Maite se da cuenta de que Ezequiel no tiene el mismo ánimo de momentos atrás.
— ¿Pasó algo mientras me fui?
— No.
— Te noto diferente.
— Creó que debería irme. Esté lugar no es para mí.
— Si quieres podemos ir a cenar en otro restaurante.
— No. Yo cometí un error al salir contigo. Sigamos cómo amigos. Me iré ahora. — Maite piensa que perdió el interés, por qué ahora sí confirmo que ella es madre soltera.
— Está bien. Cuídate.
— Gracias. Adiós.
...
Patricia y Leandro regresan, ella le pregunta a Maite dónde está su cita. Ella responde que el se tuvo que ir. Patricia sonríe satisfecha y Maite se despide de ellos.
— Yo cenaré en casa. Con su permiso.
— Maite quédate. Yo te invito. — Dice Patricia.
— No muchas gracias. Daniel se tiene que acostar temprano y debo ayudarlo con su tarea aún.
— Ya hice mi tarea mami.
— ¿La hiciste bien?
— El tío Leandro me ayudó. ¿Verdad tío?
— Si.
— Gracias señor.
— De nada. — Contesta el, Maite se da cuenta de que su voz suena indiferente. No tiene el sonido habitual..
— ¿Podemos quedarnos mami?
— Está bien.
Todos piden algo de cenar. Leandro observa la puerta del restaurante y ve entrar a su cuñado. Patricia se muestra celosa al notar que está viendo a alguien, sin embargo al ver de quién se trata sonríe.
— Mi hermano está aquí. ¿Amor debería invitarlo a cenar?
— No creó que sea adecuado, viene con alguien.— Maite no muestra interés por ver de quién se trata, ella está ocupada ayudando a su hijo. Patricia se da cuenta de eso y se molesta un poco.
— Le diré que venga. — Ella se levanta de su asiento y camina hacia su hermano. — Hola hermanito. No pensé encontrarte aquí. Y tan bien acompañado.
— ¿Qué quieres?
— Pensé que sería una buena idea invitarte a mi mesa. ¿Quieres?
— No gracias.
— No me hagas un desaire. — Le dice al oído. — Ven. — Ella le toma el brazo y lo lleva a su mesa. Pide al mesero dos asientos más y estos son rápidamente colocados.
— Leandro. ¿Cómo estás? — Pregunta David.
— Bien. — Contesta el.
— Maite. Te ves muy linda. — Ese comentario parece molestar a la compañía de David.
— Gracias señor.
— ¿No me vas a presentar? — Pregunta Thalia, la que se cre su novia.
— Todos en está mesa te conocen.
— No todos. — Dice ella observando a Maite.
— Ella es Thalia, mi amiga. — Patricia se ríe de la forma en que presentó a su compañía, algo que molesta todavía más a Thalía.
— ¿Y ella quien es? ¿Hermana de Leandro tal vez?
— No. — Contesta Maite. — Yo soy...
— Mi amiga. — Responde Patricia. — Y su hijo. Daniel.
— Mucho gusto.
— El gusto es mío. — Dice Maite a Thalía.
— Mami. Ya terminé. ¿Nos vamos ya? — Pregunta Daniel.
— Claro que sí amor. — Ella dirige su mirada a Patricia. — Señora yo me retiro. Mi hijo debe dormir.
— Está bien. — Contesta ella. Maite se pone de pie y se va junto a su hijo.
— ¿Señora? ¿Así te trata una amiga? — Pregunta Thalia.
— Cómo mis amigas me traten no es de tu incumbencia.
— Mejor cambiemos de mesa. — Dice David, y se van, pues ya ha perdido el interés de estar ahí.
— De verdad que no entiendo por qué los invitaste.
— Para molestar a Thalía, para acercar a mi hermano con Maite, y para ver si algo en ellos está cambiando.
— ¿Y?
— A David parece gustarle. Maite se muestra indiferente.
— No creó que tú plan funcione. Ellos dos no son el uno para el otro.
— ¿Por qué?
— Por qué tú hermano es un demonio, sin corazón, y Maite es todo lo contrario a el.
— Tal vez Maite consiga que mi hermano cambie. El amor todo lo puede.
— Adoro lo positiva que eres. Pero no creó que pasé. — Patricia acerca su rostro al de Leandro.
— Y yo adoro cuando me haces el amor. — Patricia le muerde el labio. — ¿Y si vamos a un hotel antes de ir a casa?
— No tengo ganas de eso. Mírame.
— Estás mal de la pierna. No de otros lugares. — Ella le toca el abdomen y baja su mano.
— Amor controlate. Estamos en público.
— Vamos a un hotel. ¿Si?
— ¿Me hiciste brujería o algo por el estilo?
— ¿Ya no estás enojado?
— Después de ir al hotel tal vez se me quite.
— No perdamos el tiempo. Te quiero poner de buenas cuánto antes.
...
Maite regresa a la villa y sube a la habitación con su hijo, le pone la pijama y lo acuesta a dormir. Por la madrugada ella empieza a soñar con su hermana, mejor dicho a recordar lo sucedido el día que la vió por última vez. Deprimida, enojada, con odió en la mirada. Ella se despierta al recordar los gritos que daba. Se despierta, ve a su pequeño Daniel y se tranquiliza. Le acaricia la cabeza y da un pequeño beso a su frente.
— No quiero amar a otro hombre más que a ti.
...
Al día siguiente Maite y Daniel de nuevo se van al orfanato, Leandro y Patricia siguen en el hotel, desnudos, disfrutando de su amor.
— No hacía falta un viaje. Aquí podemos disfrutar. — Dice ella mientras le besa el pecho.
— Apoyo tu idea. Hoy no vamos a salir de aquí. — Leandro la besa de nuevo. — Te amo.
— Yo también te amo.
...
Horas después, Maite regresa a la Villa. Trae a Daniel en brazos por qué se canso de tanto jugar. Ella lo lleva arriba y lo acuesta en la cama.
...
Al día siguiente por la mañana, ella ve a Patricia y Leandro llegando de muy buen humor. Todo es risas entré ellos. Maite se alegra de que arreglaran sus problemas. Cómo no quiere interrumpir se sube a su habitación sin hacer ruido.
...
El lunes siguiente, todo parece ir muy bien, aunque David todavía no ha firmado el contrato que Patricia le pidió. Hugo va a visitarlo y le pregunta si ya tomó una decisión.
— Todavía no lo he pensado.
— Piénsalo rápido, el tiempo se acaba. ¿O ya se te olvidó lo que apostamos?
Flashback.
Después de la reunión con Patricia, David se sube a su auto y Hugo lo sigue desde el suyo, llega a un bar y a pensar de la larga fila que hay lo dejan pasar rápidamente, Hugo también pasa.
David va a una sala VIP, se sienta y ordena algo de beber.
— ¿Por qué estás tan molesto?
— Esa estúpida asistente arruinó mis planes.
— De estúpida no tiene nada.
— Mejor cállate. — Una mesera llega con bebidas y las pone sobre la mesa. Luego se retira rápidamente.
— Yo creó que te da coraje el que ella te ganará.
— No he dado mi permiso. Nadie ha ganado.
— Vas a terminar aceptando.
— Eso está por verse.
— ¿Qué harás? ¿Vas a seducir a la asistente para que cambié el contrato? — Una sonrisa malvada se forma en los labios de David. Hugo parece entender sus pensamientos y advierte. — No creó que te haga caso. Además tiene un hijo, y a ti no te gustan las madres solteras.
— Sólo necesito que cambié el contrato. No necesito estar en una relación con ella. ¿O si?
— No te hará caso.
— ¿Quieres apostar?
— ¿No recuerdas cómo terminaste la última vez que apostamos?
— Yo gane. Es lo único que recuerdo.
— Bien. Hagámoslo, yo haré lo propio, veremos quién gana está vez. ¿Qué quieres apostar?
— Esté bar, seré el dueño absoluto si gano.
— Está bien. Pero si yo gano me quedó con todo.
— Perfecto. Igual yo voy a ganar.
Fin del flashback.
— No lo he olvidado. — Contesta David.
— ¿No he visto que hagas algo para ganar?
— Ya no quiero jugar.
— ¿Por qué? ¿Tan difícil es ganarte a una madre soltera?
— Dímelo tu. ¿Ya la metiste a tu cama?
— Todavía no, pero estoy en eso.
— No vas a poder. Yo firmaré el contrato hoy o mañana.
— No me importa. Maite me gusta, su juventud y su belleza me provocan muchas cosas. Así que seguiré con el juego. Es tu decisión si continúas. Nos vemos. — Hugo abre la puerta y lo primero que ve es el rostro de Maite. Hugo y David entran en pánico.
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Comments
Yorly's
par de hijueputas desgraciados la mujer q lo va ser sufrir y llorar y respetar a las mujer es Maite lo q no entiendo es cómo la hermana le encontró el parecido a él con el niño y el no y Daniel parece q tiene el mismo carácter y posesivo q David
2024-12-11
0
Solange
el sexo no lo es todo en un matrimonio si lo fuera cualquier que le abra las piernas le daría lo mismo que una esposa
2025-03-19
0
Marry Fallaa
Ooooo no Maite.
Está rodeada de alacranes /Hey//Bye-Bye//Bye-Bye/
2025-02-02
1