SEBASTIAN (CAP. 19)

No puedo controlar el sollozo y bajo corriendo. Llego hasta ella y la abrazo. Me vuelvo un niño pequeño de nuevo, apoyándome en nuestra líder consentidora. Ella nunca permitiría que nos dañen y por eso no frené cuando me lo ordenaron.

+ Bueno, Crucru, fue bueno mientras duro. Ya nos estábamos encariñando contigo, pero parece que ya tienes tu reemplazo. No sabíamos que Laylay es una asalta cunas... ¡Auch, mi cabello estupida!

Una de sus manos, antes en mi espalda, me liberó; asumo que para callar a la rubia bocona. Luego la pone en mi casi inexistente cabello y me arrulla.

× En buena hora los ojos nunca cambian y había buena iluminación.

Me aleja un poco, para limpiarme las lágrimas y saca un pañuelo de la nada para que pueda liberar mi nariz de la congestión. No puedo hablar, tengo miedo que sea un sueño y que cuando despierte no esté. Toma una de mis manos y me gira hacia el grupo grande de personas, veo a otros saliendo de las sombras incluso.

× Chicos, él es Sebastian, mi hermano menor. Si las cosas hubieran sido distintas, sería un Farres. No puedo decir que un Ogayar, porque el apellido lo tomará de su esposa, cuando dejen de ser unos miedosos. Sebas, los encapuchados son la gente de seguridad de la empresa de mis amigos. La rubia es Teresse...

+ Reese, para los amigos y familia.

La rubia interrumpe para sonreírme. Layla solo gira los ojos.

× La pelirroja y tu gemelo de corte militar son Cameron y Martín.

Ellos solo asienten. Se nota su educación militar.

× Y el chico pelilargo y despeinado es Cruz. El es mio.

Me olvido de mi alegria llorosa y me pongo serio. Miro al tal Cruz y achico los ojos.

×- Por si acaso, cuñadito, el pañuelo era mio. Se lo pasé a mi muñeca para que te limpie los mocos. De nada.

Me relajo. Cruz mira a Layla con tanto amor que es envidiable. Yo también quisiera mirar así a Lily sin temor a represalias. Eso me hace recordar la desaparición.

* La familia...

No me deja continuar.

× Regresan mañana. Tendrás que esperar, ya que contaré todo una sola vez. Ahora vamos a comer algo.

Me quedo cerca de Layla. La escucho contarme algunas historias de ella y siempre salen las mismas personas. Cameron y Teresse son muy buenas amigas. Luego, está Cruz. Su chico y compañero de hackeo. No tengo por qué preocuparme. Se nota que todos son capaces de dar su vida por el grupo.

Llega el día. Primero, llegan la abuela y los tíos. Layla le pide a la abuela irse al jardin y Cruz la lleva del brazo. Me entero de todo. Ese maldito desagradecido, porque eso es lo que es. Julian nunca fue como los demás. Mientras todos me veían como uno más de la familia, él siempre me trataba como una mascota rescatada de la calle. Una cosa es ser indiferente y cruel con un niño ajeno, otra muy distinta es lastimar a tu propia sangre. Cómo pudo orquestar todo eso, empezando con mamá Adriana. Y Jazmín. Ella era tratada como una hija también por mamá Adriana y era cuidada por Layla. Todo para apropiarse de unas empresas de las cuales no le pusieron ni un gramo de esfuerzo.