Cap. 8 Aníbal, realmente me alegra verte

Al día siguiente, Olga fue a casa de su madre, debía buscar ayuda, parecía que Aníbal no estaba dispuesto a torcer el brazo con este tema.

Aníbal se despertó agobiado, ese domingo fue calamitoso, no podía siquiera respirar, se sentía como en un sueño, un mal sueño.

Sin poder evitarlo, también salió, se fue a ver a su primo René, su único pariente, aunque también estuvo solo toda su vida, ellos de alguna forma se conectaron hace varios años.

René se alegró de verlo, realmente lo extrañaba, era como tener un único hermano en la vida.

—Aníbal, realmente me alegra verte —dijo risueño mientras Aníbal lo abrazó y sonrió, su primo vive en otra ciudad, pero por trabajo estaba yendo seguido a ese lugar y conectaba con su pariente.

—René, realmente me alegra verte, quería salir a despejarme —dijo Aníbal mientras que René se puso un poco sospechoso, su primo amaba con locura a su esposa y que la deje en un día domingo era muy raro, pero no quiso preguntar, su primo debería contarle lo que pasa por propia voluntad.

—Bien, bien, ven quiero mostrarte algo, he estado trabajando mucho, y Teresa, mi ahora exnovia me ha dejado por trabajar demasiado, y si, ella quería una familia, algo más hogareño como tu familia, así que creo que tengo que buscar una pareja adecuada a mi ritmo de vida —dijo sonriente mientras que Aníbal lo escuchaba atentamente tratando de olvidar su dura realidad.

A René le quedó claro que su primo no estaba bien, pero no quería ser indiscreto, Aníbal era comunicativo, así que si no quería contarle la razón de su tristeza, pues no lo presiona, algo de lo que se arrepentiría varios meses después.

Los primos se despidieron efusivamente, y Aníbal deambuló por la ciudad sin decir nada, no quería volver a su casa y escuchar lo que Olga tenía que decir.

Olga, por otro lado, había hablado seriamente con su madre y su hermana mayor, ambas estaban decididas a llevar su plan tal y como lo habían establecido.

—Hija, tu marido siempre fue un amante devoto de ti, te ama con pasión y necesidad, eres todo para él, nunca te va a dejar, hagas lo que hagas, solo sé astuta, ponle las cosas claras, creo que se está revelando demasiado —dijo Mireya mientras Svetlana asiente.

—Madre, tengo miedo de que se divorcie de mí de verdad, realmente no quiero arriesgarme —dijo Olga mientras Mireya la fulmina con la mirada.

—Olga, no puedes echarte para atrás, Irina es realmente una maldita desagradecida, una traidora, pero sé que tú darás la cara por la salud de tu hermana, Olga, de ti depende la vida de tu hermana, no lo olvides —dijo Mireya mientras que Olga bajó la cabeza y asintió resignada, no tenía nada más que hacer al respecto.

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Mientras tanto en París, Irina lidiaba con otros problemas, ella estaba en un terrible estado mental, Sebastián su novio se hizo cargo de sus negocios, lo que llevaría a varios problemas para la joven emprendedora. Sebastián no era precisamente alguien en que se pueda confiar, su obsesión por tener a Irina como un trofeo y no dejarla brillar más que él era algo que Irina aún no sabía y no entendía, no hasta pasar un tiempo.

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La Guerra Fría entre Olga y Aníbal se había instalado, ellos hablaban poco, Aníbal estaba distante mientras que Olga trataba de manipularlo con lágrimas y sollozos.

Esos días fueron difíciles y terriblemente críticos, Aníbal estaba tratando de procesar todo, sin embargo, Olga estaba decidida, su madre le había asegurado que Aníbal lo aceptaría, ellos eran su única familia, no los dejaría por algo tan insignificante como eso.

Sin embargo, una noche de lunes, después de dos semanas de silencio entre ambos, Olga se sentó con él a cenar, así que declaró con seguridad.

—Aníbal, este fin de semana me voy a ir a quedar a la casa de Svetlana para iniciar el proceso de embarazo, quiero que entiendas que eres mi el amor de mi vida, esto no significa absolutamente nada, después de esto iniciaremos de cero, seremos solo tú y yo de nuevo, ¿de acuerdo? —dijo Olga mientras que Aníbal se quedó petrificado, dejó sus cubiertos y se retiró a su habitación, enseguida tomó su teléfono y contactó al abogado de la empresa donde trabaja, le pidió de favor que le recomiende un abogado de divorcios. Esto no lo dejaría así, no podían pisotearlo de esa manera, Olga no podía menospreciar y faltarle el respeto a su amor por ella.

El día jueves, Olga se encontraba alistando sus cosas, no vacilar, estaba decidida, sin embarazo, antes de que den las 18:00, el timbre sonó y ella abrió pensando que era Svetlana quien la ayudara a empacar.

Ella abrió la puerta tranquila y no se imaginó lo que vendría.

—Buenas Tardes, ¿es usted la señora Olga de Krown? —dijo el oficial de la notaría.

Olga balbucea sin entender nada para después responder.

—Sí, soy…, soy yo —dijo con timidez.

El hombre sacó un documento con una declaratoria clara y devastadora para su receptora.

—Vengo a entregarle los documentos de solicitud de divorcio de parte de su esposo Aníbal Krow, firme aquí, por favor —dijo el hombre mientras que Olga siente que se le abre el suelo bajo sus pies.

Mientras tanto Aníbal esperaba la llegada de su abogado o de Olga, alguien le diría lo que está pasando. Su mente aún no procesa esto, espera que solo sea una manipulación de Mireya y que Olga esté confundida, realmente no había imaginado nunca que su matrimonio terminara de esta manera.

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