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Mi Ángel

Capitulo 1: El Legado Oculto

Liana se encontraba en la biblioteca de su abuelo, una sala oscura y polvorienta que siempre había evitado. Las estanterías repletas de libros antiguos se alzaban hasta el techo, sus lomos decorados con títulos en idiomas que ella no reconocía. La penumbra del lugar era interrumpida solo por la luz titilante de una vela sobre el escritorio central.

Desde niña, Liana había oído las historias de su abuelo sobre ángeles y guardianes, pero siempre las había descartado como cuentos para asustar a los niños. Ahora, sin embargo, después de la reciente muerte de su abuelo, algo la había impulsado a entrar en esa sala que él siempre le había prohibido.

Mientras sus dedos recorrían los lomos de los libros, notó uno que parecía diferente. Era un tomo pequeño, encuadernado en cuero oscuro, sin título alguno en su portada. Lo sacó con cuidado, sintiendo el peso del conocimiento que contenía. Al abrirlo, descubrió que sus páginas estaban llenas de símbolos y dibujos que no comprendía.

En el centro del libro había un dibujo detallado de un colgante con una piedra brillante en su centro. El colgante parecía familiar, como si lo hubiera visto antes en algún lugar. De repente, recordó un momento de su infancia: su abuelo mostrándole un colgante similar y diciéndole que era una herencia familiar, algo que debía proteger a toda costa.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un ruido sordo. Giró rápidamente y vio que una de las estanterías se había desplazado ligeramente, revelando una abertura en la pared. Con el corazón latiendo con fuerza, Liana se acercó a la apertura y, tras dudar un momento, decidió entrar.

El pasaje secreto la llevó a una pequeña habitación oculta, iluminada por una suave luz dorada. En el centro de la habitación había un pedestal, y sobre él, el colgante del dibujo, brillando con una luz propia. Liana se acercó lentamente, como si el objeto tuviera un poder magnético sobre ella.

Al tocar el colgante, una corriente de energía recorrió su cuerpo, y de repente, las imágenes y símbolos del libro comenzaron a tener sentido. Una voz susurrante llenó su mente, contándole sobre su verdadero legado: ella era la última descendiente de una antigua línea de guardianes encargados de proteger el equilibrio entre el mundo humano y el celestial.

Confusa y asustada, Liana se dejó caer al suelo, tratando de asimilar lo que acababa de descubrir. Pero antes de que pudiera procesar todo, una figura oscura apareció en la entrada de la habitación secreta. Era un hombre alto, con una presencia imponente y ojos que brillaban con una luz etérea.

—Liana —dijo la figura con una voz que resonó en su mente—, es hora de que aceptes tu destino. El equilibrio de los mundos depende de ti.

Las palabras del extraño resonaron en su mente mientras la realidad de su nuevo rol se asentaba en su conciencia. La vida de Liana nunca volvería a ser la misma. Había descubierto su legado oculto, y con él, una responsabilidad que no podía ignorar.

Liana se levantó lentamente, sus piernas temblando bajo el peso de la revelación. La figura imponente la observaba con una mezcla de severidad y compasión, como si comprendiera la magnitud del choque que ella estaba experimentando.

—¿Quién eres? —preguntó Liana, su voz apenas un susurro.

—Soy Eryon, guardián de este santuario y protector del legado que ahora te pertenece —respondió la figura, dando un paso hacia adelante. La luz etérea de sus ojos parecía iluminar la habitación, proyectando sombras danzantes en las paredes de piedra.

Liana tragó saliva, intentando ordenar sus pensamientos. Todo esto parecía salido de uno de los cuentos de su abuelo, pero la realidad tangible del colgante en su mano y la presencia de Eryon la anclaban en el momento.

—¿Por qué ahora? —susurró, mirando el colgante que brillaba con una intensidad hipnótica.

Eryon la observó en silencio durante unos instantes antes de responder.

—El equilibrio entre los mundos se está desmoronando. Los ángeles caídos, liderados por un antiguo traidor, están reuniendo fuerzas para desatar el caos. Solo un guardián de tu linaje puede detenerlos y restaurar el equilibrio.

Liana sintió un nudo en el estómago. La idea de ser responsable de algo tan grande y peligroso era abrumadora.

—No sé cómo hacerlo —dijo, su voz quebrada por la incertidumbre y el miedo.

Eryon se acercó, su presencia imponente pero no amenazante. Colocó una mano etérea sobre el hombro de Liana, y una cálida sensación de calma la inundó.

—No estás sola, Liana. Te guiaré y entrenaré. Tienes el poder dentro de ti, el mismo poder que ha protegido a la humanidad durante siglos. Solo necesitas aprender a canalizarlo.

Liana cerró los ojos por un momento, dejando que la calma la llenara. Cuando los abrió, había una nueva determinación en ellos. Si realmente era la única que podía salvar ambos mundos, no podía permitirse dudar.

—¿Qué debo hacer primero? —preguntó, su voz ahora firme y decidida.

Eryon asintió con aprobación.

—Primero, debes aprender a controlar tu poder. El colgante es la clave, pero solo funcionará si tu mente y corazón están alineados. Vamos, hay mucho que aprender y poco tiempo.

Liana siguió a Eryon fuera de la habitación secreta y de vuelta a la biblioteca. Mientras caminaban, se dio cuenta de que estaba a punto de embarcarse en un viaje que cambiaría su vida para siempre. Pero, por primera vez desde la muerte de su abuelo, sintió que había encontrado su propósito.

Los estantes llenos de libros ya no eran solo una colección de historias antiguas, sino una fuente de conocimiento que necesitaba desesperadamente. Con Eryon a su lado, se dispuso a desentrañar los secretos de su legado y a prepararse para la batalla que se avecinaba. La oscuridad se cernía sobre ambos mundos, y solo ella tenía el poder para detenerla.

Capitulo 2: El Despertar De La Magia

El amanecer se filtraba a través de las ventanas de la biblioteca, bañando los antiguos volúmenes en una luz dorada. Liana se encontraba sentada en el suelo, rodeada de libros abiertos y pergaminos desparramados. Había pasado la noche leyendo, tratando de absorber la mayor cantidad de información posible. Cada línea que leía parecía abrir una puerta a un mundo nuevo y misterioso, un mundo del cual ahora era parte.

Eryon, siempre vigilante, se acercó a ella con una expresión serena. Sus ojos etéreos brillaban con una luz tranquilizadora mientras observaba su dedicación.

—Has avanzado mucho en tan poco tiempo —comentó, su voz resonando suavemente en la silenciosa biblioteca.

Liana levantó la vista, sus ojos reflejando tanto agotamiento como determinación.

—Hay tanto que aprender —dijo, cerrando uno de los libros con un suspiro—. Pero todavía no entiendo cómo controlar mi poder.

Eryon asintió y extendió una mano hacia ella, ayudándola a levantarse.

—El conocimiento es solo una parte del proceso. La verdadera magia proviene de dentro, de tu conexión con el colgante y con tus propias emociones.

La condujo a un espacio abierto en el centro de la biblioteca, despejado de muebles y libros. En el suelo había un círculo inscrito con runas antiguas, brillando con una luz tenue.

—Párate en el centro del círculo —instruyó Eryon—. Este es un lugar de poder, diseñado para ayudar a los guardianes a conectar con su magia interior.

Liana obedeció, sintiendo un leve hormigueo en la piel al cruzar el umbral del círculo. El colgante en su cuello comenzó a calentarse, pulsando con una energía que parecía resonar con las runas bajo sus pies.

—Cierra los ojos y respira profundamente —dijo Eryon—. Deja que la energía del colgante fluya a través de ti. No la fuerces, simplemente permítele que te guíe.

Liana hizo lo que le pedían, cerrando los ojos y concentrándose en su respiración. Al principio, no sintió nada más que el pulso regular del colgante. Pero lentamente, una cálida corriente de energía comenzó a fluir desde el amuleto, extendiéndose por todo su cuerpo. Era una sensación extraña y familiar al mismo tiempo, como si estuviera despertando algo que siempre había estado allí, esperando ser descubierto.

A medida que la energía crecía, las runas bajo sus pies comenzaron a brillar con más intensidad, creando un resplandor dorado que envolvía a Liana en un aura luminosa. Los libros y pergaminos alrededor del círculo se agitaron, como si una brisa invisible los tocara.

—Siente la magia dentro de ti —continuó Eryon, su voz suave pero firme—. Es parte de ti, de tu linaje. Deja que te muestre su verdadero poder.

Liana se concentró en la corriente de energía, permitiendo que la envolviera por completo. Imágenes de antiguos guardianes, batallas celestiales y secretos ocultos pasaron por su mente como destellos fugaces. Sintió una conexión profunda con todos aquellos que habían venido antes que ella, una cadena inquebrantable de poder y responsabilidad.

De repente, una oleada de poder recorrió su cuerpo, haciéndola abrir los ojos de golpe. Las runas brillaban intensamente y el colgante en su cuello emitía una luz cegadora. Liana levantó una mano instintivamente, y una esfera de luz dorada apareció en su palma, flotando con gracia.

—¡Lo hice! —exclamó, sorprendida y emocionada.

Eryon asintió con una sonrisa de aprobación.

—Este es solo el comienzo, Liana. Has despertado tu magia, pero ahora debes aprender a controlarla y usarla sabiamente. El camino será arduo, pero estoy aquí para guiarte.

Liana miró la esfera de luz en su mano, sintiendo una mezcla de orgullo y responsabilidad. Sabía que el verdadero desafío apenas comenzaba, pero por primera vez en su vida, sentía que estaba lista para enfrentarlo.

La luz del amanecer continuaba llenando la biblioteca, como un símbolo del nuevo comienzo en su vida. Con Eryon a su lado y su magia despertada, Liana estaba preparada para aceptar su destino y proteger el equilibrio entre los mundos.

Capitulo 3: La Llamada De Los Cielos

El aire en la biblioteca estaba cargado de una tensión palpable, como si los antiguos volúmenes y pergaminos susurraran secretos en un idioma olvidado. Liana, aún sorprendida por el poder que había desatado, sentía el peso de su nuevo rol asentarse sobre sus hombros. A pesar de la emoción de haber despertado su magia, una sensación de inquietud se arremolinaba en su interior, como si algo oscuro y desconocido se aproximara.

Eryon permanecía a su lado, siempre imponente y sereno, pero incluso en su mirada etérea, Liana podía detectar una sombra de preocupación.

—Lo hiciste bien, Liana —dijo Eryon, rompiendo el silencio que había caído sobre ellos tras el despertar de su magia—. Pero ahora, debes prepararte para lo que viene. Los cielos están agitados, y cuando los cielos llaman, es señal de que algo grande se avecina.

Liana frunció el ceño, las palabras de Eryon encendiendo una chispa de ansiedad en su pecho.

—¿Qué significa eso? —preguntó, su voz más baja de lo que pretendía.

Eryon no respondió de inmediato. En su lugar, extendió una mano hacia la ventana más cercana, que daba al horizonte. A medida que la luz del día se desvanecía, el cielo se teñía de un tono carmesí, una puesta de sol tan intensa que parecía preludio de algo ominoso.

—Los cielos son más que solo el techo sobre nuestras cabezas, Liana. Son el reflejo de los reinos superiores, de las fuerzas que guían y protegen el equilibrio del mundo. Cuando se tornan de esta manera —señaló el resplandor rojizo—, significa que los ángeles han comenzado a moverse.

Liana sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. Sabía por las historias de su abuelo que los ángeles, aunque seres de luz, podían ser tan terribles como bondadosos. Su mente volvió a la figura oscura que había visto en sus visiones: el traidor que Eryon había mencionado, un ser que alguna vez había sido un ángel, pero que ahora lideraba las fuerzas del caos.

—¿Están preparándose para la guerra? —murmuró, casi temiendo la respuesta.

Eryon asintió solemnemente.

—Así parece. Y tú, como guardiana, debes estar lista. La llamada de los cielos es un aviso para los que protegen la tierra, un llamado a unirse en defensa del equilibrio.

Liana respiró hondo, intentando calmar el tumulto en su interior. Todo esto era nuevo, aterrador, pero al mismo tiempo, había una extraña sensación de claridad en su mente. Era como si, a pesar del miedo, una parte de ella supiera que estaba destinada a esto, que toda su vida había sido una preparación para este momento.

—¿Qué debo hacer? —preguntó, su voz firme a pesar de la tormenta en su pecho.

Eryon la miró con una mezcla de orgullo y compasión.

—Debes conectar con los cielos, Liana. Como guardiana, tienes la capacidad de comunicarte con los ángeles, de escuchar su guía y prepararte para lo que viene. Es un proceso difícil y peligroso, pero es necesario.

La llevó hasta un rincón más apartado de la biblioteca, donde un espejo antiguo, cubierto por un velo de polvo, se alzaba entre dos estanterías. El marco del espejo estaba adornado con símbolos celestiales y figuras aladas, casi como si estuvieran esperando para cobrar vida.

—Este espejo es un portal, una ventana hacia los cielos —explicó Eryon, limpiando con un movimiento suave la superficie empañada—. Solo los guardianes pueden usarlo para comunicarse con los ángeles. Debes mirarlo fijamente, concentrarte en tu colgante, y permitir que los cielos te hablen.

Liana tragó saliva, su corazón latiendo con fuerza. Se acercó al espejo, viendo su reflejo en la superficie ahora brillante. Con cada paso, el colgante en su cuello parecía latir al ritmo de su corazón, como si respondiera a la llamada que Eryon mencionaba.

—No tengas miedo —susurró Eryon, su voz como un ancla en medio del caos—. Los cielos te eligieron por una razón. Eres más fuerte de lo que crees.

Liana asintió lentamente, sus ojos fijos en el espejo. Tomó un profundo respiro y cerró los ojos, permitiendo que la energía del colgante la envolviera. Al abrirlos nuevamente, ya no vio su reflejo, sino un cielo infinito, lleno de estrellas y constelaciones que giraban lentamente, como guardianes celestiales vigilando el mundo.

De repente, una voz suave pero poderosa llenó su mente, resonando desde el espejo.

—Liana, guardiana del equilibrio, escucha la llamada de los cielos. Se avecina una gran batalla, y solo aquellos que aceptan su destino pueden salvar lo que queda del equilibrio. Confía en tu poder, en tus aliados, y en los secretos que aún no has descubierto. El destino del mundo está en tus manos.

El cielo en el espejo comenzó a oscurecerse, y las estrellas, antes brillantes, se fueron apagando una a una, hasta que solo quedó la profunda oscuridad. Liana retrocedió, sintiendo que la energía la abandonaba.

Eryon la sostuvo, sus ojos llenos de comprensión.

—Lo has hecho bien, Liana. Has respondido a la llamada. Ahora, debemos prepararnos para lo que viene.

Liana asintió, sabiendo que ya no había vuelta atrás. Los cielos habían hablado, y la guerra estaba cerca. Pero no estaría sola. Con la fuerza de los cielos a su lado, Liana se prepararía para la batalla que determinaría el destino de todos.

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