Lo extraño

Alexie Peigue

Soñar con sus labios y sentir su aliento, es lo que hago para no extrañarlo tanto. Me aferro a creer que Richard vive, porque ahora toco usar máquinas para ver si consigue más cuerpos, muchos no se reconocen, pero algo debe decir que es el, pero lo que más me extrañó fue que encontraron sus cosas pero no a él.

Es extraño, todo eso me parece que no cuadra.

Continuó trabajando y de repente abre la puerta, es Sergio y levanto mi ceja, le he dicho muchas veces que no abra sin tocar.

— Lo siento señor, pero…— el hombre se para y aparece Hiro, el asiatico tiene cara de disculpa.

En verdad me he portado muy mal con él, pero ya han pasado dos semanas desde que Richard no está.

— ¿Podría pasar? — dice y su rostro me hace sonreír, parece uno de esos animalitos que están abandonados en una carretera solitaria.

— Pasa Hiro — el hombre entra y con él una bolsa grande en su mano.

— Traje refuerzos, por si no me atendían — me entrega la bolsa y lo miró extrañado.

— ¿Que es esto? — saco lo que hay ahí dentro, es una cuadro pequeño de un árbol como si la brisa hiciera volar las hojas color rosa de su flor.

— Sakura — dice y lo miro — un árbol de cerezo, sus flores embellecen muchos lugares en Japón, hay jardines que cuando florecen y pasas por entre ellos sientes sus pétalos caer y acariciarte, son…

— Es hermoso — lo miro, se ve tan real parece una fotografía.

— Te gustan los jardines, — dice — lo sé, me gustaria algun dia veas como florecen.

— Gracias Hiro, no debistes — le digo sintiéndome mal lo he rechazado tantas veces, le grite al verlo en mi casa y sentado en mi sofá, pero él siempre se ha portado tan bien.

— Si debía, me importas y quiere verte bien Alexie, se que lo que le pasó a Richard…

— Richard… — quiero decir que está vivo pero hasta yo creo que lo estoy dudando. — no importa — le digo con los ojos cristalizados, si cada vez que lo nombro me duele el pecho.

Pongo el cuadro en un lado de la oficina.

— Ponlo en tu cuarto y miralo cada vez que despiertes — me dice y le sonrió — te sentirás mejor, ya veras.

Sonrió.

En verdad no creo que me sienta bien, no importa lo que hago, extraño a Richard y cada vez que lo recuerdo me duele mas, porque la ultima vez, me fui furiosa y no hable con él, no hice lo que me pedía, estaba furiosa con él, por no confiar en mí, pero ya no está.

— Que bueno que vinistes — le digo y se le iluminan los ojos al hombre — quiero que me acompañes,

Salgo con el. Quizás el penso que seria un paseo de placer, pero era trabajo. Fui con hacer una inspección a un terreno donde pronto empezamos unos trabajos para realizar un clud social, es un proyecto donde estaremos varias empresas, y la de Hiro es una de ellas, solo que su trabajo será al final cuando se culmine. Es un proyecto ambicioso y costoso también.

Tomo fotos del lugar con parte de vegetación. Vinimos en su auto. Hiro alquila una camioneta y trae un chófer cada vez que viaja, se que cuando lo hace solo es para verme. Pero he sido clara con él. No deseo ninguna relación, y ahora, menos.

Lo extraño mucho.

— ¿Tu tienes que hacer estas cosas? — dice el al ver que casi caigo por qué el terreno es inestable y me sostuve de su brazo.

Rio

— No, pero me gusta hacerlo — le digo.

Camina a mi lado con su celular en la mano, nuncaa deja de verlo.

— Si tienes tanto trabajo, ¿porque vienes? — le pregunto y mi tono no es declamo, es que se que siempre está ocupado, pero igual está aquí son ninguna razón.

Está bien, yo soy la razón, pero no le doy motivos para que lo haga.

— Por ti, porque estaba preocupado, no quiero que te sientas sola — suspiro y miro la distancia del terreno y pongo mi celular y capturó la imagen.

— No estoy sola Hiro, lo sabes — respondí tratando de que no duela.

Si me siento sola, porque él no está.

— Sé que te duele Alexie, apoyaste en mi — suspiro y bajo las manos, miro las fotos.

Lo ignoro.

— Alexie — se pone frente a mi y toma mis manos.

Hiro parece un niño cuando está serio. Sus rasgos lo hacen ver más joven de lo que es, su piel sin rastros de vello facial parece de porcelana.

— Estoy trabajando Hiro — le digo para que se aparte.

Pero el da un paso hacia mi.

— Apoyate en mi ¿si? — miro sus ojos, deseo llorar.

El me abraza y sin poder controlarlo, lloro en su hombro.