El bosque era aterrador y solitario, el miedo a encontrarme aquello que ataco mi querida aldea iba incrementando cada vez más, la noche se estaba haciendo cada vez más oscura y el frío se estaba haciendo notar. No tenía a donde ir ni con quién. Ya llevaba varias horas caminando en toda la noche, estaba cansada, tenía sueño y frío, así que me detuve un momento, me agache y abrí la canasta, al abrirla rebusque por todas las prendas de ropa hasta encontrar un abrigo que me avía echo mi madre.
Me lo puse con delicadeza para no romperlo, para luego levantar la canasta y seguir mi camino. El bosque era enorme hasta parecía no tener fin. Seguí caminando sin rumbo alguno, todos los árboles eran iguales como si estuviera caminando en círculos, no importaba por donde fuera, no lograba salir de ahí. Hasta que me tropecé con una piedra haciéndome caer junto con todas mis cosas, la rodilla me dolía mucho, al parecer me avía raspado un poco y las cosas se habían salido de la canasta quedando totalmente regadas por el sucio suelo.
Me levanté como pude y recogí al arco junto con las flechas, empecé a recoger las provisiones junto con las prendas de ropa, hasta que escuche unas voces masculinas hablando a unos cuantos árboles de donde yo estaba. Emocionada, solté la canasta en donde estaba y me fui corriendo hacia donde provenían aquellas voces masculinas. Mientras iba hacia allí sentí como si se fueran alejando, así que no me quedo de otra y grite a todo pulmón.
- ¡¡¡Esperen!!!
Al llegar a dónde estaban ellos dos deje de correr y me apoye en mis piernas soltando unos cuantos suspiros de cansancio, estaba algo agitada, pero eso no me iba a impedir nada. Cuando logré recuperar todo el aire que me faltaba, con una sonrisa en mi rostro, fui levantando mi mirada.
-Que bueno encontrarlos, pensé que yo era la única sobreviviente
Me quedé totalmente petrificada al ver el rostro de aquellas dos criaturas que se encontraba frente de mí, mi sonrisa se desvaneció de un abrir y cerrar de ojos, mi piel se puso más pálida que el papel y el brillo que avía en mis ojos se desvaneció en un instante. Mi rostro pasó de ser uno de felicidad y esperanza a uno de miedo y terror.
Esas dos criaturas que se encontraba frente de mí no eran elfos, sino que eran unos enormes orcos. Su horrible piel verde, esos enormes colmillos aterradores y esos escalofriantes ojos negros. Al verlos sentí como mi cuerpo temblaba, mi respiración se fue entre cortando y empecé a retroceder sin quitarles la vista de encima.
-Vaya valla pero que tenemos aquí
-Sí es una pequeña e inofensiva niña elfo
Ambos orcos empezaron a reírse a carcajadas para luego mirarme de arriba abajo.
-Dinos, ¿cómo fue que lograste escapar?
-Pensábamos que habíamos escoltado a todos los elfos que vivían en Ozryn.
-Aléjense de mí...
Dije, pero ni siquiera se molestaron en seguir asiéndome preguntas. Uno de ellos saco una enorme hacha de guerra de doble filo mientras se iba acercando a mí. Agarre valor y saque mi arco junto con una flecha apuntando a aquel orco.
-Que piensas hacer con eso niñita, matarme... JA, JA, JA
Sin pensar lo dos veces solté la flecha haciendo que esta callera incrustada en una de las piernas de aquel imponente orco.
Aquella criatura calló al suelo gruñendo por el dolor que le causaba aquella flecha. Sabía mejor que nadie que no tenía oportunidad de acabar con ellos dos, así que no me quedaba de otra y salí corriendo con mi arco y flechas.
No sabía a dónde iba, lo que sí sabía es que el otro orco no dejaba de perseguirme. Mis piernas me empezaron a doler y mi vista se empezó a poner borrosa, no había comido ni vencido nada en horas y tampoco avía descansado.
En cuestión de minutos ya tenía aquel orco secar de mí gritando que me detuviera o si no me iría peor. Cuando no pensé que todo no podría ir peor me tropecé con una raíz de un árbol haciendo que callera rodando colina abajo.
Me dolía todo el cuerpo, no podía ni moverme. Me puse bocarriba para tratar de pararme, pero aquel orco me agarró del cuello y me levanto con brusquedad
-valla me sorprendes, al parecer eres muy resistente mocosa.
Aclaró aquel orco con voz fría y cortante. Tenía miedo, mis lágrimas empezaron a salir sin control, el aire me faltaba y rogaba porque alguien viniera a salvarme.
El orco empezó a acercar una espada a mi cuello haciendo que yo cerraré los ojos esperando lo pero........ Pero la espada nunca me tocó, al parecer alguien lo había interrumpido. Abrí mis ojos con temor y al ver a mi izquierda había un hombre de tercera edad con una túnica y un báculo apuntando al temido orco.
-¡¡¡Deja a la niña tranquila Gorrad!!!
¿Gorrad? ¿El orco se llama Gorrad? ¿Como es que este señor lo sabe?. El orco hizo caso omiso y me siguió ahogando, lo que hizo enfurecer a aquella persona. Aquel señor grito unas palabras para luego golpear el majestuoso báculo contra el suelo, de momento empezó a salir una hermosa y segadora luz blanca haciendo que el orco me soltase y se tapara los ojos soltando varios gruñidos de fastidio.
Cuando la luz se desvaneció el orco me miro con cara de fastidio para luego salir corriendo adentrándose en lo profundo del bosque. El anciano se fue acercando a mí mientras me miraba de arriba abajo, con una expresión de tristeza y asombro a la vez. Este me dio la mano para ayudarme a levantarme, a lo cual yo la tome.
- ¿Qué hacías en el bosque sola\, y más de noche pequeña? ¿Dónde están tus padres?
- yo... mis padres...
- Tranquila\, puedes confiar en mí
Al contarle todo lo sucedido, aquel señor me acogió en su humilde hogar, me cuido como si fuera su propia hija por todos estos 9 años, también me enseño varias cosas como la hechicería, pociones y artefactos mágicos. Aún sigo buscando a mis padres no tanto como antes, pero aún tengo fe de encontrarlos.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 57 Episodes
Comments
Ileanam Mayor
sigue escribiendo me encantaron tus 2 primeros capítulos ya quiero el tercero
2023-09-07
2