Bitacora de la situación: Elías me ha estado evitando desde que llegamos a la escuela.
Seguiremos informando.
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Tiempo de descanso. Me encontraba sentado en una banca del patio de la escuela, viendo como Elías jugaba un partido de futbol con una pelota de papel contra chicos de otros grados.
-¡Tadeo! -exclamó Alai, saltando sobre mis hombros-
Alai es mi prima, y es un grado menor que nosotros. Tiene el cabello corto, oscuro, y ojos marrones, no es muy alta, pero tampoco puedo decir que sea pequeña. Me llega a los hombros, y yo mido 1.75.
-No hagas eso -le dije quitandomela de encima-
Ella se sentó a mi lado.
-Bueno, es que el fin de semana me dejaste plantada -dijo, haciendo pucheros-
-No es dejarte plantada si rechacé la salida desde el principio
-No se abandona a la familia -me dijo cruzandose de brazos-
Me reí. Tiene gestos tiernos cuando quiere.
Cuando volví la mirada al juego, la pelota de papel me golpeó en la cara.
Alai empezó a reirse. Entonces tomé la pelota de papel, tiré de la parte trasera del cuello de su uniforme y puse la pelota dentro de su ropa.
-¡Ah! ¡Maldito! -exclamó golpeandome-
Claramente sus golpes no me hacen nada, pero me eche a reir.
De pronto, una sombra se posó sobre nosotros.
-¿Me devuelven la pelota? -dijo Elías, extendiendo su mano a nosotros-
-Ah, si -dijo Alai quitando la pelota de su espalda- Disculpa, Eli
Elías sonrió con su alegria caracteristica.
-No hay problema -dijo y se marchó hacia el juego otra vez-
Lo miré marcharse y sonreí.
Me alegra que todo sea como siempre.
-¿A que se debe esa sonrisa tan dulce? -preguntó Alai con una sonrisa burlona-
-¿Dulce? Deja de decir estupideces y vete con tus amigas
Ella se rió. Me abrazó y se fue. No sin antes decirme "Nos vemos luego".
Me quedé viendo como se reía con sus amigas. Es lindo, ver que pudo encontrar personas con las cuales estar.
Nuevamente, la pelota de papel me dió en la cara, pero esta vez con más fuerza.
La tomé, la apreté y miré a los jugadores. Elías me observaba fijamente, pero... era una mirada que desconocia.
Pero, claramente fue él.
-Oye, pateas como estudias ¡Como la mierda! -exclamé, arrojandole la pelota-
Sonreí. Pensé que me respondería la sonrisa. Pero simplemente volteó sin responder.
Ese día, Elías se fue temprano a casa, con la excusa de que no se sentía bien.
Al día siguiente, estaba raro.
Intente saludarlo, pero siempre me esquivaba. Cuando quise que compartamos libro, le pidió a la chica que estaba a su lado que comparta con él.
Tampoco me lo crucé en el descanso.
Claramente, me estaba evadiendo.
Al terminar las clases, se marchó sin esperarme.
¿Por qué carajos se porta así?
Decidí escribirle un mensaje: "mira, no sé que te pasa, ni que te hice. Pero esta situación es incomoda, y me parece muy egoista que ni siquiera me expliques."
Guardé el celular en el bolsillo y empecé a caminar a casa. Al rato revisé si me había contestado... me dejó en visto.
Vete a la mierda.
En el camino, hay una plaza para niños. Allí lo encontré, sentando en un columpio, amacandose lentamente.
Me enojé al verlo. Suspiré y me acerqué con la intención de darle un golpe en la nuca, pero me detuve, porque cuando levantó la cabeza para verme pude ver que tenía los ojos hinchados.
-¿Y a ti que te pasa? -pregunté con confusión-
Él bajó la cabeza, suspiró y se levantó de la amaca. Se paró frente a mi y respondió
-¡¿Qué soy egoista?! -exclamó-
Su tono era diferente de lo habitual, asi que me tomó por sorpresa. Se veía muy molesto.
-Oye...
-¿Me llamas egoista a mi? ¡¿Y qué hay de ti?! ¡Carajo! -me dijo con lagrimas brotando de sus ojos- entiendo que no puedas amarme... que quedamos en ser amigos pero... ¡¿Cómo siquiera puedes coquetear con alguien en mi cara?! ¡Sabes lo que siento!
Me dejó sin palabras. ¿Coquetear con alguien? ¿Cuando? ¿No será...
-¿Te refieres a Alai? -pregunté, todo confundido-
Él desvió la mirada. Dandome la razón.
No lo podía creer. Suspiré para no decirle nada hiriente.
-Oye, ella es familia
-La familia no se mira como ella te mira -dijo-
-...A ver ¿Y cómo me mira? -pregunté cruzandome de brazos-
Elías dio tres pasos, acercandose a mi, mirandome fijamente y respondio.
-Con los mismos ojos con los que te estoy viendo ahora
Me quedé sin palabras para responderle. Solo pude evitar su mirada. Me sentía incomodo. No podía creer lo que estaba diciendo, lo que estaba pasando, ni lo que él estaba sintiendo: Celos.
Suspiré. Lo miré a los ojos y pase al lado suyo para sentarme en el columpio.
-Dijimos "amigos" -le dije-
-Lo sé, y me lo repito cada día -respondió-
Me rasqué la cabeza. Y se me ocurrió una idea.
-¿Me empujas? -le dije, señalando mi espalda-
Su cara se tornó en una especie de asombro, pero me sonrió.
-No seré amable -dijo-
Pero lo fué. Me empujaba despacio y con poca fuerza.
-No hace falta ser tan delicado -dije con una sonrisa-
-Nadie quiere que la persona amada salga herida
-Oye... -dije, tratando de callarlo antes de morir de la verguenza-
-Lo sé, solo quiero molestarte un poco
Luego de un rato, tomamos el camino a casa.
-Elías -le dije-
-¿Qué pasa? -preguntó, ladeando la cabeza-
-Perdón por causarte malestar
Agaché la cabeza para ocultar mi verguenza, luego quise darle una sonrisa. Pero no pude, quedé sorprendido ante la nueva sonrisa que vi en él.
Quizas es idea mia, pero leo "te amo" en su cara.
-Deja de mirarme así -dije empujando su cara-
Él se limitó a reir.
Si hay algo que no se puede negar, es que tiene una risa muy tierna.
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Comments
Mayte Abigail Miranda Arandia
necesito más obras así...😾
2023-10-01
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