Mariangel se fue apurada al área de servicio social para preguntar por la cuenta del hospital, esperaba que la pudieran ayudar con algún descuento.
Ellos no contaban con seguro médico y si su papá estaba en una habitación privada, eso de seguro saldría carísimo, no lo recibieron como de bajos recursos, engañados tal vez porque todos vieron en el auto que llegamos, era lujoso pero no era nuestro.
No quería ni imaginar cuánto saldría todo. Cada vez que hacía cálculos me detenía porque llegaba a unas sumas imposibles de pagar para nosotros. No estaban para perder el poco dinero ahorrado que tenían. Ahora más que nunca debían cuidar cada moneda que gasten.
Habló con una asistenta social muy linda que resulto ser un amor de persona, la entendió inmediatamente cuando le contó sus problemas financieros y le presento las mejores opciones que podían usar para no tener que pagar la cuenta completa del hospital.
Si su papá presentaba una denuncia policial por agresión, se tendría que esperar que el agresor haga el pago por los servicios del hospital, era lo que correspondía en esos casos, pero igual ellos firmaban un aval para que lo dejen salir del hospital, eso era obligatorio, un pagaré junto a la denuncia hecha.
Pero lo más probable era que Don Fernando se niegue o no le hagan nada y terminarían ellos debiendo también al hospital, además no tenían como probar que él lo hizo golpear.
Era un hombre corrupto, de seguro que pagaría por lo bajo para no tener que hacerse responsable de nada. Era su palabra contra la de ellos y por desgracia el poder y el dinero siempre pueden más.
La otra opción, que le presentó la asistenta, era que hagan pasar su atención como un accidente laboral, el seguro de la fábrica si cubría esto, en buena hora su papá estaba tiempo trabajando allí y le correspondía ese seguro dentro de su contrato.
Lo que le pasó fue en inmediaciones de la fábrica así que no iba a tener problemas en los pagos del hospital.
Era la mejor opción de todas, pero se quedarían sin poder denunciar a ese viejo asqueroso por la agresión a su papá.
Entonces decidió que sería la mejor opción, ya les iría a decir a sus papás como quedó con la asistenta social. Era muy juiciosa y responsable por lo que sus papás siempre tomarían a bien sus decisiones, a su corta edad ya les había demostrado ser muy madura y siempre ver por lo mejor para la familia.
Mariangel creyó que ya les había dado un tiempo prudencial para que se entiendan sus papás así que regreso a la habitación para ver como estaban yendo las cosas entre ellos y contarles lo que averiguó.
Su sorpresa fue al entrar y encontrarse con su papá quejándose cada vez que su mamá lo pellizcaba en algún lugar. Ay, de verdad que parecían unos niños ellos dos.
- No, no, no lo sé- ya parecía que entraba en llanto su pobre papá.
- Aquí, te tocó aquí? Y aquí? O aquí?- preguntaba su mamá mientras lo pellizcaba en diferentes sitios.
- Mariangel ayúdame por favor hijita, tu mamá no entiende que ni sé si esa mujer me tocó o no y menos donde fue.
- Quiero saber donde te tocó, para despellejarte esa zona y no tocarla más. Todo eso que tienes es mío, escuchaste, no sufrí tan joven trayendo al mundo al fruto de nuestro amor desmedido o teniendo después dos embarazos enormes y tan seguidos, cargando a nuestros bebés, porque no podías controlar tus ganas. Para que ahora me vengas a decir que una putizorr@ te puso las manos encima.
Ay no podía aguantar la risa, mi mamá celosísima, despellejaría vivo a papá sin dudar si sabe dónde lo tocaron, ja, ja, ja. Pobrecito, la paliza de ayer no será nada a comparación con todo lo que le hará mamá cuando pueda.
- Mis ganas? Yo solo no hice a nuestros bebés, te recuerdo que el que no quería tocarte para no hacerte daño y pensaba en que aún era muy pronto era yo, pero no me hacías caso y le echaste la culpa a las pobres hormonas, hasta me acusaste de no ayudarte después del parto, me decías que esa era mi tarea, regular tus hormonas y tenerte contenta.- le decía papá queriendo reír y a la vez haciendo muecas de dolor.
-Ja, ja, ja - ay no pude más y me reí tanto que hasta llore de la risa agarrando mi estómago.
Me fijo y ambos me miraban con mala cara, y yo que culpa tenía de lanzar la carcajada, no es mi culpa que esten como chiquillos montando escenitas, que risa, me daban envidia pero era lógico son aún jóvenes y se nota a leguas que se siguen amando como el primer dia.
Son una pareja tan hermosa, con razón todos sus hijos salimos tan bellos. Somos los hijos del amor.
Un amor así quiero yo, se llevan tan bien, tienen sus genios diferentes pero se compaginan a la perfección, a veces uno es el fuego y el otro el agua y viceversa, dependiendo lo que pase se entienden muy bien. Incondicional y real eso es y lo mejor que es para siempre.
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