Capítulo 8: Consejos del Padre

Francisco se encontraba en el jardín trasero de su casa, disfrutando de una tranquila tarde de otoño. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. Era un momento perfecto para la reflexión, y Francisco se encontraba sumido en sus pensamientos, aún intentando descifrar sus sentimientos confusos hacia Juliana.

En ese momento, el sonido del timbre de la puerta lo sacó de su ensueño. Al abrir, se encontró con el padre de Juliana, don Ernesto, quien había venido a visitar a Francisco para charlar sobre algunos asuntos de negocios y, como solía ser habitual, compartir un par de cervezas.

—¡Francisco! —exclamó don Ernesto con una sonrisa amplia—. ¡Qué bueno verte! Pensé en hacerte una visita y aprovechar para hablar sobre el proyecto que tenemos en marcha.

Francisco lo recibió cordialmente y lo invitó a pasar. Se dirigieron al salón donde comenzaron a hablar de temas de trabajo. Sin embargo, la conversación pronto giró hacia temas más personales, algo que Francisco no había anticipado.

**Conversación entre Francisco y el Padre de Juliana**

Después de charlar sobre el proyecto, don Ernesto se acomodó en el sillón y, con una expresión pensativa, dijo:

—Sabes, Francisco, tengo que decirte que te he visto en una luz diferente últimamente. No sé si te lo he mencionado antes, pero siempre he pensado que tienes una gran cualidad para escuchar a las personas. Y, en verdad, eso es algo que valoro mucho.

Francisco, sorprendido por el cumplido, se sonrojó ligeramente.

—Gracias, don Ernesto. Eso significa mucho para mí —respondió Francisco, con una sonrisa nerviosa.

Don Ernesto lo miró con una mirada sabia y continuó:

—Bueno, ya que estamos hablando de cosas que valoro, déjame darte un pequeño consejo sobre el amor y la vida. He aprendido que, a lo largo de los años, las cosas no siempre salen como uno planea. A veces, hay que ser valiente y arriesgarse, incluso si eso significa enfrentarse a situaciones incómodas.

Francisco escuchaba atentamente, tratando de asimilar el consejo. Sin embargo, mientras don Ernesto seguía hablando, Francisco comenzó a preguntarse si el consejo tenía algún vínculo con su propia situación con Juliana.

**Reflexión Cómica**

Al día siguiente, Francisco decidió seguir los consejos de don Ernesto. Quería poner en práctica su sabiduría sobre el amor, pero su inexperiencia en relaciones románticas pronto lo llevó a situaciones cómicas y malentendidos.

Primero, intentó ser más “romántico” y “audaz”. Decidió enviarle a Juliana un ramo de flores acompañado de una nota que decía: “A veces, el amor requiere un poco de valentía. – Francisco.” Sin embargo, en su entusiasmo, olvidó firmar la nota con su nombre, lo que llevó a Juliana a preguntarse quién podría haberle enviado las flores.

El malentendido se resolvió cuando Juliana, confundida, le preguntó a Francisco si él había enviado el ramo.

—Sí, claro —dijo Francisco, tratando de sonar casual—. Es solo que pensé que podrías apreciar un gesto así.

Juliana lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Gracias, Francisco. Me alegra saber que estás pensando en mí. Pero, ¿por qué no escribiste tu nombre en la nota?

Francisco se sonrojó y rió nerviosamente.

—Oh, fue un descuido. Estaba tan emocionado que simplemente olvidé poner mi nombre.

**Situaciones Divertidas**

En otra ocasión, Francisco decidió invitar a Juliana a una cena en un restaurante elegante para demostrarle que podía ser un “hombre de acción”. Se pasó todo el día preparando el lugar y reservando la mejor mesa. Sin embargo, al llegar al restaurante, se dio cuenta de que había olvidado hacer la reserva. El restaurante estaba completamente lleno y Francisco, desesperado por no arruinar la noche, improvisó una cena en un pequeño café cercano.

Cuando Juliana llegó y vio el cambio de planes, no pudo evitar reírse.

—¿Una cena en un café en lugar de un restaurante elegante? —preguntó Juliana con una sonrisa.

Francisco, abrumado por la situación, intentó reponerse.

—Bueno, a veces las cosas no salen como se planean. Pero pensé que podríamos disfrutar de una comida sencilla juntos.

A pesar de los contratiempos, la noche resultó ser maravillosa. Juliana apreció el esfuerzo de Francisco y disfrutó de la conversación sincera y la atmósfera relajada del café. La cena, aunque no fue como se había planeado, terminó siendo una de las noches más agradables que habían compartido.

**Reflexión Final**

En una conversación posterior con don Ernesto, Francisco decidió compartir sus experiencias y cómo había intentado seguir sus consejos.

—Don Ernesto, quiero agradecerte por el consejo que me diste. Aunque algunas cosas no salieron como esperaba, aprendí mucho sobre mí mismo y sobre cómo enfrentar situaciones incómodas.

Don Ernesto sonrió, satisfecho.

—Eso es lo que importa, Francisco. A veces, el amor y la vida nos enseñan lecciones valiosas cuando menos lo esperamos. Lo importante es ser sincero contigo mismo y con los demás.

Francisco asintió, sintiendo una renovada comprensión sobre sus sentimientos hacia Juliana. Aunque la situación era complicada, se dio cuenta de que estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío con sinceridad y valentía.

**Conclusión del Capítulo**

El capítulo termina con Francisco y Juliana compartiendo un momento de complicidad y risas. La experiencia de seguir los consejos de don Ernesto había llevado a Francisco a una mayor autocomprensión y a un acercamiento más auténtico con Juliana. A medida que se adentran en una nueva etapa de su relación, ambos están dispuestos a enfrentar lo que venga con una combinación de valentía, sinceridad y un toque de humor.

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Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

es divertida la historia

2024-08-23

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