El receso - IV

Capítulo cuatro

—Voy a necesitar que te subas sobre el regazo de Jean y que se besen —dijo Galia como si pidiera que se tomaran de la mano, por lo que Youha la miró con preocupación.

—Si no te gusta la idea, puedo ayudarte con eso —le indicó Jean, tomándola de la cintura con sus brazos y atrayéndola hacia él, abriendo las piernas para que ella quedara encerrada entre ellas, pero más alta que él, teniendo que mirar hacia abajo para seguir sus ojos. Después la tomó del rostro con su mano, y acercándose a milímetro de sus labios, sonrió—. Mi mano está tapando nuestras bocas, por lo que nadie sabrá que tú no me estás besando. ¿Qué te parece hacerlo de este modo?

Youha quedó impresionada, no solo por el atrevimiento que se había tomado este muchacho, sino porque estaba algo decepcionada. Ya que le hubiera encantado tener que besarlo, aunque fuera solo para las fotos. Sin embargo, gracias a su cortesía, solo podía aceptar; no era posible reconocerle que prefería un beso real.

—Me gusta, pero no es suficiente —dijo Galia y le pidió a Jean que se quitara la camisa. Youha estaba segura de que su amiga lo hacía a propósito. Buscaba incomodarla a toda costa.

—¿Es necesario? Él dijo que no era modelo, sino actor. No hace falta hacer que se exponga tanto —trató de defenderlo Youha, encubriendo sus verdaderas intenciones, segura que eso haría que ella misma fuera la que se pusiera más nerviosa. No estaba acostumbrada a estar tan cerca de alguien, y menos si no era uno de sus compañeros modelos.

—Si a ti no te molesta, no tengo problemas —le aseguró Jean a Youha mirándola fijamente a los ojos, mientras desprendía cada uno de los botones, hasta que la asistente le sacó la camisa y él puso una de las manos de Youha sobre su torso.

Ella no pudo evitar sonrojarse, y después de que él quedara casi desnudo, Galia hizo que ambos se pusieran en la misma posición uno frente a otro en las sillas. La mirada de Youha era distinta, después de que su amiga la pusiera en esa situación. Ahora se veía mucho más joven, ya que estaba avergonzada y le costaba un poco concentrarse. Sobre todo, porque podía sentir el latido del corazón de Jean, el cual parecía ir cada vez más rápido.

—Te ves hermosa cuando tus mejillas toman ese color —le susurró Jean al oído tan bajo, que Youha pensó que era solo su imaginación jugándole una mala pasada. Era como si estuviera soñando.

—Me encanta, sigan así. Mírense como si se amaran, es el aroma, el perfume del amor —dijo Galia mientras seguía sacando fotos. Ajena a lo que pasaba entre ellos, aunque Jean era quien estaba sin camisa, era Youha la que se sentía más desnuda.

—¿No te molestó tocar mi torso? —le preguntó Jean a Youha mientras bebían agua en el receso y las asistentes le retocaban el maquillaje a ambos.

—¿Por qué lo preguntas? —Youha no entendía a qué se refería. Había estado tan concentrada que había perdido la cuenta del tiempo durante la sesión de fotos. Jean producía un extraño efecto en ella. Uno que no sentía hacía mucho tiempo.

—Es que a las chicas de este país les gustan más los hombres sin vello. Es lo que leí por ahí.

Él solo buscaba una excusa para sacar una conversación y seguir hablando con ella. Y por lo nervioso que se encontraba no sabía que más decir.

—¿Crees en todo lo que lees? —preguntó Youha, con ironía. Y se dio cuenta de que había sido grosera, por lo que lo miró preocupada. ¿Por qué no podía comportarse como con los demás? Este muchacho la ponía nerviosa y la vez hacía que lo tratara con una familiaridad que ella no se permitiría con otro modelo.

—Claro que no, solo quiero saber qué puedo hacer para que te sientas más cómoda mientras estemos juntos —le aseguró él como si no se refiriera a la sesión de fotos. Por lo que ella no pudo evitar apartar la mirada. Su mente le estaba jugando una mala pasada.

—Disculpa, no quise tratarte mal, no he tenido buenos días últimamente y estoy un poco nerviosa —Youha no pretendía ser grosera con él.

Jean venía de otro país, por lo que debía tratar de ser más amable con él. Aunque su actitud le pareciera de coqueteo, probablemente era así con todo el mundo y solo trataba de ganarse su confianza porque estaban trabajando juntos. Ella sabía de esos tipos, los que una vez que después de que obtenían lo que querían la ignoraban. Ya la habían usado muchas veces con anterioridad.

Mientras estaban sacando las últimas fotografías, llegó al estudio un cadete con un ramo de rosas blancas para Youha. Su hermano las recibió y después de leer que la tarjeta era del exnovio de su hermana, pidió que las llevaran a su camerino. Debía tirarlas antes de que ella las viera o le estropearía el día.

Junas había notado que ella estaba de mejor humor después de que empezara a sacarse fotos con Jean y eso le parecía bueno. Hacía meses que ella no se soportaba ni a sí misma. Había asistido a la fiesta el día anterior solo porque él se lo había suplicado. Ella le había aclarado que prefería pudrirse en su cama, que tener que pedirle disculpas al maldito ese con el que había salido. Mucho menos estaba dispuesta a volver a salir con él. Pero el tipo había hecho todo lo posible por arruinar la carrera de modelaje de Youha, así que su hermano había tenido que convencer a los productores de una nueva producción de ficción, que ella era apta para un papel secundario. Tal vez si las marcas la veían en la pantalla chica podría conseguir de nuevo trabajo como modelo. Incluso esta marca había aceptado trabajar con ella por pedido de Jean, él les había exigido que Youha fuera su pareja para presentar el perfume sorprendiendo la empresa francesa.

Autora: Osaku

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