Sentados en la sala ya dentro de la casa; cada quien en uno de ellos, tanto Gardenia como Romualdo se miran mientras Felipe mira para cada uno de ellos.
Gardenia toma la taza de café que había preparado para ellos y le toma:
—así que usted es el jefe de Samuel. Creía que su jefe sería un señor ya acabado, nunca me imagine que sería tan joven.—con la taza recargada en sus piernas mientras la toma con las manos.
–Me alaga Gardenia.—le sonríe coqueto.— ya soy un señor que pronto llegará a los 40, usted es la que se ve muy joven para ser madre.
Esta para disimular su nerviosismo coloca la taza en la mesa de centro y lo mira para responder sonrojada:
—Usted es muy encantador con sus palabras y esa voz tan varonil…, —se da cuenta de lo que dijo, gira la cabeza a ambos lados al igual que las manos bastante nerviosa y con el rostro totalmente rojo:
—bue…bueno, eso no era lo que yo quería decir…no es como que no lo fuera, solo que…dije lo que pensé. —baja la cabeza, sonrojada.
Romualdo con una sonrisa coqueta y con el brazo recargado en la mesa con el puño debajo de su mentón le dice:
—entonces que era lo que realmente me quería decir.
Esta al escucharlo levanta la cabeza lentamente ya con el rostro menos rojo. Al mirarlo así esta suspira para calmarse y le contesta:
—lo que quería decirle es que Samuel no es mi hijo y tampoco soy tan joven al igual que usted pronto llegare a los 40.
—así que Samuel no es su hijo, y que les paso a sus verdaderos padres claro si quiere contármelo.
—no lose. Yo caminaba por el parque, era una tarde y hacia un clima tan cálido y agradable, yo lo vi sentadito en una de las bancas del parque, me acerque a él ya que no paraba de llorar, el me dijo que su mamá se había ido a comprarle un juguete muy bonito y caro que por eso se tardaría mucho, pero que ya se había tardado mucho por que desde la mañana lo había dejado ahi. Yo lo invite a comer ya que tenía mucha hambre, comimos, volvimos al parque, lo llevé a dar unas cuantas vueltas por el parque hasta que se hizo de noche y su mamá nunca llegó.— se conmueve.
—no cualquiera toma la responsabilidad de hacerse cargo de alguien, sabiendo lo que conlleva el ser ya una boca más por alimentar.
—quizá no le eh dado una vida mejor pero siempre trataba de que no le faltara nada, que viviera feliz y sin preocupaciones. Al pasar los dias en mi casa y al no haber rastro de su madre, fui tomandole cariño, sentia la necesidad de peotejerlo a toda costa asi que terminé por quedármelo.
—nunca localizo a su madre.
—a lo que recuerda Samuel, su única familia era ella. Quizá hizo esa barbaridad a propósito, o le pudo haber pasado algo, pero si el solo la tenia a ella. Si lo llevaba a la policia a donde iría a parar, ¡en un orfanato!. Tenia miedo, mucho miedo a que me lo quitaran. Sabe, soy estéril, no puedo hejendrar hijos, lo supe cuando me realice unos estudios antes de casarse, cuando mi prometido se entero me dejo a dos dias antes de nuestra boda. Conforme los dias pasaban yo sabia que ese niño era un regalo del cielo, no sabe cuanto anhelaba el tener un hijo…—con los ojos llenos de lágrimas.
—se aferro a el, ese deseo de poder procrear hizo que usted de cierta manera fuera egoísta al no quererlo llevar a una instancia, como debió haber sido. Pero al final de cuentas no hizo nada malo, le dio una casa, cómida, vestimenta, educacion, todo lo necesario y el, es muy feliz con eso.
—a veces me pongo a pensar en que si lo hubiera llevado y hubiese sido adoptado por una familia con el sustento necesario para darle una vida con comodidades, hubiera tenido una mejor vida que esta.
—por algo pasaron las cosas, usted a sido y siempre sera la mejor madre que el hubiese tenido.
Esta conmovida por sus palabras se limpia los ojos y sonríe tiernamente:
—pero bueno... usted me dijo que esta visita no era por alguna queja de Samuel, ¿Entonces, cual es el motivo se su visita?
Este voltea hacia Felipe y estira la mano, el al saber lo que quería saca un sobre amarillo que traía atorado debajo de su camisa de cuello de tortuga y se lo entrega a Romualdo.
Gardenia los observa confundida, este saca unas fotografías del sobre y las coloca en hilera una por una, (5 fotos en total).
Este se acerca a observarlas y queda paralizada cubriendo su boca con la mano.
—este es, el motivo por el que estamos aquí...–menciona Romualdo.
Momento después llega Samuel a la casa y al abrir la puerta queda paralizado al notar quienes estaban ahí. Encontrando a Gardenia con la cabeza hacia abajo y sus brazos recargados en las braceras del sofá quien apretaba fuertemente sus puños. Levanta la cabeza lentamente para voltear hacia este al haber notado su llegada , con una mirada llena de coraje y decepción en sus ojos que no dejaban de salirle lágrimas.
Samuel sin quitarle la vista de encima a Gardenia al verla así, no le importaba nada más que saber que era lo que le pasaba, que fue lo que le habrán dicho para que estuviera así. Este al pensarlo aprieta el puño donde traía sus llaves, con la mirada llena de coraje y impotencia ante esto…
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