Una semana después Roberto llevó a Margarita a un restaurante de los más lujosos de Linares, Nuevo León.
Ahí había comida para todos los gustos, Margarita quedó encantada, el lugar era muy acogedor, los meseros eran de lo más educados, y muy amables...
¿Desean ordenar?, preguntó el mesero muy servicial.
Permítame cinco minutos, fue la respuesta de Roberto... ¿Qué quieres de comer hermosa princesa?...
Margarita se sentía halagada por la forma en que Roberto le hablaba.
Yo quiero una milanesa empanizada y un jugo de piña. Dijo ella
Para mí lo mismo. Dijo Roberto.
Cuando terminaron de comer, Roberto la llevó a un lugar más tranquilo.
No piensen mal, la llevó a un pequeño parque y como ya eran las 6 de la tarde pues había muy poca gente.
Margarita, es hora de que te diga lo que siento por tí, desde que te vi la primera vez, lavando en ese río, me di cuenta que eres la mujer de mis sueños, te amo, ¿quieres ser mi novia?
Margarita se sonrojó ante esas palabras, pero le contestó sin dudarlo ni un segundo. Sí, si quiero ser tu novia...
Roberto tomó entre sus manos ese rostro tan perfecto y le dio un beso suave, que poco a poco se fue tornando peligroso.
Muy lentamente la fue llevando al paraíso, ese beso era tan intenso que Margarita sentía arder por dentro...
¿Quieres que vayamos a un lugar más íntimo?... Roberto también sentía que se quemaba.
Sí, por favor... Le dijo ella casi en un susurro.
Roberto la llevó a un hotel de los más lujosos y limpios... ¿Estás segura de que quieres hacerlo?, eres menor de edad...
Si quiero, lo deseo, además, nos vamos a presentar ante mis padres con hechos consumados.
Roberto la fue despojando de su ropa, beso tras beso, ella por primera vez sentía la llamada de la pasión, era la primera vez que un hombre la poseía, de primero le dolió, Roberto se paró un momento, pero después ella le pidió más, y poco a poco se fue acostumbrando a la pasión de él.
Estaba muy bien, tenía un cuerpo hermoso, a pesar de la edad, 22 años. Estuvieron mucho rato haciendo "travesuras", de lo emocionados que estaban se les olvidó usar protección. Así a sus 15 años ella fue feliz en su primera vez, Roberto era todo un hombre, cariñoso, tierno, detallista, la había elevado al cielo con sus caricias y sus besos que recorrieron cada centímetro de su piel.
Cuando todo acabó, Margarita recobró la cordura, eran las 11 de la noche, nunca había llegado tan tarde a su casa, su papá estaría muy preocupado, de seguro la mataba.
No te preocupes amor, yo estaré contigo en todo momento, te dejaré a tu casa y luego me iré a la mía, afrontaré todo lo que sea por ti.
Su padre ya la estaba esperando en la puerta de su casa, hija mía, pensé que te había ocurrido algo.
Perdón papá, estaba con Roberto y se me fue el tiempo.
¿Por qué estabas con él?, aunque así fuera, es muy noche para que andes con un tipo en la calle... Don Guillermo estaba muy molesto.
Señor, intervino Roberto, yo tuve la culpa, deje me presento, soy Roberto el novio de su hija, ella y yo hemos estado saliendo desde hace varias semanas, y nos hemos hecho novios, esperamos su bendición...
¡¿Novios?!, pero si apenas lo conocemos. Bueno, hija espero que te sepas dar tu lugar, piensa en todos los valores que te hemos inculcado.
Sí papá, no te preocupes, entonces, ¿nos das tu bendición?
Claro que si hijita, si eres feliz yo también lo soy.
En eso intervino Consuelo... yo también te doy mi bendición hijita.
Gracias, papá, mamá...
Bueno, con permiso, me retiro, mañana paso por ti para llevarte a la prepa. Roberto le dio un beso rápido y le guiñó un ojo.
Hasta mañana mi amor... Margarita tenía las mejillas encendidas por el momento que acababa de pasar con Roberto.
Ya en su cama Margarita repasó minuto a minuto todo lo que pasó entre los dos.
Fue el día más feliz de su existencia. Con todos esos recuerdos en su mente, se quedó dormida con una sonrisa en sus labios.
El día vino a borrar todo sus sueños, se levantó y se metió a bañar, se esmeró en su arreglo personal, se puso un poco de perfume, Roberto pasó a recogerla y se la llevó a la prepa.
Su amiga Rosa, acababa de llegar y la vio que bajaba de un coche blanco muy bonito. Hola amiga, que, ¿ya andas con él?
Si, y deja te cuento algo, él y yo ya...
¿Ya qué?, no te entiendo.
Ya nos entregamos el uno al otro. Fue maravilloso. Margarita se veía muy feliz.
Órale amiga, qué aventada, y dime ¿usaste protección?
La sonrisa de Margarita se convirtió en mueca... ¡Ay Rosa!, que buena eres para matar la ilusión... Y luego dijo con un tono de voz casi apagado... No nos dio tiempo, ni nos acordamos.
Ay Mague, ruégale a Dios que no quedes embarazada, no quiero ni pensarlo.
No seas pájaro de mal agüero, espero que no, no creo tener tanta mala suerte, no sabría qué hacer con un hijo. Margarita se quedó pensando, en su cara se le notaba la preocupación. Misma que se le olvidó cuando estaba nuevamente con Roberto en el hotel, volvieron a hacer el amor sin protección alguna...
Estaba enajenada, Roberto era muy buen amante, además de que la trataba como a una reina, todo era maravilloso, como sacado de un cuento de hadas, era completamente feliz, y esa felicidad se le reflejaba en la cara a todo lo que da.
Sus padres le habían notado ese brillo en los ojos, algo no usual en ella, aunque siempre sonreía, ahora sonreía más.
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Comments
Marta Battello
estos chicos como no tomaron precaución
2023-11-21
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