No obstante, al verlo rodeado de todas las perras de sus concubinas, los celos empezaron a atormentarla. No podía creer que simples mujeres como ellas estuvieran osando a ocupar el puesto que por mucho tiempo ella había querido tener.
Pero, aunque estuviera rodeado de muchas mujeres, solo una ocuparía el puesto de su esposa, teniendo el título de princesa consorte y por ende, futura reina. Y esa mujer sería ella, cueste lo que le cueste.
Con cada paso hacia el grupo de mujeres que rodeaban al príncipe, se recordaba a sí misma que debía mantener la compostura y la apariencia de una dama refinada, aunque por dentro hervía de celos y ambición.
Alicia ajustó su vestido, un lujo obtenido a través de su astucia y la generosidad interesada de su tía. El príncipe heredero, Aleksei, levantó la vista al sentir su presencia y, por un breve instante, sus miradas se cruzaron.
La esposa del embajador sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. Aquel era el hombre que deseaba, no solo por su título, sino por la promesa de poder y estabilidad que representaba.
En contraposición, Aleksei sintió un mareo impresionante. Si bien el aroma particular a rosas de su prima, usual de la perfumería que su madre le regalaba, era algo normal en cada visita que ella hacía, ahora se sentía algo distinto.
—Lady Alicia, qué sorpresa verte aquí—dijo una de las concubinas.
Una mujer con una belleza etérea y una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Su cabello rojizo y liso, acompañado con sus ojos de color esmeralda, la volvían una mujer sin igual. Era Emilia, la favorita del príncipe y, por ende, la mayor rival de Alicia.
—Emilia, siempre es un placer—respondió Alicia con una sonrisa igual de falsa—he escuchado las tristes noticias de su embarazo fallido, cualquier cosa que pueda hacer por...
—¡Tú!—gritó.
Indignada ya que le dolía que le mencionaran aquel asunto de manera tan directa, intentó mirar al príncipe heredero en búsqueda de ayuda; sin embargo, se quedó helada al observarlo, sonrojado y distraído ante la silueta de su prima.
Ignorando el flagelo que sentía su favorita, Aleksei se acercó a la esposa del embajador. Su mirada evaluadora sobre Alicia, provocaba en ella que su esperanza aumentara. Ella sostuvo su mirada, sabiendo que cualquier muestra de debilidad sería utilizada en su contra.
—Lady Alicia, es un honor tenerte aquí—dijo su primo.
—El honor es mío, alteza—respondió Alicia, haciendo una pequeña reverencia.
Algo que sorprendió incluso a Emilia, era como Aleksei daba un apasionado beso a Alicia muy cerca de la comisura de sus labios, para antes pasar rápidamente a la frente de esta. Para cualquier invitado distraído, solo sería una muestra de afecto entre parientes; sin embargo, para los pocos testigos directos, era algo indecente.
—Te espero en media hora en mis aposentos—susurró en su oído.
Los minutos siguientes pasaron en una conversación banal, llena de comentarios sobre la moda, los últimos chismes de la corte y los eventos sociales próximos.
Alicia participó con la gracia y el ingenio que había perfeccionado a lo largo de los años, siempre manteniendo su objetivo en mente.
Finalmente, una oportunidad se presentó cuando Aleksei se apartó del grupo para conversar con uno de sus consejeros. Alicia, aprovechando el momento, lo siguió discretamente y, con un toque suave en su brazo, llamó su atención.
—Ahora no—susurró antes de separarse de ella—primero voy yo y después tú. Espera unos minutos.
Una vez lejos de las miradas y oídos indiscretos, Alicia se armó de valor y al verlo entrar al pasillo que llevaba a sus aposentos, luego de unos minutos, lo siguió hasta el lugar para encontrarse con la maravilla de que no había ni siquiera algún criado indiscreto.
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La noche llegó y mientras Alicia se encontraba revolcándose en las sábanas de su primo, provocando crecientes rumores, puesto que el príncipe no había vuelto a la fiesta, en la mansión del embajador, Penélope se encontraba bañada en sudor, mientras luchaba contra su fiebre.
Recuerdos de su pasado comenzaron a aflorar, la tortura que había sufrido la seguía persiguiendo, sintiéndose a flor de piel como si hubiera sido ayer cuándo recibía los golpes. Lo único que por mucho tiempo le había dado fe de seguir, era su abuelo. Y ahora que este se encontraba en sus últimos días, deseaba irse de la realeza y de paso ayudar un poco a su cuñado.
Así, mientras su alma estaba siendo atormentada en el mundo de los sueños, de repente fue transportada a un vacío oscuro, un vacío donde ni siquiera la luz estaba. Poco a poco, sentía como comenzaba a endurecerse, como si se estuviera petrificando, hasta que una luz dorada apareció delante de ella.
"No hay esperanza...no hay un final feliz, la muerte es la única salida"
Frunciendo el ceño, no entendía el mensaje que aquellas letras doradas se mostraban en frente de ella. De pronto, un sentimiento de desasosiego y desesperanza atacó su corazón, provocando que se retorciera del dolor. Pensando inevitablemente en su abuelo, en su cuñado y sobrino, comenzó a llorar.
"Quiero salvarlos... ¿Por qué es tan difícil eso? ¿Qué pecado cometo?", le dijo a aquel ente extraño en forma de letras.
"Porque este no es tu mundo, porque este no es el mundo de ellos... debes recordar", respondió.
El palpitar acelerado de su corazón hizo que se despertara, para notar que no estaba en su habitación. Bañada aún en sudor, intentó levantarse del colchón tan blando y agradable, que era lo opuesto al catre en el que dormía, pero las heridas en su espalda le dificultaban el trabajo.
—¿Este no es mi mundo?—se preguntó en un susurro.
Con su cabeza palpitando del dolor, miles de imágenes sin sentido llegaron a su mente, provocando un mareo tan fuerte que vomitara encima de la cama. Era la primera vez que tenía un sueño como ese, y aunque estaba acostumbrada a pasar noches infernales como esa, jamás se había sentido como ahora.
"Debes morir"
"Debes acabar esta historia, solo tu muerte lo hará...solo tu fin cambiará su destino"
"¿Quieres ayudarlos?"
"Recuerda"
"Recuerda quién eres"
"Sacrifica tu mayor tesoro"
"Da tu vida a cambio...y salvarás las de ellos"
Penélope cerró con fuerza sus ojos, agarrando su cabello con sus manos, intentando respirar con calma para bajar un poco el malestar, pero aquella voz extraña en su mente seguía resonando y sin pensarlo, provocó que una luz dorada emergiera de sus manos.
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Updated 30 Episodes
Comments
Nery Meléndez
Es en serio???🤔
Debe morir para poder salvar a su cuñado y sobrino?🤔
No hay otra alternativa menos radical y cruel?😫
2024-08-25
1
Nayvi Moreno
Creo que es su subconsciente quien le está dando la solución de un sacrificio que libere a su cuñado y sobrino de su cruel destino, sólo un sacrificio puede servir 🤔
2024-08-24
0
Maria Elena Maciel Campusano
Ese tramposo está engañando a Penélope para que muera y arrastre a su cuñado con su pequeño hijo y llevarse sus almas con el, no le creas Penélope lucha por lo que quieres 🧐
2024-08-22
4