Inhala... Exhala

Una persona llena de problemas psicológicos es propensa a estar rodeado de situaciones que alteran su zona de confort, y para personas como yo, aquellos que están llenos de ansiedad, depresión, de estrés postraumático de por si es difícil lidiar con cosas estresantes, pero cuando su zona segura se ve interrumpida por situaciones inesperadas, es casi imposible poder controlarse, ya que en pocas palabras siente que su mundo se hace pedazos.

Y mi caso no es la excepción...

Corría por las calles lo más rápido posible, no podía respirar y sentía que las piernas no me daban para más. La cabeza me daba vueltas y sentía que todos me miraban. Era tan insoportable para mi sentir la atención de las personas, siempre fui alguien ansioso y el estar por tener un ataque de pánico me volvía loco, quería desaparecer de la faz de la tierra con todas mis fuerzas. No veía con claridad, la vista se me nublaba de a poco y eso me hizo asustarme más al punto de hacer que me escondiera en un callejón, justo ahora lo único que tenía claro es que no podía seguir corriendo en ese estado, me sentía apunto de fallecer y estaba seguro de que nadie se detendría a brindarme apoyo "nunca lo hacían" sentía un calor horrible, me estaba sofocando, ¿Y si muero ahora?, golpee mi pecho en un intento de volver mi respiración a la normalidad, pero nada parecía querer funcionar. Mire a mis alrededores buscando algo con que distraerme, pero no había nada, solo era un lugar sucio que de alguna manera se reducía al ritmo acelerado de mi respiración, era como si las paredes se hicieran cada vez más pequeñas, a pesar de su gran espacio.

Tranquilo.

Cuando algo frustrante te pasé, solo debes recordar respirar.

¡No funciona maldición!

Inhala... 1...2...3...4

Mantén la respiración.

Exhala... 1...2...3...4

1...2...3...4...

¡No puedo hacerlo, nunca me funcionaron esos jodidos ejercicios!

Cierra los ojos, y sigue respirando.

Abrí los ojos lentamente, estos me pesaban y me dolía la cabeza, demoré unos cuantos minutos en ese mismo sitio, aún no quería irme no me sentía seguro, metí mi cabeza entre mis piernas y respiré profundamente. Por lo general eso me funcionaba y lograba tranquilizarme.

Pero no duraba por mucho tiempo.

Cuando decidí que ya era seguro salir fue cuando ya estaba un poco calmado, caminé con la cabeza gacha, aun podía sentir la mirada de las personas, solo faltaban unos pasos para llegar a mi lugar seguro.

Toque la puerta, y nadie respondía. Sentía que en cualquier momento entraría en llanto y odiaba la sensación. No quería que me vieran hecho un desastre lo que menos quería es que más personas descubrieran lo desastrosa que era mi vida, así que me había rendido, ya era una costumbre rendirme tan rápido así que solo opte con ir directa casa. Camine con la cabeza gacha y algo somnoliento por el pasillo, pero me detuvo el sonido de la puerta abriéndose. Gire y corrí rápidamente, no espere a que esta hablara y entre de inmediato, solo pude ver a lo lejos a una chica sorprendida.

—Oh... ¿Hola? Pasa, adelante.

—Y-yo... Tengo que hablar contigo. –caminé de un lado a otro. Mi voz se oía inestable.

—Ok... Primero toma asiento, debes respirar, tranquilízate primero y hablaremos. ¿De acuerdo?

—N-no puedo... Y-yo tuve un ataque de pánico y siento que me volveré loco, si no fuera por los ejercicios que me enseñaste estoy seguro que habría muerto. Y-yo... Alice p-por favor. –sentía como el aire abandonaba mis pulmones.

—Toma asiento, y tomate esto. –me extendió una pastilla y un vaso con agua.

—G-gracias –tome asiento y esperé a que hiciera efecto.

Aunque mi respiración se volvió normal y ya no sentía oprimido mi pecho, los mareos seguían por lo que solo sentía la necesidad de dormirme.

—Bueno. Ya te veo mucho mejor, ahora sí. Puedes hablar. –me miró y yo asentí.

—Yo, creo... Que está volviendo a suceder. –la miré y se veía confundida. –Las alucinaciones volvieron.

—Oh... ya veo porque tuviste el ataque de pánico, pero, Andy eso no puede ser ya que tomas los medicamentos para evitarlas. ¿Los tomas cierto? –preguntó

—¿No? Creí que debía dejar de hacerlo cuando estás disminuyeran. Hace mucho que no las tomo.

—Andy, vienes a terapia todos los días porque sufres de (TEPT) y junto a eso, ansiedad y depresión. Es por eso que debes tomar tus medicamentos, no importa si crees que ya estás bien. Eso lo decido yo. ¿Entiendes? Te recetare nuevos medicamentos, los otros puedes tirarlos. Quizás no funcionaron, así que toma. –me extendió una nota con los nombres de los nuevos medicamentos. -Entonces, cuéntame ¿De qué fue la alucinación?

—No estoy seguro de si fue una alucinación o no. La verdad es que se veía tan real, sé que mi mente puede jugar conmigo, pero esta vez fue muy creíble. El sujeto se veía muy real, no pude tocarlo. Pero recuerdo haber pensado que era realmente extraño, ya que no dejo de sonreírme. Su voz la recuerdo, porque era muy linda, además fue muy educado. ¿Crees qué era real? –de alguna manera quería que lo fuera. "¿Estaba eso bien?"

Yo solo quería algo real en mi vida. Necesitaba que me dijera si, si lo es.

Porque ya no soportaba tener estás crisis, era horrible tener que vivirlas en los momentos que deseaba ser normal. Lo peor de todo es que suelen suceder frente a personas que no saben lo que me pasa.

—Es comprensible que tengas esas confusiones, porque las alucinaciones son muy fuertes. Pueden llegar a parecer tan reales al punto de que no sepas si es verdad o solo es producto de tu mente. Pero Andy... son solo eso, son alucinaciones, así que estate tranquilo, una vez hayas tomado los nuevos medicamentos como te lo recete todo estará bien, eso sí. Quizá las secuelas sean un poco más fuertes, y si llego a enterarme que los suspendiste solo porque te sentías mejor. Tomaré medidas extremas, y empezarás a llevar un tratamiento distinto, ¿Lo entiendes?

—Me recuerdas mucho a mi Madre. –sonreí por instinto. —Lo siento, no debí compararla con alguien muerta. –tal vez necesitaba empezar a medir mis palabras.

Debería...

—No me molesta. y te lo digo no solo porque eres importante para mí, sino también como tu doctora. Ahora deberías ir a casa y descansar, por suerte mañana tienes libre el día, así que te espero aquí como siempre.

—Si... lamento no haber asistido a la sesión de hoy, es solo que no me sentía listo para hablar. Prometo avisarle cuando vaya a faltar.

—Está bien, te agradecería que lo hicieras. Adiós Andy. –asentí y salí del lugar esta vez tranquilo.

Conozco a Alice desde que tenía 15 años, debido a que quedé huérfano, fui a dar a una casa hogar en donde afortunadamente no duré mucho tiempo ya que la señora Edwards, me acogió en su hogar. Lo único que saben ambas, es que vengo de un lugar en el cual quedé traumatizado severamente, la policía me encontró y yo era el único sobreviviente, en un principio creyeron que yo fui el asesino de múltiples victimas cosa que sonaba ridículo para las antes mencionadas, lo cierto es que mi familia se sacrificó por mí. Oh eso es lo que me obligan a creer, dicen que no es mi culpa.... pero no pienso así, soy la única persona que sabe lo que realmente sucedió, nadie puede juzgarme tanto como yo lo hago.

No pueden...

Durante meses, no pude pronunciar ni una sola palabra.

Ni siquiera podía salir al jardín, no podía convivir con nadie.

En ese punto mi actitud era preocupante, así que decidieron por internarme en un psiquiátrico. En ese entonces pensé: ¡Genial, sabía que no duraría nada esta nueva familia! Sí que estaba equivocado, recuerdo que duré solo unas cuantas semanas ya que el psiquiatra de allí era muy bueno, la única razón por la que salí fue porque tuve mejoría en tan solo pocos días, así que solamente me recomendaron a una nueva psiquiatra para tratarme y me dijeron que tendría que asistir a terapias todos los días, si no quería volver a ese sitio.

De esa manera conocí a Alice, una chica como de mi edad que se especializa en estudiar y tratar las enfermedades mentales.

Y claro está que ayudar a una persona como yo era todo un desafío.

En cuanto a la señora Edwards, una vez que salí de ese horrible hospital psiquiátrico, empecé a familiarizarme más con ella y su esposo, ellos ya eran una pareja grande cuando los conocí, cuando los tuve frente a mí me dijeron que los viera como mis abuelos, y así lo hice. Aunque muy en el fondo sabía que no eran nada mío, solamente mis tutores legalmente, creí que todo estaría arreglado, nuevamente tenía una familia, vivía cómodamente, incluso pensé que podría ser feliz de nuevo.

Hasta que las pesadillas comenzaron, y todo se arruino.

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