Cap #7

En el mundo humano, en lo profundo de un bosque, se encontraban unos hombres y dos mujeres. Una de ellas se encontraba golpeada en el suelo y una herida en el pecho, mientras que la otra se reía.

- esto es lo que mereces. Una bastarda sin madre, ¿crees que podías tener más que yo? No aspires a subir tan alto, querida hermanita. Gracias a eso estás aquí. Solo mírate, ya ni siquiera puedes moverte. Nadie llorará por ti, ni siquiera nuestro padre. No eres útil para la familia-.

La mujer con una sonrisa sádica en el rostro se acercó a dónde estaba la otra que apenas respiraba, y le dio una patada en el estómago.

- ¡muere de una vez!-

Mientras le seguía dando golpes, los hombres se le acercaron pidiéndole que se detenga, puesto que ya era hora de regresar.

- no hay que llamar la atención. Mi señorita debe limpiarse la sangre que tiene ahora en su ropa, y regresar a la mansión. Su hermana ya está muerta-.

Un hombre se le había acercado con la cabeza inclinada para hablarle. Ya se estaba oscureciendo y debían regresar a la mansión para no despertar sospechas.

- de acuerdo-, comprendió la mujer mientras se daba la vuelta para regresar a dónde se encontraba el carruaje esperando.

- ¿qué hacemos con el cuerpo?- preguntó uno de los hombres presentes.

- Que dos de ustedes agarren el cuerpo, y vayan más adentro en el bosque. Busquen un lugar para arrojarlo por un barranco. Que nadie la pueda encontrar-, ordenó aquella mujer mientras se quitaba la parte de afuera del vestido, para ponerse otra que no tenía sangre.

- y de paso tiren esto-, arrojando la ropa que se quitó a otro de los hombres para que también se deshaga de eso.

La mujer subió al carruaje y retomó su camino de regreso a la mansión familiar. Mientras tanto, dos de los hombres que la habían acompañado se quedaron atrás para deshacerse del cuerpo. Nadie debía encontrarla.

Se adentraron en el bosque buscando un acantilado, como lo había ordenado la señorita, llegaron a un lugar donde las condiciones parecían perfectas, bajaron el cuerpo y se disponían a empujarlo por el barranco, cuando de repente los ojos de aquella joven mujer a la que consideraban muerta, se abrieron de repente y antes de que pudieran entender lo que estaba pasando, esos dos hombres ya estaban muertos en el suelo.

La mujer los miró, y pateó los cuerpos sin vida de esos hombres en el barranco. De un momento a otro sintió de repente un dolor en el pecho, y se dio cuenta de que estaba sangrando bastante.

- esto, no puede ser-, se dijo mientras se tambaleaba hasta llegar a un árbol y se sentó reposando su cuerpo en él.

- tenía que ser un cuerpo herido de muerte, esto es inaudito. Revivir para morir-, se quejó mientras se apretaba la herida y lentamente perdía el conocimiento, todo se estaba volviendo negro de a poco para ella. Sus últimos pensamientos fueron para su padre el rey dragón y sus hermanos, queriendo verlos para pedirles perdón por no haber considerado sus propias acciones que la llevaron a preocupar y hacer sufrir a su familia.

- si salgo de esta, no volveré a ser una hija desobediente-, murmuró y perdió completamente el conocimiento.

Por otro lado, en un lugar no muy lejano, se encontraba un zorro blanco escapando de sus perseguidores. En el mundo humano, la rareza de ver un zorro blanco como la nieve y hermoso, era realmente novedoso y más si quien lo vio fuese una persona con autoridad y poder para obtener todo lo que desea.

- será difícil sobrevivir si no puedo volver a mi forma humana-, el zorro blanco pensaba mientras corría de sus perseguidores y buscaba la manera de perderlos.

- ¡es demasiado rápido!-

- ¡deben capturarlo sin dañarlo!-

- ¡corran!-

- ¡más rápido! ¡Si regresamos sin el zorro, la princesa castigará a todos!-

La persecución seguía, hasta que el zorro se vio atrapado entre el acantilado y un río abajo.

No lo pensó dos veces, y cuando sus perseguidores estaban lo suficientemente cerca, se tiró al río sin dudarlo.

- es mejor opción lo desconocido que ser la mascota de esa horrible mujer- fueron sus pensamientos mientras caía en el aire hasta caer en el agua. Para su suerte no le pasó nada grave, salvo la torcedura de una pata que cuando logró salir del agua, hizo que no pudiera caminar apropiadamente.

Los hombres que lo habían estado siguiendo lo dieron por muerto, no había forma de que sobreviva a esa caída. Sabían que les esperaba un castigo al regresar con la princesa, pero tenían que hacerlo.

Por su parque el zorro blanco iba cojo caminando, debía alejarse. Tenía que mantenerse lo más lejos posible de los ojos humanos por ahora.

- la codicia de estos mortales, simplemente no tiene límites-, pensó mientras seguía caminando adentrándose en el bosque, pero de repente se sintió atraído por un olor extraño, pero que no podía ignorar. Era un aroma tan dulce, pero estaba mezclado con sangre. Después de seguir por un rato aquel aroma, se encontró con una mujer inconsciente sentada bajo un árbol cerca del borde de un acantilado.

- una humana, un mortal. Pero, es extraño. Es diferente al resto-. Se acercó sigilosamente, sus ojos dorados fijos en ella, entendió que estaba viva, pero moriría pronto en ese estado. Se sentó frente a ella y la observó detenidamente, por un momento creyó ver a alguien diferente a la apariencia que vio en un principio.

- esto no es tan simple como parece. Definitivamente, hay algo extraño-, concluyó y decidió hacer algo por ella, lamió la herida más grave de la mujer para curarla.

- con eso será suficiente para mantenerla con vida y averiguar más sobre ella y sobre quien es realmente-. Se sentó nuevamente frente a ella para observarla. El Arona de la mujer lo atraía y sin darse cuenta se acercó más a ella y empezó a lamerle el rostro, dejando toda su baba en ella.

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