Caramelito.

—¿Marcos a qué hora tengo la cita con el estilista?

—A las 2 de la tarde señora.

—Muy bien, envía el mensajero para la boutique a buscar el vestido que he pedido.

—Señora, si no le molesta puedo ir personalmente a buscarlo, será cuestión de 15 minutos—Marcos se ofrece el mismo, ya que sabe que su jefa es superdelicada con sus cosas, y es que él no quiere que deje de asistir a la invitación del señor Castle, porque anda en un romance con una de las chicas del hotel enemigo.

—Está bien Marcos, por favor, encárgate de que lo envíen con todos los accesorios, no tardes, que iremos al salón.

Britany se queda callada, pensando en algo, que a lo mejor sea una locura, pero que tal vez pueda funcionar.

—Marcos, ¿tú crees que a los huéspedes les gustaría tener un salón de belleza en el hotel?, digo es como que estás aquí, y no necesitas ir a otro lugar para salir bella del lugar donde te hospedas—Britany cada vez que se le ocurre alguna idea de cómo mejorar su hotel se emociona, ya que su sueño es llegar a ser uno de los mejores hoteles de la localidad y porque no del país.

—Debemos hacer una encuesta y así lo sabremos, seguro a las personas les va a gustar, puesto que a las mujeres les encanta estar metidas en esos sitios—rueda los ojos con una sonrisa.

Lo dice por su jefa, ella es una mujer muy delicada, con su apariencia, aunque no es exagerada en los arreglos, siempre está de punta en blanco, y por Dios quien con semejante cargo va a andar por la vida en harapos.

Ve por el vestido, y compra algo para ti, le dice a que lo pongan en mi cuenta, por favor—Britany ha sido muy buena con Marcos desde siempre y es que si él está con ella todo el día no puede tener mala apariencia.

—Muchas gracias, señora Britany—Marcos, se va contento, gracias a su jefa, siempre parece un hombre de la alta sociedad, aunque también ha recibido clases de etiqueta, entre otros, todo para estar a la altura de su cargo.

Britany se concentra en pasarle a su equipo interactivo sobre la idea que ha tenido, aunque muchas veces lo ha pensado, nunca antes lo había querido tanto como ahora mismo, su equipo se encargará de hacer las encuestas, después trabajar basándose en ello y después de proponer el proyecto el departamento de finanzas será quien se encargue de lo demás.

Britany se desocupa a duras penas para ir al salón, Marcos ya tiene su vestido en el auto para que lo lleve a su casa.

Britany le saluda con dos besos a su estilista de siempre, aunque Britany es de llevar siempre el cabello suelto con ondas en las puntas, hoy su estilista y amigo le ha sugerido hacerle un recogido en el cabello, algo que le hará lucir el escote de su vestido, también dándole una vista perfecta del largo de su cuello.

Aunque Britany no tiene ni un poco de ganas de ir a esa dichosa invitación, tampoco es que no va a estar a la altura de ella.

Después de quedar despampanante, hasta Marcos se quedó con la boca abierta cuando la vio salir del salón, y eso que no se ha terminado de arreglar, aún falta el vestido.

—Marcos llévate el auto para que pases por mí más tarde—Britany le sonreí.

Marcos parpadea un poco y sabe muy bien que no puede fantasear con su jefa.

—Está bien señora.

Así lo hace, Britany llega a su casa, su mamá y abuela la adulan por lo hermosa que se ve con ese peinado que le define muy bien el contorno de su cara.

—Dinos, la verdad, ¿vas a cenar con tu archienemigo?, ¡o vas a tener una cita con él!—la mamá de Britany sonríe con la mano en la boca, parece que todos se han dado cuenta de que Morgan se babea por ella menos ella misma.

—¡Por Dios mamá con ese engreído, prepotente, no, definitivamente, no!—dice como si fuera una locura lo que está diciendo.

—Nada más, digo, te ves como una reina vas a opacar al anfitrión, definitivamente eso no le gustara a Morgan—la señora Bianca se cruza de brazos.

—¡Mucha confianza con el señor Castle!, ¡no sabía que se tuteaban!

—Hay muchas cosas que no sabes, hija, mejor ve a terminar de arreglarte, lástima que no me invitaron a mí—hace pucheros.

—Bueno, pensé que eran muy cercanos, como lo llamas por su nombre con tanta confianza—Britany acaso está celosa.

—No me vas a negar que es un caramelito, lástima no tener unos 30 0 40 años menos, no lo pensaría dos veces—levanta las cejas.

—¡Ay mamá por Dios!, ya hiciste que me repugnara, ahora te voy a imaginar del brazo de ese hombre.

—¿De qué hombre?—llega la abuela para ponerle la cereza al pastel.

—¡Morgan Castle!—dice Bianca enseguida.

—¡Oh!, ¡Siiiiii! Un papacito está muy bonito ese joven.

—¡Tu también abuela!—Britany pone cara de asqueada—además lo que tiene de “bello”—hace comillas con los dedos—se le quita con su arrogancia y prepotencia.

—¡No es el único!—dice la abuela sentándose en una orilla de la cama.

—¿Estás tratando de decir que soy igual que él?—pregunta muy ofendida.

—No para nada, solo fue un comentario fuera de lugar—Bianca y su abuela se miran y posteriormente se ríen.

—Son unas difamadoras, como van a hablar así de su bebé, de su única bebé, además déjenme recordarles que ustedes me dieron la educación.

La abuela se hace a la consternada colocando el dorso de la mano en su frente y echándose ligeramente hacia atrás—¿qué hicimos mal?, parece que no la educamos bien—Britany la mira con la boca abierta y su abuela suelta una sonora carcajada seguida por su hija Bianca.

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