Hey, no me dejen fuera, dijo don Augusto, al ver que Margarita abrazaba a sus padres.
Claro que no tío, tú también has sido muy bueno conmigo.
Augusto se quedó callado y luego dijo: sobre el incidente con esos chicos, ¿qué fue lo que ocurrió?
Don Guillermo tomó la palabra, son pretendientes de Margarita, ambos querían bailar con ella.
Papá, Aarón es solo un amigo, a Roberto apenas lo acabo de conocer, dijo Margarita muy apenada.
Pues se veía muy interesado en tí, así que ten cuidado, aún eres muy chica para pensar siquiera en tener novio.
Ay papá, ¿a qué edad tú y mamá se casaron?
Eran otros tiempos, hay qué ser responsables, además, tu mamá y yo aún nos amamos.
Margarita no dijo nada solo se limitó a sonreír y dijo: Buenas noches a todos...
Augusto la vio irse a su cuarto y luego dijo: Margarita es muy bella, de seguro esos dos muchachos quedaron admirados de su belleza, tienes que cuidarla de los lobos...
Tienes razón, pero no puedo estar con ella día y noche, ni las 24 horas del día, don Guillermo estaba preocupado por lo que le dijera don Augusto...
Bueno, tampoco te alarmes, dale un voto de confianza, ella tiene los valores que ustedes le han enseñado, ¿verdad Consuelo? ¿Tú qué opinas?
Yo digo que Margarita es muy madura para su edad, estoy segura de que ella sabrá cuidarse... Dijo Consuelo, muy segura de que su hija sabrá tomar las decisiones adecuadas.
Bueno, sin más por el momento me despido, mañana muy temprano me iré a Monterrey a continuar con mi trabajo, no me queda otra opción, gracias hermano por invitarme... Augusto se iba muy feliz de que su sobrina fuera feliz en su fiesta.
A ti hermano, por no abandonarnos en este momento tan importante.
Con un fuerte abrazo se despidieron, quedando de verse lo más pronto posible.
¡Qué agradable es tu hermano!, Consuelo dijo con un suspiro...
Épale, que me voy a poner celoso...
Jajaja, ay amor, no digas eso, eres el único hombre que amo. Consuelo selló su frase con un beso, a sus 32 años, era muy feliz con su esposo y sus dos hijas.
Y yo también te amo, gracias por darme esas dos hijas tan hermosas.
Margarita se levantó tarde al día siguiente, como era domingo no había escuela, decidió ir a lavar al río, ya estaba muy ocupada lavando cuando de pronto alguien llegó a su lado.
Hola, de manera que no quisiste bailar conmigo, ¿por qué eh?, ¿acaso no soy digno de ti?... Aarón le hablaba muy cerca de ella.
Margarita se asustó al sentirlo tan cerca. ¿Qué se te ofrece, Aarón?, estoy muy ocupada...
¿Que qué se me ofrece?, pues a ti, yo te amo y tú no me haces caso. Siempre te he amado, pero tú te sientes tocada de Dios, pero ya no estoy dispuesto a esperar más.
Aarón se le lanzó y la atrapó, la quiso besar, pero ella no se dejaba, ambos cayeron al suelo, Margarita no podía zafarse, Aarón tenía la fuerza de la juventud.
¡Auxilio!, ¡auxilio!, Margarita gritaba con todas sus fuerzas.
Roberto paseaba con su amigo Carlos cerca de ahí, y oyó los gritos de Margarita, en menos de lo que canta un gallo llegó en su corcel, parecía un príncipe de cuentos...
Al ver lo que estaba sucediendo, rápido bajó de su caballo y agarró a Aarón de la la camisa y le propinó un golpe en la cara con el puño cerrado, sacándole al instante, sangre de la nariz y un ojo morado.
Mientras que Carlos auxiliaba a Margarita... ¿Estás bien?
Si, gracias... Margarita estaba muy apenada por lo que estuvo a punto de pasar... gracias a que llegaron a tiempo.
Aarón y Roberto estaban enfrascados en la pelea a puño limpio.
¡Basta!... Carlos los separó... Ya Roberto, déjalo, no vale la pena...
Lárgate, y si te vuelvo a ver cerca de Margarita te pesará. Roberto estaba muy enojado. ¿Estás bien?
Sí... fue lo único que dijo Margarita.
Aarón se fue muy maltrecho... Me las pagarán, ya lo verán, estúpidos.
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