Pasión

Lía se despierta y el hombre a su lado no está, la joven se levanta a buscar una toalla para bañarse y ve una en el armario que dice. “Adentro hay ropa para que te cambies”.

La mujer sonríe cuando abre el armario, está lleno de ropa nueva y zapatos, la joven toma unas cosas y luego se va al baño.

Una vez allí, mientras siente el agua, piensa en lo que está haciendo y le vale poco, ese hombre le gusta y Alessandro se pasó al querer darle órdenes, ella detesta Eso.

La mujer sale del baño con un pantalón negro, un top de encaje, una chaqueta negra y unos botines negros.

—Tiene buen gusto el hijo de puta. —Murmura mientras decide salir para ver si lo encuentra, pues tiene hambre.

—Hermosa… —¡Dice al verla llegar al comedor!

—Hola bonito, buenos días. —Dice se acerca y lo besa de manera brusca, luego se aleja y se sienta a un lado, pero el joven se la sienta en las piernas.

—Aquí estarás más cómoda… Dormiste bien.

—Pase la noche viendo lo bien que te queda ese bóxer, créeme que dormí muy bien. —Ella sonríe y él la besa, es brusco, pero el beso los quema a ambos, la química entre ellos es demasiado fuerte.

El beso termina y los dos sienten el vacío que deja la ausencia del otro, el miembro de Nicholas le duele, desea a esta mujer y la va a tener, está un poco frustrado porque no tiene el control de todo y eso no le gusta.

—Prueba, espero y te guste… —Dice dándole un poco de tostada con mermelada de fresa, también le da yogur con trozos de fruta.

—Está delicioso, pero prefiero la pizza. —Dice y él se ríe.

—¿Comes pizza? Se extraña él.

—Soy italiana, cariño, amo la pizza, pero también las hamburguesas por mi padre. —Él sigue con esa mueca de incredulidad.

—Me parece increíble que con ese cuerpo, comas algo que no sea ensalada.

—Mi tamaño requiere buena comida, la ensalada es para los chicos. —Dice y él se ríe.

— Pensé que hasta eras vegana. —Dice y ella le toca la entrepierna.

—Me gusta la carne y mucho… —El hombre suspira, pues el bóxer le va a estrangular el miembro que amenaza con romper la tela.

El desayuno sigue y luego ambos deciden ir a la habitación para seguir con su fin de semana de diversión.

—Necesito un teléfono. —Dice y él le entrega uno, la joven marca un número y habla.

—Estoy bien, nos vemos mañana, tengan todo listo. —Dice y cuelga, elimina el número y le entrega el teléfono a Nicholas.

—Te vas mañana…

—Sí, ya te lo había dicho, creo que lo mejor es no perder tiempo, estamos más que atrasados. —Dice la joven riendo.

—Pasaremos un excelente momento, pero tengo reglas y soy fiel a ella —Dice y ella alza la mirada.

—Te escucho.

—Al salir de aquí tu nombre desaparecerá de mi cabeza y el mío de salir de la tuya… —Ella lo mira y sonríe.

—Perfecto, algo más. —Contesta ella.

—No intercambiaré números, no soy hombre de segundas veces, no me gusta el drama y… No llamo a nadie. —La joven sonríe y se lanza en la cama.

—Me parece perfecto, sabes… me gusta tu método. — El hombre se le lanza encima y le besa el cuello, Lugo va bajando y saca su chaqueta, los pechos de la chica con el encaje del top resaltan y se ven apetitosos, la mujer parece irreal, pero lo es y eso lo está enloqueciendo.

Se deshace del top y los pechos perfectos saltan a la vista, los rosados picos de la joven son una perdición, él se saborea los labios y se acerca a una de las hermosas montañas, posa su boca allí y chupa, lame y muerde ligeramente, el teléfono de él suena y lo ignora.

Amasa el otro pecho con su mano libre y ella jadea, él baja su boca por el abdomen y muerde dejando una marca, se desespera y le arranca el pantalón flexible, la pequeña braga color rojos le resalta lo blanco de su piel y muerde la tela para después arrancarla.

—Maldición. —Espeta al ver el rosado y mojado centro de la mujer que tiene a su merced.

Le besa los muslos y deja otra marca, ella gime y se estremece ante su acto.

Nicholas pasea su lengua como si lamiera una paleta.

—Carajo, que cosa más dulce. —Dice y pasa su lengua entre los pliegues, luego la mueve en círculos mientras acaricia los muslos de ensueño que posee la mujer.

El teléfono sigue sonando y él maldice, pero no lo agarra

—chupa esa pequeña ostra ante él, e introduce su lengua, la espalda de ella se arquea mientras él se deleita con aquel manjar exquisito.

—La puta gloria, —Dice él.

—Nicholas… —Grita al derramarse en la boca de él, su cuerpo le tiembla y la sensación es una locura.

Lía se levanta y lo besa con desesperación, lo desea, está urgida, le arranca la ropa, y le llena el pecho de besos, es feroz y no es nada delicada.

Baja hasta su pantalón y se lo quita, dejando el bóxer color gris que se quiere romper.

—Fanculo, —Exclama y baja su bóxer, una enorme boa salta ante sus ojos, gruesa, grande y peligrosa, las venas se le marcan y para ella es un trozo de pizza que es lo que más le encanta, la boca se le hace agua y el brillo de la excitación reluce en la punta de esa boa.

Lo toma con una mano y está no cierra, hace ver pequeña a su bonita mano, bombea un par de veces y lo lleva su boca mientras lo mete y lo saca, hace movimientos con su lengua dándole un placer exquisito.

La joven pega su lengua del paladar y la mueve rozando el cielo de este y así cuando roza la cabeza de la boa lo enloquece.

—Mierda… —Dice él y ella cambia y lo introduce muy adentro, lo lleva al fondo y lo saca, reprime las armadas y sigue, para ella esto es demasiado placentero, no solo le complace verlo a él, disfrutar, sino que ella está en el cielo con la boa en su boca.

Sus manos acarician las joyas del hombre y así lo tiene dándole placer, hasta que él se desborda en la boca de la joven, la crema le llena la garganta y le chorrea por las comisuras, ella se relaje los labios y él a eso lo enloquece.

La besa con fuerza y mucha pasión, esta mujer es de mentira, es hermosa, increíble y disfruta como nunca cada momento con él.

La hora ha pasado y con todo lo que han hecho no saben con exactitud que hora es.

Él la gira y toma el control mientras la besa, pasa un dedo por su entrada y la sigue besando, ella está más que lista, más que preparada para él.

El impresionante hombre es un espectáculo sin ropa, cada parte de su cuerpo es grande y como tallado en mármol.

Nicholas la abre y pone la cabeza de la gran boa en la pequeña ostra, la besa intensamente, con desespero y habré, empuja un poco y retrocede, ella suspira y lo sigue besando, él vuelve y entra.

—Dios, ya quiero estar dentro de ti. —Dice y ella se ríe con malicia.

—Si no entras ya lo meto yo misma. —Él se prende y empuja, ella lo muerde ante la intromisión, el hombre intenta un poco más y la barrera cae.

—Maldición Lia, eres… —exclama Nicholas.

—Retírate y habrá una desgracia, dice llena de placer.

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