Me quieren a mi.

Aurora.

Ya estoy recuperada y comencé a ir a la empresa, Massimo se regresó a su casa y solo nos vemos en la empresa, hacemos un magnífico equipo y trato de ser profesional, aquí no le dirijo la palabra para otra cosa que no sea laboral y eso lo molesta.

Mi abuelo organizó una cena para conocerme más con mi prospecto de prometido y esa cena fue en casa de Massimo estaba que mataba a su cuñado, él me dijo que no pensaba en casarse, pero que conmigo haría esa excepción y que haría lo posible por darme un matrimonio maravilloso.

Flashback.

Estoy en la casa de Massimo cenando, está su esposa, si cuñado él y yo, mi posible prometido, empieza a hacer comentarios que en verdad me molestan.

— Tranquila, hermosa, pondré todo de mí para que tengas un maravilloso matrimonio, seré cariñoso, detallista y protector y el sexo y la pasión tampoco faltarán estarán a cada momento del día.

Dice y veo la vena abultada en la cien de Massimo que delata su rabia y está muy molesto.

— Creo que eso lo puedo obtener de cualquiera sin tener que casarme.— le respondo.

— Deberías aceptar a mi hermano para nadie, es un secreto que has estado con la mayoría de los de la organización y él olvidaría todo eso y te daría el nombre de su señora, nuestro apellido pesa mucho.— dice la irritante de la esposa de Massimo y pongo mis ojos en blanco.

— Mi apellido pesa aún más, se lo aseguro y soy de las que enfrenta las consecuencias de sus actos, así que lo que haya o no hecho no tengo que ocultarlo con una boda.— dije y me disculpé fui al baño y retoqué mi nariz, abrí la puerta y fui jalada hacia el jardín.

— Dije que no te casarás y menos con ese imbécil.— dijo besándome y haciendo que el mal rato pasado se quedará allí en el pasado.

— mía Regina, estás hermosa, odio lo que te dice ese imbécil.— dice y me abraza.

— No aceptaré, es un completo idiota, solo me ofrece sexo, eso lo consigo horita haciendo una llamada.— le digo y me mira con su peor mirada asesina para después besarme.

— Eres mía y no debes llamar a nadie, para eso me tienes a mí.— Dice y me vuelve a besar.

Fin del flashback

Estoy en mi oficina y entra mi flamante cuñado para mostrarme la propuesta para un nuevo negocio.

— buenos días, Auri cómo estás.— dice Leonel y lo miro serio.

— Aurora, Leonel no, Auri.— digo y este suspira frustrado.

— Amor sabes que te amo lo de tu hermana fue por...— dijo y lo interrumpí.

— Por lo que haya Sido Leonel no me interesa, ahora o me muestras la propuesta o te largas.—dice y niega con su cabeza triste.

— Me pregunto en dónde está mi niña hermosa que siempre tenía una sonrisa dulce y que era incapaz de ser tan déspota.— dijo Leonel y le contesté molesta, olvidándome que estaba en la empresa.

— A esa idiota la mataste tú, a la aurora que daba la vida por ti, a esa que soñaba caminar de blanco, mientras que tú la esperabas en el altar, a esa imbécil que soñaba con despertar cada mañana y ver tus malditos ojos— dije mirándolo con odio y rabia.

— A esa estúpida que se creyó la mujer más feliz del mundo cuando le diste ese maldito anillo, a esa la mataste el día que la engañaste con su hermana, ahora solo queda lo que vez y si de tu boca sale otra palabra que no sea de trabajo la que se larga de la oficina soy yo.— Dije y mis ojos se posaron en la persona que yacía parada en la puerta de la oficina era Massimo.

— Perdón la interrupción, pero es hora del almuerzo con los clientes Aurora.— dijo Massimo y tomé mi cartera para irme con él.

— Chiquita espera...— dijo y casi que salí corriendo de ese lugar me dolía toda su traición y todo en lo que me convirtió ese dolor.

Salí directo a mi auto, pues, lo que dijo Massimo era mentira, solo lo hizo para que dejara de hablar con Leonel, como mi auto estaba al lado de el de él, me jalo rápido y me metió a su auto, se subió y condujo, en el camino nadie decía nada, pero yo tampoco lloraba no le iba a dar ese gusto yo llore suficiente por él y eso lo enterré.

Estacionó el auto frente a su apartamento, lo miré y él me abrió la puerta y me llevo hasta adentro.

Una vez allí no aguanto y rompió aquella tensión entre los dos.

— Así que eso fue lo que pasó, tanto lo amaste que aún te duele.— lo mire fijamente de manera desafiante y respondí.

— Si lo ame demasiado, fue mi primer amor y jamás me espere lo que me hizo, calaron que duele como la mierda.— Dije y me volvió a preguntar.

— Aún lo amas, es por eso que te duele tanto.—

— No lo amo, lo amé y mucho, pero su traición mato a lo que era antes y por eso me duele, quiero volver a tener mis ilusiones de antes y ahora solo hay odio y sed de venganza.— Dije y me besó.

—No digas eso, eres la misma, solo estás dolida por su traición, puedes seguir siendo tú._

— Por supuesto que no, yo era incapaz de dañar a alguien ahora asesino y pase de soñar con casarme a ser una maldita amante._ dije molesta y lo besé con rabia, enterré mis manos en su cabello, yo deseaba ese beso tanto como él, nuestra respiración era agitada y nuestras manos estaban descontroladas hasta que él se separó.

— Basta, no me vas a besar con rabia, cálmate mi Regina.— dijo juntando nuestras frentes y me fui calmando su olor, me da paz.

Me separé de él al rato y me dispuse a irme.

— A dónde vas que ocurre— dice abrazándome por la espalda.

— que no vez Massimo aquí estoy sufriendo por una traición, me convertí en un ser que no soy y que estoy haciendo yo, le estoy haciendo lo mismo a tu esposa, no es justo, has lo que quieras apoyaré a mi abuelo y me echaré la culpa no importa si voy a prisión por mi nonno se lo debo, no haré este adiós.— Dije, pero no me pude ir.

— Apartaré que me voy massimo.— le grité.

— No te irás mi Regina, yo no la amo.— dijo y me reí en su cara.

— Por favor no me creas idiota, que más sigue decir que no la tocas por favor adiós.—

— Aurora espera, es en serio, te contaré todo espera.— salí sin ver atrás para tomar un taxi y cuando llegue un auto empezó a disparar, me escondí y saque mi arma, nunca salía, son ella y seguí disparando, acabe con dos y seguí disparando, vi salir a Massimo y este comenzó a disparar también nos habíamos venido sin guardias al parecer nos estaban vigilando, Massimo seguí disparando y no se percató del que iba detrás de él, corrí y lo empujé la bala solo rozo mi hombro y logré matar al infeliz.

— Estás bien amor, dime qué estás bien.— dije revisándolo.

— lo estoy, pero tú no porque lo hiciste mi Regina.— el auto se dio a la fuga y ni teléfono sonó.

— Aló leo que sucede, maldición, pero no fue mi madre, fui yo, okay allá te veo._ Dije y Massimo me miró preocupado.

— Que pasa Regina.—

— Es mamá, irrumpieron en la mansión y la golpearon, me quieren a mí y a mí me tendrán.— dije y me subí a un taxi que recién había llegado.

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