NOCHE DE BODAS

señorita, ¿cuál es su habitación?

- no sé... quiero seguir tomando.

- Es mejor para usted descansar, deme su tarjeta y preguntaremos en la recepción.

En recepción me ayudaron, la habitación estaba en el piso 24, muy exclusiva, solo algunos podían acceder a esas habitaciones, y con reservas, con más razón hay que cuidar de la chica, es una huésped VIP, además no me perdonaría que alguien se propasara con ella.

Abro la puerta con la tarjeta, la ayudo a cambiarse, la meto en la cama, la cubro y despacio, salgo de la habitación para evitar que despierte. Que alivio no sé la gente como puede caer en un estado tan lamentable, saliendo reviso mi teléfono para ver si tengo mensajes, ya es tarde debo quedarme en las habitaciones que el hotel dispuso para sus trabajadores.

Este piso solo cuenta con 4 habitaciones, por lo que los pasillos son extensos, me dirijo a ascensor, pero de repente estoy siendo jalada hacia una habitación oscura.

- Suéltame, ¿quién eres? No paro de gritar, pero la persona me sostiene con fuerza, me arrastra hasta la cama, una fuerte fragancia emana de su cuerpo, hace que no pueda respirar, estoy tosiendo, me falta el aire, el tipo tiene mucha fuerza y me toma por el cuello.

-Vanesa, ¿por qué? Dime, ¿por qué me dejaste plantado en el altar, te amo, deje todo por ti, mi padre me desheredo, ¿es eso? Solo querías mi dinero.

- señor está equivocado de persona, por favor suélteme, no soy Vanesa.

- Mentirosa, eso es lo que eres, una mentirosa y una zorra, todos me lo decían, nunca les creí.

- Suéltame, ayuda... Ayuda. Grito con dificultad, pero las habitaciones de este hotel están insonorizadas, nadie me escuchará.

-Te enseñaré que conmigo no se juega. Grito de dolor, el tipo me golpea en la cara, mi cara arde, pero mi cuerpo está ardiendo esa fragancia, creo... creo que es droga, el tipo está drogado, y yo estoy respirando ese aroma, maldición mi cuerpo está inquieto, mis lágrimas se derraman, nadie vendrá a rescatarme es mi fin, este tipo me mataran.

- Vanesa, regresa a mí, no me dejes, te amo, perdóname, eres mía, solo mía, no te dejaré ir.

Siento como sus labios recorren mi cuello, y mi ropa está arrancada, estoy en ropa interior, no tengo control sobre mi cuerpo, jadeos salen de mí, Emilio... Emilio... es lo que sale de mi boca, el tipo se enfurece y termina de quitarme la ropa interior, su piel rozando la mía, se siente refrescante, también me pegó a él.

- ¿quién es ese Emilio? Es tu amante, por él me dejaste, Vanesa solo me perteneces, Hoy debió ser nuestra noche de Bodas, asi que, la tendremos.

- Emilio hazme tuya.

Es lo que digo, la droga provoca que vea a Emilio en el rostro de este hombre, y el deseo crece, quiero que me haga suya, he esperado tanto, pero hoy no tengo prejuicios, un fuerte dolor me atraviesa, mi entrepierna duele, mis gritos de dolor, y las embestidas sin piedad del tipo, mi dolor es intenso, pero poco a poco me voy ajustando a él, y disfruto de sus caricias, Emilio te amo, quiero ser tuya, Emilio.

- Voy a matar a ese Emilio, eres solo mía.

Sus movimientos salvajes, cada vez que decía su nombre, me dominaban, provocaban un volcán en erupción en mi interior, logrando un estallido, placentero, mis gemidos se extienden, le pido que no pare, sus movimientos me vuelven adicta a Él.

No sé cuántas veces lo hicimos y en cuantas posiciones, lo único que se es que lo disfruté inmensamente, hasta que quedamos dormidos, entrelazados.

Al amanecer, un fuerte dolor en todo mi cuerpo y más que todo en mis genitales, me despierta, pero un peso, me está presionando contra la cama, algo está en mi espalda.

Empujó para poder salir, me levanto y estoy desnuda, me doy la vuelta y mis ojos se encuentran con alguien que conozco, Dios, no fue un sueño con Emilio, me acosté con este tipo. Tomo las sábanas para cubrirme, pero fue una mala idea, porque la desnudez de esa persona queda al descubierto, mis ojos se agrandan al ver el tamaño, de su cosa, tomo una almohada de mal humor y se la tiro para que se tape.

Se me vienen a la mente todos los recuerdos de la noche anterior, y la rabia me invade este tipo, me robó la virginidad, lo que cuide durante mucho tiempo y no podré dársela a mi novio, oh...no Emilio.

- Bastardo, violador... ¿Por qué me hiciste eso?

- Eso te pregunto yo, ¿qué haces aquí?, no eres Leticia la que atiende el bar, ¿por qué te metiste en mi cama?

- Tú me arrastraste a esta habitación, no pude defenderme, me tomaste a la fuerza, ¿eres un drogadicto acaso? Te supliqué para que me dejaras, solo hablabas de tu novia, Jeremy, ¿cómo pudiste hacerme esto? ¿Cómo le diré a mi novio que perdí la virginidad con un desconocido?

- ¿qué? ¿Virgen? No sé qué pasó, no recuerdo nada, no sé si me dices la verdad, tú pudiste abusar de mí también.

Al terminar de decir eso, me metí en el baño, llore y grité de frustración, nunca me entregué a mi novio al que tanto amo, me siento como una traidora, él no merece esto de mí, como lo miraré a los ojos de nuevo. Me doy una ducha lavando cada parte de mí, todo mi cuerpo está lleno de moretones, mi intimidad duele terriblemente.

Salgo del baño, ya Jeremy no está, por lo menos no le veré la cara, al maldito, miro la cama, hay una marca roja en ella, testigo de la escena de anoche, estoy segura de que no usamos protección, por lo que al salir del Hotel, voy a una farmacia, lo último que quiero es un Embarazo.

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