Capítulo 15: La Decisión de Juliana

De vuelta en la ciudad, la rutina habitual de Juliana parecía haber vuelto a la normalidad, pero algo había cambiado dentro de ella. Los días posteriores al viaje la habían obligado a reflexionar seriamente sobre sus sentimientos y lo que realmente deseaba en su vida. Había llegado el momento de tomar una decisión, una que definiría el curso de sus relaciones tanto con Francisco como con Nicolás.

**Reflexiones Matutinas**

Una mañana, mientras Juliana se preparaba un café, no pudo evitar repasar en su mente todo lo que había sucedido durante el viaje. Se sentía dividida entre dos personas muy importantes para ella. Nicolás, con su naturaleza relajada y siempre comprensiva, representaba una opción segura, un amor que podría florecer sin demasiadas complicaciones. Francisco, por otro lado, despertaba en ella sentimientos intensos y confusos, mezclados con la emoción de lo desconocido y lo prohibido.

Mientras miraba por la ventana, contemplando el jardín, Juliana se dio cuenta de que la respuesta estaba dentro de ella. Lo que realmente necesitaba era ser honesta consigo misma y tomar una decisión que le trajera paz, independientemente de lo que los demás pudieran pensar.

**La Competencia Se Intensa**

Francisco y Nicolás, cada uno en su respectiva casa, también estaban lidiando con sus propios pensamientos. Ambos eran conscientes de que estaban en una especie de competencia silenciosa, aunque ninguno lo había verbalizado. La naturaleza de su rivalidad no era abiertamente hostil, pero sí comenzaba a manifestarse en pequeños actos y comentarios que dejaban entrever sus intenciones.

Una tarde, Francisco decidió que era hora de dar un paso adelante y sorprender a Juliana con un gesto romántico. Conociendo su amor por la literatura, decidió regalarle una edición especial de su libro favorito, con una dedicatoria personalizada. Mientras tanto, Nicolás, que también había estado pensando en cómo expresar sus sentimientos, tuvo la idea de invitar a Juliana a una exposición de arte en la galería local, sabiendo que siempre había querido ir.

El día en que ambos decidieron poner en práctica sus planes, se encontraron en la puerta de la casa de Juliana al mismo tiempo. Francisco, con su libro en la mano, y Nicolás, con los boletos para la exposición.

—Vaya, parece que tenemos el mismo objetivo hoy —comentó Nicolás, tratando de mantener un tono ligero mientras levantaba los boletos.

—Así parece —respondió Francisco con una sonrisa tensa, mostrando el libro que llevaba bajo el brazo.

Juliana abrió la puerta en ese preciso momento, sorprendida al ver a los dos hombres allí, claramente incómodos por la situación.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Juliana, mirando de uno a otro.

—Sólo quería darte esto, un pequeño regalo —dijo Francisco, extendiéndole el libro.

—Y yo quería invitarte a una exposición, sé que habías mencionado que querías ir —añadió Nicolás, levantando los boletos.

Juliana no pudo evitar reírse, no de manera burlona, sino con una risa nerviosa y algo conmovedora al darse cuenta de que ambos estaban compitiendo por su atención de una manera tan evidente y a la vez torpe.

—Gracias a ambos, realmente lo aprecio —dijo, tomando el libro y los boletos—. Pero creo que necesitamos hablar.

**Una Charla Sincera**

Juliana los invitó a pasar al salón, donde se sentaron los tres, un poco incómodos pero dispuestos a resolver la situación de la mejor manera posible. Juliana tomó aire y decidió ser lo más honesta posible.

—Chicos, sé que esto puede ser difícil para todos, pero necesito ser sincera con ustedes. He estado pensando mucho desde que volvimos del viaje, y la verdad es que aprecio muchísimo lo que cada uno significa para mí. Sin embargo, no puedo ignorar lo que realmente siento.

Francisco y Nicolás la miraron con atención, cada uno preparado para escuchar lo que Juliana tenía que decir.

—Nicolás —continuó—, eres una persona increíble, y siempre he valorado mucho nuestra amistad. Me haces reír, y me siento cómoda contigo, pero en el fondo siento que lo nuestro no puede ir más allá de una bonita amistad. Eres importante para mí, pero no de la manera en que creo que tú lo esperas.

Nicolás asintió, asumiendo la decisión de Juliana con la misma madurez que siempre lo había caracterizado.

—Lo entiendo, Juliana. Aprecio tu sinceridad y, aunque es difícil, respeto tu decisión. Siempre seré tu amigo, pase lo que pase.

Juliana sonrió, aliviada por la reacción de Nicolás. Luego, se giró hacia Francisco, quien la miraba con una mezcla de expectación y nerviosismo.

—Francisco… contigo es diferente. Desde que te conozco, siempre has sido alguien que admiro, pero ahora me doy cuenta de que mis sentimientos por ti son más profundos. No sé cómo funcionará, ni si funcionará, pero estoy dispuesta a intentarlo si tú también lo estás.

Francisco la miró, procesando lo que acababa de escuchar. Sabía que esto significaba un gran cambio para ambos, y que no sería fácil. Pero también sabía que, a pesar de todas las dudas y miedos, no quería dejar pasar esta oportunidad.

—Juliana, también he estado luchando con mis sentimientos, y he tratado de mantenerme distante por miedo a lo que podría significar. Pero la verdad es que no quiero seguir ignorando lo que siento. Estoy dispuesto a intentarlo, a ver a dónde nos lleva esto.

**Un Nuevo Comienzo**

Con las cosas más claras, Juliana, Francisco y Nicolás pasaron el resto de la tarde en una conversación más relajada, hablando de sus expectativas, sus miedos, y sobre todo, sus esperanzas para el futuro. Aunque la situación seguía siendo un poco incómoda, especialmente para Nicolás, todos sabían que la sinceridad y la honestidad eran lo más importante.

Juliana se sentía aliviada, como si un gran peso hubiera sido levantado de sus hombros. Sabía que la decisión no había sido fácil, pero también sabía que era la correcta. Nicolás, aunque un poco triste, se mostró comprensivo y dispuesto a seguir siendo un amigo cercano, mientras que Francisco estaba preparado para explorar lo que el futuro les tenía preparado.

Esa noche, cuando todos se fueron a casa, Juliana se quedó en su habitación, mirando el libro que Francisco le había regalado. Lo abrió, encontrando la dedicatoria escrita en una letra elegante:

*"Para Juliana, que me ha enseñado que el amor no tiene edad ni límites. Espero que este sea solo el comienzo de algo hermoso."*

Juliana sonrió, sintiendo una mezcla de emoción y calma. Sabía que estaba comenzando un nuevo capítulo en su vida, uno lleno de incertidumbre pero también de posibilidades. Y aunque no sabía exactamente cómo resultaría todo, estaba dispuesta a averiguarlo, un paso a la vez.

**Una Competencia Amistosa**

En los días que siguieron, Francisco y Nicolás encontraron una manera de mantener su amistad, a pesar de la nueva dinámica entre ellos. Continuaron con sus bromas y pequeños actos de competencia, pero ahora desde un lugar de respeto mutuo. Cada uno había encontrado su lugar en la vida de Juliana, y aunque había sido un camino difícil, al final todo había salido bien.

Juliana, por su parte, se sintió más segura que nunca en su decisión. Sabía que había mucho que aprender y descubrir en esta nueva etapa con Francisco, pero también sabía que estaba rodeada de personas que la apoyaban y que querían lo mejor para ella.

La competencia amistosa entre Francisco y Nicolás terminó siendo un recordatorio de que, a veces, las cosas más importantes en la vida no se tratan de ganar o perder, sino de ser fieles a uno mismo y a los demás. Y con esa lección en mente, Juliana estaba lista para enfrentar lo que viniera, con Francisco a su lado y Nicolás como un amigo cercano en quien siempre podría confiar.

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Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

enamorada de la historia sin secuestros ni violaciones

2024-08-23

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