...
Itachi Uchiha
-Levantando la mirada, sus ojos oscuros llenos de deseo- Nadie se atreverá a interrumpirnos. Este momento es nuestro
Con una determinación silenciosa, Itachi comienza a bajar su propia cremallera. El sonido metálico resuena en el aire cargado de anticipación. Sus miradas se mantienen fijas, un entendimiento tácito fluyendo entre ellos
El roce de sus cuerpos al despojarse de sus ropas restantes enciende una chispa aún mayor. La impaciencia se mezcla con la necesidad, años de sentimientos reprimidos buscando una liberación física
Itachi vuelve a subir, colocándose entre las piernas de Deidara. El contacto inicial es un suspiro ahogado de ambos, una promesa silenciosa de la intimidad que están a punto de compartir
Deidara
-Enredando sus dedos en el cabello azabache de Itachi- No te detengas... por favor...
Sin dudarlo, Itachi se adentra en él. Un gemido profundo escapa de los labios de Deidara, su cuerpo arqueándose ligeramente sobre la mesa. El silencio del taller se rompe con sus respiraciones agitadas y los suaves sonidos de su unión
El movimiento comienza lento, lleno de una exploración tácita, una reconexión íntima en la privacidad de su santuario secreto. Cada roce, cada caricia, es un testimonio silencioso del amor que comparten, un lazo que florece en la oscuridad de Akatsuki
La pasión entre ellos se intensifica rápidamente, la urgencia reemplazando la lentitud inicial. Sus cuerpos se mueven al unísono, buscando el placer mutuo en la intimidad prohibida. Los jadeos y susurros llenan el aire, creando una sinfonía silenciosa de su amor secreto
La intensidad crece, sus cuerpos moviéndose con una sincronía aprendida en encuentros furtivos. Los gemidos de Deidara se vuelven más fuertes, resonando en el taller como una melodía secreta. Itachi lo sostiene con firmeza, sus manos recorriendo su cuerpo con una familiaridad apasionada
El ritmo se acelera, la respiración de ambos entrecortada. El roce de sus pieles, el choque suave de sus cuerpos, todo se conjuga en una danza íntima y desesperada. La tensión acumulada durante semanas, meses incluso, se libera en cada movimiento
Deidara
-Con la voz quebrada- Itachi... ah... más...
Itachi responde a su súplica con una profundidad renovada, sus ojos Sharingan brillando en la penumbra con una intensidad posesiva. Deidara se aferra a sus hombros, sus uñas clavándose ligeramente en su piel, buscando un anclaje en la tormenta de sensaciones
El clímax los alcanza como una ola, sacudiéndolos con espasmos incontrolables. Sus gritos se ahogan en sus bocas mientras se abrazan con fuerza, la unión física reflejando la profunda conexión de sus almas
Lentamente, la intensidad disminuye, dejando tras de sí un silencio pesado, interrumpido solo por sus respiraciones lentas y profundas. Sus cuerpos permanecen unidos, la calidez residual de su intimidad envolviéndolos como un manto de secreto y afecto
Itachi se recuesta a un lado, sin separarse por completo de Deidara, sus brazos rodeándolo con ternura. Deidara apoya su cabeza en el pecho de Itachi, sintiendo el latido constante de su corazón
Deidara
-Con la voz suave, casi inaudible- Eso... fue...
Itachi Uchiha
-Besando suavemente su frente- Sí. Lo fue.
Permanecen así durante un largo rato, disfrutando de la paz robada en la quietud del taller. El mundo exterior, con sus misiones peligrosas y sus secretos oscuros, parece lejano y menos amenazante en este instante de intimidad compartida. Su amor, un faro secreto en la oscuridad de Akatsuki, los une con una fuerza silenciosa pero inquebrantable
Comments