Capítulo 4: La Prueba de la Lealtad

El amanecer pintaba el cielo de tonos rosados y dorados sobre el bosque de Lunasombra. Lyra se despertó con determinación en el corazón, decidida a explorar más sobre la profecía y lo que significaba para su clan. Después de desayunar rápidamente, se dirigió hacia la biblioteca de la aldea, donde los ancianos guardaban los registros más antiguos.

Dentro de la biblioteca, Lyra buscó entre los viejos pergaminos y libros polvorientos. Finalmente, encontró un manuscrito que hablaba sobre la profecía de los lobos destinados. Según el texto, la profecía predecía que el amor entre un lobo de clan Luminara y uno de clan Sombraluna traería la paz duradera a las tierras de Lunasombra.

Mientras leía, Lyra escuchó pasos detrás de ella. Se volvió y vio a su padre, el líder del clan Luminara, observándola con seriedad.

—Lyra, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó su padre, con una mezcla de preocupación y reproche en su voz.

Lyra guardó rápidamente el manuscrito y se puso de pie, enfrentando a su padre con determinación.

—Padre, necesito saber la verdad sobre la profecía —dijo Lyra—. Creo que hay más en juego de lo que sabemos.

Su padre suspiró, su mirada suavizándose un poco.

—Lyra, entiendo tu curiosidad —dijo él—. Pero esta profecía es antigua y llena de incertidumbre. No podemos basar nuestras decisiones en leyendas y mitos.

Lyra asintió, pero no pudo evitar preguntarse si su padre estaba escondiendo algo más. Sabía que debía ser cautelosa con lo que descubría, pero su intuición le decía que la profecía tenía más relevancia de lo que su padre quería admitir.

Mientras tanto, en el campamento Sombraluna, Kael se encontraba en una situación similar. Después de una reunión con los ancianos del clan, se le permitió acceder a los registros antiguos guardados en la caverna sagrada. Allí, Kael buscó información sobre la profecía de los lobos destinados.

Entre los antiguos rollos de pergamino, encontró fragmentos que hablaban sobre el amor entre un lobo de clan Sombraluna y uno de clan Luminara como un evento crucial para el futuro de los clanes. Sin embargo, los detalles eran escasos y muchas partes del texto estaban deterioradas por el paso del tiempo.

Mientras Kael estaba inmerso en la lectura, Damon entró en la caverna y lo encontró con expresión concentrada.

—Kael, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Damon, con curiosidad.

Kael miró a su amigo, guardando rápidamente el pergamino y poniéndose de pie.

—Estoy investigando sobre la profecía —dijo Kael—. Necesito entender lo que realmente significa para nuestro clan.

Damon frunció el ceño, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Kael, debemos tener cuidado con esto —advirtió Damon—. No sabemos qué consecuencias podría tener seguir una profecía antigua y misteriosa.

Kael asintió, sabiendo que Damon tenía razón. Pero algo en él lo impulsaba a buscar respuestas, a entender el vínculo que sentía con Lyra y cómo eso podría cambiar el destino de ambos clanes.

Esa noche, Lyra y Kael se encontraron nuevamente en sus sueños. Esta vez, estaban parados frente a un antiguo altar de piedra en el corazón del bosque de Lunasombra. La luna llena brillaba sobre ellos, iluminando el altar con un resplandor plateado.

—¿Qué crees que significa todo esto, Kael? —preguntó Lyra, mirando al lobo dorado a su lado.

Kael miró el altar con seriedad.

—Creo que la profecía nos está guiando hacia algo más grande, Lyra —respondió él—. Pero también creo que debemos estar preparados para las pruebas que se avecinan.

Lyra asintió, sintiendo una mezcla de emoción y temor en su interior.

—¿Crees que podemos cambiar el destino de nuestros clanes? —preguntó, su voz apenas un susurro bajo el murmullo del viento nocturno.

Kael la miró con determinación.

—Sí, Lyra. Creo que juntos podemos encontrar una manera —dijo él—. Pero primero, debemos ganarnos la confianza de nuestros clanes y demostrar que estamos dispuestos a luchar por la paz.

Antes de que pudieran continuar, una sombra oscura se movió entre los árboles cercanos. Ambos lobos se pusieron en guardia, sus sentidos alerta ante cualquier amenaza potencial.

Pero la sombra desapareció rápidamente, dejándolos con más preguntas que respuestas.

—Debemos tener cuidado, Kael —dijo Lyra, su voz llena de preocupación—. Hay fuerzas en juego que no entendemos completamente.

Kael asintió solemnemente.

—Lo sé, Lyra. Pero mientras estemos juntos, podemos enfrentar cualquier desafío que se interponga en nuestro camino.

Y así, bajo la mirada vigilante de la luna llena, Lyra y Kael hicieron un juramento silencioso de descubrir la verdad detrás de la profecía y encontrar una manera de unir a sus clanes en paz y armonía.

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