Capítulo 3 Reina contra reina

Capítulo 3

Reina contra reina

Pronto, altos mandos eclesiásticos convocaron a los reyes de distintos reinos para efectuarse lo que muchos denominaban intercambios de honor ante Dios; así, la reina Lina, quien era conocida por asistir a dicho evento, mandó a buscar a Nix, pues esta era su mano derecha, mientras que Fabio decidió ir junto al capitán Lorien. Sin embargo, la reina Irma fue con Christian para que este fuera siendo conocido entre los reyes. Por su parte, el rey Carlos de Torrien estaba quebrantado de salud, por lo que mandó al coronel Jack y al capitán Ted en su lugar.

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Cuando Nix se enteró de que la reina Lina solicitaba su presencia y Jack y Ted también asistirían, se encontró con la incertidumbre de quién cuidaría a Camus, puesto que nadie debía conocer su existencia. Jack llegó a la conclusión de que se la dejarían a una de las lobas más antiguas de Torrien para que velara por ella mientras estos no estuvieran presentes; de este modo, cuando la anciana loba se enteró, aceptó sin dudarlo, pues ella nunca había podido tener un bebé y tampoco cuidar de uno y, por ello, sintió que sería un honor hacerlo. Ted le advirtió que no debía revelar la existencia de aquella niña o pagaría con su vida y la mujer temerosa le dijo que tenía una solitaria, pero bien equipada cabaña en el campo, que sería un buen escondite. Estando todos de acuerdo, partieron a su destino.

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La reina al ver a Nix fue a tomarla entre sus brazos para darle un cálido abrazo, pues a pesar de todo, Nix siempre sería una niña ante sus ojos y la prometida del difunto príncipe heredero Tobías de Maya.

Una vez se pusieron al corriente con algunos asuntos, las dos partieron al lugar donde se celebraría aquella cumbre.

Por su parte, Nix ocultó la existencia de Camus, su hija, con el rey Fabio, pues sabía que los planes de la reina Lina eran previstos para destronar al padre de su hija y la existencia de Camus complicaría muchos planes y rompería cualquier confianza entre ella y la reina.

¡Una completa osadía!

Una vez instaladas en los pequeños palacios previamente preparados para cada uno de ellos, la reina Lina descansó del agotador traslado y Nix salió a dar una vuelta por los alrededores del palacio, dándose cuenta de que habían colocado a la reina Irma en la torre de al lado; esto molestó a Nix, tomándolo como una ofensa y provocación hacia la otra reina, así que interrumpiendo el descanso de Lina le informó sobre aquel acto conflictivo. Lina solo miró por el ventanal al jardín y le dijo:

—Mientras no crucen nuestras fronteras, no actuaremos, después de todo, esto es una reunión para mostrar lealtad ante Dios y ante la Iglesia.

Así que, bajando la guardia, Nix mantuvo la calma; aceptó las palabras de la reina y tragándose su orgullo y las ganas de ir a enfrentar a sus enemigos, decidió obedecer órdenes y calmarse. Optó por ir a caminar a sus alrededores, topándose con sus hermanos, el coronel Jack y el capitán Ted, quienes venían con regalos de paz enviados por el rey Carlos a la reina Lina.

Luego de intercambiar opiniones sobre todo lo que estaba sucediendo, llegaron a la conclusión de que esto solo era un acto de provocación entre reyes para que el más fuerte fuera el que entregara la dote más costosa ante la Iglesia en ofrenda a Dios

…

Cuando recibió los regalos enviados por el rey Carlos, Lina agradeció y envió sus saludos al rey y sus deseos por una pronta recuperación.

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Por otra parte, Irma planeaba envenenar a la reina Lina y por ello había infiltrado un peón en la cocina. Así, cuando fueran a servir los platos en la cena, ella moriría y Texrra reclamaría Maya como una provincia más, duplicándose automáticamente su poder e influencia.

Cuando fueron convocados los reyes a la cena oficial, todos hicieron acto de presencia y entregaron sus ofrendas frente al altar donde Dios miraría su gracia. Uno a uno, fueron entregando dichas ofrendas, pasando luego al salón principal, donde los esperaban platillos muy peregrinos de la Iglesia. Una vez que todos tomaron asiento, sus acompañantes tuvieron que abandonar la sala, donde solo los reyes podían quedarse, excepto Jack, quien estaba representando al rey Carlos.

Aquello parecía más una hoguera que una cena, pues las pocas palabras que se intercambiaban eran tan cortantes y de doble moral, que daba la impresión de que terminarían matándose entre sí.

Irma, a todas estas, estaba muy atenta a los movimientos de Lina, pero esta última era mucho más astuta; sabía que Irma esperaba verla caer y sonriente brindó en honor a la memoria de los difuntos, tomando todo el vino que se suponía estaba envenenado. Sin embargo, el veneno al estar dentro del cuerpo de Lina simplemente se disolvió, pues ella era la maldad pura, la hechicera original del reino de Tox, y quien se interpusiera en su camino era considerado un enemigo más.

Esto sorprendió a Irma, quien de inmediato soltó un fuerte suspiro al ver sus planes fracasar y levantándose pidió permiso para retirarse sin saber que Lina la miraría y le diría:

—Es una buena jugada, pero los cobardes tarde o temprano regresan a casa.

Esto mantenía una presión en el aire, pues se sabía que más temprano que tarde terminarían acabándose unos a otros...

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