Me levanté muy temprano aquella mañana, decidida a preparar un desayuno especial para mi madrina. Quería agradecerle por todo su amor y apoyo, y también por haberme acogido en su hogar después de tantos años. Había pasado una noche agitada, llena de emociones encontradas después del reencuentro con Cris y el éxito de la exposición, y necesitaba hacer algo que me permitiera centrarme y relajarme.La cocina estaba tranquila y en silencio mientras comenzaba a preparar los ingredientes. Decidí hacer unas crepas con fruta fresca y miel, uno de los desayunos favoritos de Victoria. Mientras batía la masa, los recuerdos de mi infancia seguían aflorando. Recordé las mañanas en las que ella me enseñaba a cocinar, siempre paciente y cariñosa, creando en mí un amor por la cocina que todavía conservaba.Justo cuando comenzaba a cocinar las crepas, escuché pasos detrás de mí. "Rico huele", dijo una voz familiar y cálida. Me giré para ver a mi madrina entrando en la cocina con una sonrisa en el rostro."Buenos días, madrina", dije, sonriendo. "Espero que tengas hambre, porque preparé algo especial para ti"."Siempre tengo hambre para tus creaciones, Mía", respondió ella, acercándose para darme un abrazo. "¿Necesitas ayuda con algo?""Ya casi termino, solo siéntate y disfruta", le dije mientras colocaba las primeras crepas en un plato y las adornaba con fresas, arándanos y un toque de miel. Victoria se sentó en la mesa, observándome con orgullo y cariño."Sabes, Mía", comenzó mientras vertía café en su taza, "me alegra tanto tenerte aquí. Este lugar no ha sido lo mismo sin ti"."Yo también estoy feliz de estar aquí, madrina", respondí, colocando el plato frente a ella. "Espero que te guste".Victoria probó un bocado y sus ojos se iluminaron. "Está delicioso, como siempre", dijo. "Eres una verdadera artista, tanto en la cocina como con tus pinceles".Mientras nos sentábamos a desayunar, sonó el teléfono de la casa. "Voy a atender", dije, levantándome rápidamente. Cogí el auricular y respondí. "Hola, ¿quién habla?""¡Mía! ¡Sal afuera que te tengo una sorpresa!", dijo una voz entusiasta con un acento inconfundible. Mi corazón dio un vuelco al reconocer a Marco, mi amigo italiano de la universidad. "¡No puedo creer que estés aquí!", exclamé, corriendo hacia la puerta principal.Abrí la puerta y ahí estaba, mi italiano favorito, con su amplia sonrisa y sus brazos abiertos. "¿Dónde está mi curvi sexy?", bromeó mientras me envolvía en un abrazo cálido y reconfortante."¡Marco! ¿Qué haces aquí?", pregunté, todavía sorprendida y emocionada. "Pensé que estabas en Italia"."Vine a verte, por supuesto", respondió, riendo. "No podía perderme tu exposición. Además, tenía que asegurarme de que estabas bien".Nos abrazamos de nuevo, y luego lo llevé adentro para presentárselo a mi madrina. "Madrina, este es Marco, mi amigo de la universidad", dije. "Marco, ella es Victoria, mi madrina"."Encantado de conocerla, señora", dijo Marco con su habitual encanto. Victoria lo saludó con una sonrisa, claramente complacida por su presencia."Es un placer conocerte, Marco", respondió ella. "Siéntate, por favor. Mía preparó un desayuno delicioso. ¿Te gustaría unirte a nosotros?""Con mucho gusto", dijo Marco, sentándose a la mesa. Nos pasamos la siguiente hora poniéndonos al día, riendo y compartiendo historias. Marco siempre había sido una fuente de alegría en mi vida, y su llegada inesperada era justo lo que necesitaba para relajarme después de los intensos días recientes.Después del desayuno, Marco y yo salimos al jardín para disfrutar del aire fresco. "No puedo creer que estés aquí", le dije mientras caminábamos entre las flores. "Realmente me has sorprendido"."Sabía que lo haría", respondió él con una sonrisa traviesa. "Además, quería felicitarte en persona por tu exposición. Estoy muy orgulloso de ti, Mía"."Gracias, Marco", dije, sintiendo una oleada de gratitud. "Significa mucho para mí que estés aquí".Pasamos el resto de la mañana hablando y disfrutando de la compañía mutua. Marco siempre tenía una forma de hacerme sentir especial y comprendida. Su presencia me daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío que viniera.Mientras estábamos sentados en el banco del jardín, Marco se volvió serio por un momento. "Mía, ¿cómo van las cosas con Cris?", preguntó, sabiendo lo importante que era ese reencuentro para mí.Suspiré, sintiendo el peso de sus palabras. "Ha sido complicado", admití. "Nos vimos ayer y no fue fácil. Pero él me pidió una oportunidad para arreglar las cosas. No sé qué pensar todavía"."Lo importante es que te tomes tu tiempo", dijo Marco, apoyando una mano en mi hombro. "No tienes que decidir nada de inmediato. Solo sigue tu corazón".Asentí, apreciando su consejo. "Gracias, Marco. Siempre sabes qué decir"."Para eso están los amigos", respondió él con una sonrisa. "Y hablando de amigos, ¿qué tal si te invito un café? Hay una pequeña cafetería en el centro que vi al venir. Podríamos pasar allí un rato, relajarnos y hablar más"."Me parece una excelente idea", dije, sintiendo que necesitaba ese respiro. Caminamos hasta la cafetería, disfrutando del paseo y de la conversación ligera. La cafetería era acogedora, con mesas de madera y una atmósfera tranquila. Nos sentamos junto a una ventana, desde donde podíamos ver el bullicio del pueblo."¿Te has dado cuenta de cuánto has cambiado, Mía?", dijo Marco mientras esperábamos nuestros cafés. "Recuerdo cuando te conocí, eras más reservada. Ahora veo a una mujer segura, talentosa y fuerte"."Ha sido un viaje largo", respondí, reflexionando sobre sus palabras. "Pero he tenido buenos amigos que me han apoyado, como tú"."Nunca olvides lo increíble que eres", dijo Marco, levantando su taza en un brindis improvisado. "Por todo lo que has logrado y por todo lo que aún lograrás".Sonreí, sintiéndome reconfortada por su presencia y sus palabras. Pasamos el resto de la tarde en la cafetería, disfrutando de nuestros cafés y hablando de nuestros sueños y planes. Marco me recordó que, a pesar de los desafíos, siempre había luz al final del túnel.Cuando regresamos a casa de Victoria, me sentía renovada y lista para enfrentar cualquier cosa. Agradecí a Marco por estar allí para mí y le prometí que trabajaríamos juntos para superar cualquier obstáculo. Su visita inesperada había sido el soplo de aire fresco que necesitaba, y me sentía más fuerte y segura para lo que el futuro pudiera traer.
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Comments
Eylin Moya Taly
los buenos amigos aportan vitaminas a nuestra alma 😍😍😍
2024-06-28
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