Eran las seis de la mañana y mi reloj biológico me despertó, era de esperarse tomando en cuenta que había levantado hasta ahora los últimos once años.
No me duche, de todas formas no puedo, caminé al pequeño baño que había en el sótano y me lavé los dientes, eran privilegio que me dieran los implementos para esto.
Fui a la cocina y comencé con el desayuno, tengo hambre, pero no puedo comer. Luego de que los miembros de la mañana desayunarán limpié la mansión.
Me Elche en el piso de rodillas con el tarro de agua y el trapo.
Maximiliano.
Pedazo de mierda, te llama mi padre.
Dijo Max bajando las escaleras y saliendo.
Mi cuerpo entero comenzó a temblar, el Alfa sólo me llamaba a su oficina para castigarme. Caminé hace despacho y toqué la puerta él con su autoridad voz me dijo que entrara, yo lo hice y me ubiqué frente a él con la mirada clavada en el suelo.
P.D.Maximiliano.
Quiero en la mansión este impecable, que prepares cinco habitaciones y hágase la cena que te señale en la pantalla de la cocina, tendremos visitas son del Triángulo y como comentas un solo error inútil de mierda, te juro que te vas a arrepentir.
Dijo con autoridad, yo temble ante la amenaza.
Aiden.
Si amo.
Dije en voz baja mientras mantenía mi mirada en el suelo.
P.D.Maximiliano.
Acércate.
Con dificultad camine hacia él, mi cuerpo no respondía del temor que sentía.
P.D.Maximiliano.
¿Sabes lo que eres cierto?
Pregunto con superioridad, lo cual era de esperarse, él es el alfa.
Aiden.
Su esclavo.
Dije mientras mantenía la mirada consumida en el suelo.
P.D.Maximiliano.
Muy bien, nuestras visitas quizás se sientan incómodos con tu condición, pero tampoco creas que te van a ayudar, nadie se preocuparía por un imbécil como tú.
Añadió.
P.D.Maximiliano.
Si preguntan por ti, que lo dudo, les diré que eres huérfano, un cachorro que encontré en el bosque, que eres mudo y aún salvaje; quien agradecimiento a eso tú trabajas aquí y tú no vas a dejar que un solo sonido se te escape de la boca.
Explico, no obstante sé que mucha gente no sabe que existo, dudo que quien venga lo sepa.
Aiden.
Si amo.
Respondí. Él tomó mi brazo con fuerza y estampó su cigarrillo en mi piel, junto a las otras muchas marcas que ya estaban allí. Me dolió pero no me inmute.
P.D.Maximiliano.
Largo, ve a hacer lo que te dije.
Aiden.
Gracias amo.
Dije antes de salir, él dijo que debía agradecer por cada castigo que me diera porque me estaba educando en lugar de matarme que era lo que tenía o quería hacer.
Tenía tanto que hacer y estaba tan hambriento, pero no podía descuidar mis tareas. Llegué a la sala principal y comencé a limpiar, alrededor de dos horas después terminé y comencé a recoger todo hasta que apareció Max.
Maximiliano.
Sabes gente importante llegara pronto, mi madre va a enfurecer al ver el desastre que has armado aquí.
Dijo entonces supe que planeaba algo, lo que sin querer provocó que levantara mi vista, él se dio cuenta y furioso camino hasta mí, lo siguiente que sentí fue como de un manotazo me tiró al suelo.
Yo me recuperé y me puse de rodillas frente a él.
Aiden.
Lo siento, no era mi intención faltarle al respeto, recibiré cualquier castillo que desee.
Dije rápido, sintiendo como las lágrimas brotaban de mis ojos, la había c***** y en grande.
Maximiliano.
No te castigaré.
Dijo y sentí como el alma me regresó al cuerpo, aunque no duró mucho porque escuchó algo chocar contra el piso. Él votó el florero preferido de su madre, causando que toda la tierra en él se esparciera del suelo. No tardó mucho para que el alza y su esposa aparecieran, este era mi fin.
M.D.Maximiliano.
Maximiliano, no me digas que el animal botó el jarrón que herede de mi bisabuela un regalo de la reina de Inglaterra.
Dijo furiosa, parecía ser importante aunque yo no entendería de lo que hablaba.
P.D.Maximiliano.
Ves madre lo estupido que es, quieres que lo castigue, podríamos cortarle las manos.
Se ofreció Max, mis ojos abrieron como platos mientras seguía en mi posición de pedir disculpas, mi cuerpo comenzó a temblar y el llanto fue incontenible.
Más que tener miedo está aterrado.
M.D.Maximiliano.
Tienes razón, sería un castigo adecuado para una rata como él.
Dijo la señora acercándose a mí y mirándome de reojo, luego me dio una patada, yo me moví por el golpe pero tan rápido como puré regresé a mi antigua posición.
M.D.Maximiliano.
Si, hubiese sido él.
Grito furiosa y le dio una cachetada a Max.
M.D.Maximiliano.
En tu afán de comportarte como el inmaduro que eres, no solo rompiste una reliquia familiar sino que también hace tiempo un caos en este lugar.
Grito aún más molesta.
M.D.Maximiliano.
Leandro, llévate esta basura y encadenalo, tendrá veinte azotes como castigo.
Noah.
Gracias mi señora.
Dije entre lágrimas, casi feliz de saber que ella no le creyó a Max.
M.D.Maximiliano.
Y tu, limpiarás este desastre cocinarás para los invitados a ver si aprendes de una vez.
Le hablo a Max.
Leandro era el beta de la señora y se acercó a mí, me agarró del collar y me levantó del suelo para arrastrarme fuera de la mansión.
NOAH:
Eran aproximadamente las cinco de la tarde cuando llegamos al territorio de la manada Fierce, el lugar en sí era monótono y feo, se veía como un residencial normal habían aproximadamente diez casas alrededor de una enorme mansión, además de todo esto se sumaban unas cuantas áreas de deporte. Muchas personas salieron de sus casas y vieron una reverencia a las camionetas mientras pasaban frente a sus casas, lo que de hecho me pareció extraño.
Jayden.
Interesante lugar.
Dijo Jay mirando la ventana.
Noah.
Y extrañas personas.
Dije yo observando las reverencias.
Una vez que nos estacionamos frente a la mansión, todos bajamos de los autos y nos alineamos frente a la otra familia.
M.D.Maximiliano.
Buenas tardes, bienvenidos sean a nuestro hogar.
Dijo una mujer muy bien vestida y con una sonrisa falsa en el rostro, alineados al lado estaban cuatro hombres, por su presencia uno de ellos era el Alfa, el otro quizá era su hijo debido a que se veía joven y por la marcada sumisión en la mirada de los otros dos debían ser betas.
Liam.
Es un placer para nosotros también.
Dijo mi padre al igual que mi madre.
M.D.Maximiliano.
Ellos son mi beta, Leandro, mi esposo el Alfa, mi hijo Maximiliano y su beta.
Dijo ella respondió la importancia al beta del tiempo que parecía ser tan solo un poco más mayor que yo.
Todos: Un justo de conocerlos.
Dijimos todos al mismo tiempo, eso sucede cuando un grupo de una manada se encuentra en el territorio de otro, la sincronía y unión es más fuerte.
Katrina.
Soy Katrina, mi esposo Liam, ni beta Sara, el beta de mi esposo, Jacob, mi hijo Noah y su beta Jayden mi sobrino.
Dijo mi madre de manera cordial.
P.D.Maximiliano.
Un gusto, adelante, nuestros betas llevarán sus maletas.
Katrina.
Oh bueno los chicos pueden ir a sus habitaciones, así podemos hablar con calma.
Dijo mi madre, el Alfa asintió y los seis caminaron a otra dirección.
La mansión, era grande pero no se comparaba con la de mi manada, no obstante esta estaba llena de cosas antiguas, parecía más un museo que un hogar, mientras que la mía era más moderna.
Los betas nos llevaron al segundo piso que era el de invitados, el lugar era igual que el primer piso con la diferencia de que éste estaba menos cargados de objetos que parecían de la revolución.
Noah.
¿Porque no van con ellos?
Pregunté, los betas de mis padres fueron con ellos.
Leandro: Van a tratar temas de alfas, los betas no pueden ir, no en esta manada.
Dijo cordial el tal Leandro, que claramente notó el sentido de mi pregunta.
Jayden y yo dijimos que compartiríamos habitación y tan pronto como se fueron los otros tipos nos tiramos en la cama.
Noah.
No puedo creer que hayamos tenido que venir en auto.
Dije cansado mirando a Jayden.
Jayden.
Oye no es mi culpa que me den miedo los aviones, sus padres fueron considerados en no enviarme solo con el chófer.
Noah.
Tenlo por seguro, yo te hubiese enviado como lobo.
Dije sacándole la lengua.
Jayden.
Ahora que lo dices no hubiese sido una mala idea.
Respondió pensativo.
Noah.
Vaya necesito estirar mis patas.
Dije, la verdad quería convertirme y correr.
Jayden.
No creo que les molestes si vas a dar una vuelta.
Tenía razón, ni se darían cuenta, bueno mis padres sí, pero los de la otra manada no.
Noah.
Cúbreme.
Le dije a Jayden y salí de la habitación.
Caminé sigilosamente por la mansión con la intención de no hacer ruido y así fue hasta que vio una puerta que claramente daba el jardín trasero de la mansión, que sin duda no era más grande que la mía y cuando estuve lo suficientemente lejos me quité la ropa, me transformé y arrincone mi ropa en un árbol.
Comencé a correr libremente hasta que algo llamo la atención de mi instinto de lobo o de mi lobo interno y este en su máxima expresión se apoderó de mí, corría sin parar y sin saber a dónde iba, sentí algo de miedo porque podría perderme, pero confiaría en qué el lobo sabía lo que hacía o eso espero.
Pronto comencé a ir más lento y regresé sin querer a mi forma humana.
Caminé sin saber donde estaba, el lobo buscaba algo, pero yo no sabía ni dónde estaba. Luego de unos segundos escuché unos débiles sollozos, fue entonces cuando la imagen ante mí me sorprendió. Había un niño, quizá un poco menor que yo, escuálido y pálido. Abrazaba sus piernas con fuerza lo que en conjunto con su cabello largo no me permitió verle el rostro, aunque igual hubiese sido difícil, porque tenía los ojos tapados con una venda, también había una cadena en el árbol que parecía perderse en él.
¿Porque habían encadenado a un niño aquí? Pensé horrorizado.
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