Capítulo 10

Lo dejaré para resolver a la mañana siguiente, probablemente el mío debe estar al tanto de este rumor, un nuevo domador de lobos.

No pienso en eso, y voy a ocuparme de otras cosas, como estudiar la melodía que me dejó mi profesor de piano.

Sí, tomo clases de piano, el único instrumento que me llama la atención desde que era una niña.

Me siento y rasgueo la melodía, pero no puedo dejar de pensar en el domador de lobos que está tan cerca de aquí.

Practico la melodía dos veces y me detengo, no puedo evitar pensar en todo lo que me dijo ese joven sujeto.

Voy a mi habitación abandonando el piano, extraño a Talía, mi hermana gemela, cómo quería contarle esta noticia, probablemente la noticia aún no ha llegado al reino de las hadas, mejor de esta manera, de esta manera puedo acercarme al domador de lobos.

Cómo es y de dónde vino, nadie lo sabe y tengo la intención de averiguarlo.

Mi madre, la reina Rosangela de Avalon entra en mi habitación.

— Hija, ¿por qué estás aislada ahí?

— Extraño a Talía, estas horas estaríamos charlando y riendo juntas.

Mamá se sienta a mi lado en la cama y me acaricia el pelo.

— Yo también extraño a tu hermana, el Castillo de Avalon no es lo mismo sin ella — Por otro lado, podrías ser tú, si la manada se hubiera inclinado ante ti, serías la princesa de las hadas.

Sonrío, me alegro de no serlo, los dioses escribieron justo en las líneas del destino, sería una domadora terrible, porque no nací con este don, creo que los lobos son hermosos, el respeto que tienen por Talía y todo, pero, sí, ella fue la elección correcta.

Parándome a pensar mejor, extraño a los lobos, el coro que a menudo hacían para la luna, mejoraba mi sueño, la melodía perfecta, porque salía de sus corazones.

Mi don es tocar el piano y eso es un hecho.

— Los dioses tomaron la decisión correcta, mamá, solo desearía que mi hermana fuera feliz, no quiero que se quede atrapada con un hombre por pura emoción.

— Sé que ella es feliz, Talita, tal vez tú también encuentres el amor.

Sería genial, pero no busco un amor, si me encuentra está bien, si es así es porque fue escrito en las líneas del destino.

Mamá besa la parte superior de mi cabeza y me deja sola con mis pensamientos.

Y me pregunto si mi padre, el V de Avalon, ya sabe que hay un forastero en nuestro reino acompañado de un solo lobo. Espero que no, ya que quiero ser el primero de la familia real en conocerlo.

Trato de dejar ese pensamiento a un lado y volver a pensar en Talía y Natanael, extraño a mi hermana pequeña, y espero que la esté tratando bien.

"Natanael es aparentemente un hombre de integridad y aparentemente te enamoraste cuando te ves en el altar", "Corto, espero que estés bien."

También tengo cuidado de dejar de pensar en Talía y resuelvo que es hora de investigar si mi padre sabe de la existencia de este domador de un solo lobo.

Rey Carlos V

Aprendí que en Avalon venía un domador acompañado de un solo lobo, y lo que me llamó la atención fue la descripción del animal: negro, con ojos muy azules.

Voy al hostal donde se aloja y le pido a alguien que lo llame. Quién es él, de qué reino vino, con una guerra profetizada, tengo que tener cuidado, porque lo que se sabe es que en la actualidad hay pocos domadores de lobos, el último de los cuales se escuchó fue el domador que hoy es el anciano Seti y ahora en la actualidad mi hija Talía la princesa del reino de las hadas.

En pocos minutos aparece un joven, acompañado de un lobo negro.

Lo observo y aparentemente es un joven pacífico.

— Me llamaron a mi habitación, ¿eres tú quien quiere hablar conmigo?

— Sí, joven, soy el rey Carlos V de Avalon.

— Sé quién eres, solo busco un lugar para descansar, no tengo hogar y vine de lejos.

— ¿Cómo te llamas, mi buen joven?

- Mi nombre es Aristóteles y no quiero causar ninguna confusión.

Entiendo la mano del niño y no puedo evitar notar la belleza del lobo negro parado a su lado.

Muy observador, Aristóteles nota mi interés en su animal y me presenta a su "amigo".

— Ese es mi mejor amigo de Black, fue el lobo que pude entrenar, ha estado conmigo durante mucho tiempo.

Siento pena por el niño y siento que debo invitarlo a venir y quedarse en el castillo, no sé por qué los ojos de Aristóteles me dicen que es un buen chico y que busca la paz, así que invito:

— Aristóteles, serás bienvenido en mi castillo, para quedarte con tu amigo Black, no todos los días nos encontramos con un domador de lobos y acompañado por un solo lobo.

Algo a regañadientes, acepta mi solicitud y le dice al dueño de la posada que no se preocupe por la cantidad en monedas que pagó por adelantado.

El joven me acompaña y me dice que se siente un poco solo, que ha huido de un lugar muy lejano porque no puede vivir bajo presión, que quiere ser libre para tomar sus propias decisiones.

De hecho, vivir bajo presión es malo y da la impresión de que intentan manipularnos.

Llegamos al castillo real y le pido a la reina Rosangela, mi amada esposa, que prepare una de las habitaciones para Aristóteles.

Presento al niño como un domador solitario, y mi esposa responde rápidamente a mi solicitud.

- Cariño, ¿qué pasa con Talita?

— Probablemente, hasta la última vez que hablé con ella estaba en el dormitorio.

- Déjala entonces amor, luego preséntala a nuestro invitado.

Aristóteles acompaña a mi esposa y los veo a los dos separándose.

Lo siento por el tipo que parece muy solo.

"Bien aquí en el castillo real de Avalon será tratado bien"

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