Capítulo 9

Elliot estaba sentado solo en la cafetería de la universidad con una gran cantidad de comida frente a él. La mesa estaba repleta de platos humeantes, postres exquisitos y jugos de distintos sabores. A pesar del festín, apenas tocaba la comida, jugando con el tenedor mientras suspiraba.

"Recuerda, espérame aquí."

Ese fue el último mensaje de Cassian antes de marcharse a su clase.

Elliot dejó el tenedor y cruzó los brazos sobre la mesa, apoyando la cabeza.

—¿Por qué el joven amo insiste en que coma tanto? Es demasiado… —murmuró, mirando con resignación la comida—. ¿Y por qué dice que soy su pareja?

El término aún le sonaba extraño. Cassian lo había dicho con tanta naturalidad que cualquiera que los escuchara realmente creería que eran una pareja de verdad.

—¿No le da vergüenza tener una pareja… como yo?

Su reflejo en la cuchara le devolvió la mirada: su piel ennegrecida por el polvo con el que se cubría a diario y su cabello despeinado y opaco. Nadie lo miraría dos veces; no había razón para que un alfa tan distinguido como Cassian lo llamara su pareja.

Por mucho que le diera vueltas, no podía entender el extraño comportamiento de su amo.

Suspiró y, resignado, comenzó a comer lentamente.

No pasó mucho tiempo antes de que captara una conversación proveniente de la mesa detrás de él.

—¿Ya se enteraron de que Cassian tiene pareja?

Elliot se detuvo. Escuchando con curiosidad todo eso.

—¿Y cómo es la pareja de Cassian?

El tono curioso pertenecía a una voz que Elliot reconoció de inmediato. Un escalofrío recorrió su espalda.

—¿Julian…? —susurró, con los ojos bien abiertos. Giró ligeramente la cabeza y confirmó sus sospechas: ahí estaba Julian, sentado con un grupo de estudiantes.

Su corazón se aceleró.

—¿Julian está en la misma universidad que el joven amo? —murmuró para sí mismo, sintiendo un nudo en el pecho. De inmediato bajó la mirada y se cubrió el rostro con la capucha de su sudadera.

No podía dejar que lo reconociera.

—Dicen que no es lo que esperaban.

—Incluso los amigos de Cassian dicen que su gusto es raro.

—Con razón siempre me rechazaba. Resulta que le gustan los raros.

La última frase, dicha en un tono despectivo, salió de los labios de Julian. Elliot apretó los puños sobre su regazo.

Aunque no entendía mucho de la vida de Cassian, esas palabras le hicieron sentir una incomodidad inexplicable.

—Por cierto, ¿qué pasó con el sirviente que se escapó en tu familia? ¿Ya lo encontraron?

Elliot sintió que la sangre se le helaba.

—Ese maldito sirviente escapó llevándose nuestras pertenencias. Seguro está escondido en algún lugar. La policía ya lo está buscando. Cuando lo encuentren, no voy a perdonarlo.

La voz de Julian sonó fría, indiferente.

Elliot sintió que el estómago se le revolvía. Estaban hablando de él.

—Miente… —susurró, apretando su camisa con ambas manos—. No me llevé nada…

No necesitaba hacerlo. En toda su vida jamás había tocado dinero propio; incluso la ropa que usaba en la mansión eran prendas viejas que Julian ya no quería.

Era increíble cómo Julian podía decir semejante falsedad con tanta seguridad.

—Qué cruel… —susurró Elliot, sintiendo una punzada de dolor.

Justo en ese momento, la clase de Cassian terminó, y el alfa salió del edificio con calma, caminando hacia la cafetería. Solo tenía una clase ese día, así que fue directo a buscar a Elliot.

—¡Cassian! —Julian lo llamó con una sonrisa, levantándose de su asiento para atraer su atención.

Pero antes de que pudiera acercarse, Elliot reaccionó de inmediato.

Se puso de pie bruscamente y se dirigió a Cassian con paso decidido.

—Cariño, al fin llegaste —exclamó con entusiasmo, tomando la mano del alfa sin vacilar.

La cafetería quedó en completo silencio.

Las amigas de Julian y el resto de los estudiantes presentes se quedaron boquiabiertos. ¿El chico que había estado sentado solo era… la pareja de Cassian?

Pero lo que más los sorprendió fue su aspecto: el joven que afirmaba ser la pareja de Cassian tenía la piel oscura y un aspecto desaliñado.

—¿Eh…? —los omegas se miraron entre sí, incapaces de ocultar su burla.

Sin embargo, Cassian no parecía molesto en absoluto.

Al contrario, con una sonrisa despreocupada, pasó un brazo por los hombros de Elliot y lo atrajo hacia él, como si fuera lo más natural del mundo.

—Mi adorable y dulce pareja, seguro que has esperado mucho, ¿verdad? Vamos a tener una cita, ¿sí? —dijo Cassian con un tono suave antes de girar con Elliot y llevárselo.

El cuerpo de Elliot estaba rígido mientras caminaban hacia el estacionamiento. Apenas llegaron, se separó apresuradamente del Alfa.

—Perdóneme, joven amo. Solo reaccioné espontáneamente —se disculpó, inclinando la cabeza. Su único objetivo había sido alejar a Julian.

Cassian lo miró fijamente por un momento… y luego sonrió.

—No hay problema, me gustó. La próxima vez, sé aún más agresivo. —Dijo con un tono divertido.

...

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