La vida de Antonella

Ella es Antonella Gómez, una chica de 20 años que tiene un pequeño puesto en el barrio de San telmo en buenos aires, vende empanadas desde que tiene uso de razón, ya que tiene que ayudar a su madre, quien trabaja haciendo limpieza en algunas casas de ricos, a ella nunca la ha avergonzado el oficio de su madre ella misma lo hace cuando a su madre se le junta trabajo, por razones obvias ella no estudio la universidad porque desde muy joven tuvo que trabajar, puesto que nunca conoció a su padre y su madre nunca le contó nada así que se ha conformado con lo que su madre le ha contado.

El carácter de Antonella es sencillo y único, es una mujer joven, muy servicial, ella siempre está viendo por el más necesitado y aunque en su camino ha encontrado personas malas, ella siempre es bondadosa, servicial, ayudando siempre al prójimo, siempre mostrando fuerza en cada reto que se le atraviesa en la vida aun cuando en muchas ocasiones las cosas no le salgan como ella quiere ella, no se compara ni compite con los demás ella sabe que es única con sus debilidades y fortalezas.

Hace un año, mientras ayudaba a su madre en la limpieza en una de la casa de una familia muy bien acomodada, conoció a José Luis, un chico de 24 años quien se prepara para ser médico en uno de los mejores hospitales de buenos aires, él quedó fascinado con su humildad y sencillez la cortejó durante un par de meses y después lepidio que fuera su novia ella aceptó, pero no muy bien convencida desde entonces han pasado muy poco tiempo, ya que ella trabaja la mayoría de tiempo y él estudia y cuando uno de los dos tiene tiempo el otro no en el fondo José cree que es la mujer perfecta que debe de estar en casa sumisa cuidando y sirviendo a su marido él ve en ella una mujer fiel y leal por siempre porque él no es quien dice ser cuando está con ella.

Por otro lado, Antonella no está enamorada de José siente mucho cariño y respeto, pero no puede enamorarse aun cuando lo intenta, ella pide a Dios poder enamorarse de José , ya que se le hace un buen hombre y hasta el día de hoy la ha respetado y nunca la ha obligado a nada aun cuando ya llevan un año juntos, una de las cosas que tal vez no le termina de gustar a ella de él es el hecho que a su madre no le cae bien, su madre siempre le ha dicho que ese joven no la convence y que se cuide porque siente algo extraño respeto a él.

Su madre se llama Ximena, tiene 59 años y es una señora bella y muy amable, siempre se ha esforzado al máximo para darle lo mejor a su pequeña como ella le dice, ella pide a Dios todos los días para que su hija no cometa el mismo error que cometió ella en el pasado, error que la deprime y llena de angustia cada vez que va a una nueva casa hacer limpieza porque teme encontrarse con su pasado uno de estos días

hoy, como cada día a las 6 am, Antonella se despierta, se ducha y se hace una coleta, va a la cocina, prepara café y huevos revueltos con pan tostado y llama a su madre a desayunar.

-Madre ven, ya he preparado el café¿puedes venir a comer algo antes de irte por favor?

-hola mi amor-mientras se abriga y le da un beso en la frente a su linda hija

-¿cómo estás, madre? ¿Te sientes bien? ¿Puedes ir a trabajar?

-si por supuesto pequeña, si iré es solo que ayer, me desvelé por leer, pero estoy bien, ¿tú ya estás lista?

-sí- respondo mientras como muy rápido

-clama hija, no es como si tuvieras que darle cuenta a alguien, toma tu tiempo para desayunar, te vas a atragantar

-disculpa madre es solo que vi por la ventana y está nublado, tengo miedo que llueva, así que quiero llegar lo más temprano posible para poder regresar antes a casa así no me mojaré

-hija y si no vas hoy, no pasa nada mi amor, mira que tenemos comida y algunos ahorros, puedes darte el lujo de faltar, hoy si quieres

-sí, si lo sé madre, pero dejaré a mis clientes sin mis empanadas y no es por nada, pero no hay otras como las mías-sonríe mientras levanta las cejas

-presumida-dice mi madre mientras toma su café

-bueno, mami me voy te amo-beso

-cuídate nos vemos pequeña

Ahora tomaré un taxi e iré a donde guardo el puesto, mientras viajo a mi destino una sensación de felicidad invade mis sentidos, creo que hoy será un día muy diferente a otros, me siento muy motivada como si mi alma sintiera que un aconsentimiento muy importante está por pasar.

-listo señorita -gracias cuanto le debo, son 3500 pesos-tenga buen día-igualmente

llego saco mi puesto rodante y mientras camino por la calle la gente me saluda y encargan sus empanadas, me siento tan bien rodeada de todas estas personas, llego a mi espacio y empiezo a preparar las empanadas, mucha gente empiezan a llegar, todos piden para llevar, ya que empieza a tronar el cielo señal de que se aproxima una fuerte tempestad, y cuando menos lo pienso la lluvia empieza por momento sede, pero después vuelve con más fuerza lo que hace que la mitad de mis empanadas se me queden, pero aun así no me voy aun cuando muchos de mis compañeros se retiran.

-Empanadas, lleve y pruebe ricas empanadas

-hola Antonella, buenas tardes a que hora terminaras muchacha, la lluvia ha estado demasiado fuerte, no te dejara terminar, hoy mujer acabaras toda empapada

-señora Belén, le agradezco que se preocupe, pero como usted dijo con esta lluvia no he vendido mucho y necesito ver si puedo vender unas más

-si me imagino que sí, deberías de aprovechar y cocinar algo rico para tu madre, por cierto como está ella, ya no la veo mucho

-está bien, como siempre trabajando

-me imagino tú saliste a ella, ahora dame 6 de esas ricas empanadas para llevarle a mi viejo esposo que a menudo queda fascinado con ellas

-claro que sí, mire aquí tiene

-¿cuánto es mi hija?

-no es nada señora Belén

-no muchacha como crees, ándale dime cuanto es

-Tómelas por favor usted al igual que yo vive al día y de todas formas creo me llevaré muchas de estas a casa

-está bien niña muchas gracias por favor cuídate y no te valles tan tarde a tu casa

-si en un rato más me iré

-Adiós cuídate

Ha pasado un tiempo desde que me despedí de la señora Belén, muchas más personas han venido a comprarme, pero aún me quedan muchas, pero está oscureciendo y me estoy quedando sola, ya que la mayoría de los vendedores de distintas cosas se han marchado, el local enfrente de mi ya cerro y en él hay un hombre pasado la lluvia se ve triste, pero su vistimenta no es como la de la gente que transita por aquí a diario, el semblante de su rostro es demasiado lamentable, él mira debes en cuando hacia mí como si quisiera decir algo o venir a ver después de un rato se gira y cuando está a punto de marcharse le grito.

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