CARTA.

TERESA.

Margaret lloraba descongelamiento en los brazos de Javier, y yo me sentía miserable por hacerlos sufrir, lo mejor hubiese sido haber desaparecido esa carta.

_ Cariño, que ocurre.- le pregunto él.

Ella no dijo nada, solo le entrego la carta, yo estaba estática, parada en la entrada del comedor, él la leyó, y lentamente su rostro se fue transformando, sus ojos se cristalizaron y las lágrimas mojaron sus mejillas.

_ Violeta.- dijo él, en una voz tan suave, que apenas se podía escuchar.

Yo bajé la cabeza, pues me costaba verlos, se está forma, y ahora mas que poseía los recuerdos, pensamientos y emociones de Violeta, ellos estaban sufriendo y eso también me causaba dolor.

_ Hija, mírame.- me volvió a hablar.

Yo levanté la cabeza y lo miré a los ojos, él seguía llorando.

_ De verdad pensabas hacer eso.- me pregunto.

_ Yo, yo.- no pude articular palabra.

Él se acercó a mí y me abrazo, podía sentir su corazón a mil, sus manos temblaban.

_ Por favor no lo hagas, mi princesa no nos dejes.- me pidió entre llanto.

Así que esto se sentía tener un papa, uno que te cuida, uno que de verdad te ama, un sinnúmero de sentimientos me envolvieron y me solté en llanto.

Era mucho para este pequeño cuerpo, eran las emociones de la dueña original y las mías.

De un momento a otro sentí un mareo y me desplomé en los brazos de mi padre, porque eso era hora, mi padre.

…

Javier alzó al cuerpo de su pequeña hija, y corrió a su coche con ella en brazos, Margaret lo siguió, en cuestión de minutos estaban en el hospital, en donde Santiago hacía turnos de vez en cuando.

_ Un médico, por favor.- grito Javier.

De inmediatos, varias enfermeras se acercaron a él con una camilla, en donde él recostó el cuerpo de Violeta, y es ingresada a la sala de emergencia.

Javier y Margaret se quedaron en la sala de espera, estaban tan desesperados que no podían quedarse sentados.

_ Llamaré a Santiago.- dijo Javier.

Margaret asintió, y Javier saco su teléfono e hizo la llamada, dos minutos después colgó.

_ Ya viene para acá.- le dijo a su esposa.

Después de un rato, Santiago ingreso corriendo seguido por su hijo Manuel.

_ Donde la tienen.- pregunto.

_ Dentro.- respondió Javier señalando una puerta.

Santiago asintió e ingreso, Manuel se acercó a Margaret, ella al verlo le dedico una sonrisa.

_ Manuel, tiempo sin verte.- le dijo Margaret.

_ Si, tía, ha pasado tiempo, lamento vernos en tal circunstancia.- le dijo él.

Ella negó con la cabeza, y se acercó mas a él, llevo una mano a las mejillas de Manuel.

No te preocupes, sé que estará bien.- le dijo ella. Pero mira qué guapo estas.- volvió a hablar la mujer cambiando el tema.

Manuel sonrió, y la tomo de mano para llevar a una de las sillas, él pudo ver en el rostro de Margaret lo agotada que estaba.

_ Tía, que le ha ocurrido a Violeta.- pregunto él.

Ella suspiró y bajo la mira a sus manos, las cuales empezaron a temblar al recordar, las palabras escritas por su hija en la carta.

_ Ella, ha pensado en suicidarse.- le contó.

Manuel se tensó, ¿suicidarse?, por qué Violeta querría hacer tal cosa, pensó él.

_ Por suerte la descubrí cuando guardaba la carta que había escrito para nosotros, de lo contrario la situación fuera otra.

Manuel se sintió tristes, pues sabia lo joven que era Violeta, por su mente pasaban varios escenarios que la llevaran a tomar, drástica decisión.

Manuel abrazó a Margaret, él la estimaba mucho, a pesar del tiempo que llevaban sin verse, en ese momento se dio cuenta lo malagradecido que ha sido, pues había sido ella la que había estado cuidando del después de la muerte de su madre.

_ No te preocupes tía, yo les ayudaré a cuidar de ella.- dijo el de manera sincera.

_ Te agradezco mi niño.- le dijo ella.

Javier está en silencio, solo se limitaba a escuchar la conversación, él, al igual que Manuel, no para de pensar en el motivo que llevo a su preciada hija a tomar esa decisión. Su teléfono sonó y lo saco de sus pensamientos.

_ ¿Quién es? - le pregunto Margaret.

_ Juan.- respondió él.

Javier se alejó un poco para contestar la llamada, sus dos hijos mayores llevaban un tiempo viviendo en, Canadá, ya que habían ingresado a la universidad de Toronto, el mayor de ellos, Juan, se había graduado hacía dos años, mientras diego aún le falta tres semestres para culminar.

_ Hijo.- contesto Javier.

_ Hola padre, como has estado.- le dijo él.

Javier hizo una pausa, pues no sabía si contarle a su hijo, los últimos acontecimientos con Violeta, pues sabia cuanto ellos la adoraban.

_ Papa, está todo bien.- pregunto el chico.

_ La verdad es que no.- respondió con pesadez.

_ Estás bien, mama, Violeta.- pregunto con preocupación.

_ Es tu hermana, volvió a pasar.- dijo el hombre.

El otro lado del teléfono se quedó en silencio, pues Juan, al ser el mayor, vivió el desespero de ver a su hermana convertirse en otra.

_ Donde está.- hablo juan.

La están revisando, sufrió un desmayo.- le comento Javier, luego hizo una pausa. Juan.- dijo el hombre.

_ Sí.- respondió él.

_ Ella tenía pensado suicidarse.- confeso el hombre.

_ ¿Qué?.- se escuchó del otro lado.

_ No sabemos si, el desmayo se debió a que haya consumido algo.- dijo el hombre con notable angustia.

_ Padres, todo estará bien, Diego y yo saldré de inmediato para allá.- dijo él.

_ Bien.- respondió Javier, antes de colgar.

Sabía que sus hijos tenían muchos compromisos, pero ocultarle las cosas no estaría bien, Violeta era la adoración de Juan y Diego, si algo resultara mal y ellos no estuvieran enterados no se los perdonaría.

Javier volvió a sentarse al lado de su esposa, quien continuaba conversando con Manuel, en eso sale Santiago, su rostro mostraba preocupación.

_ Santiago.- le dijo Margaret, pues no dio para seguir hablando, pues notaba la preocupación en el rostro del hombre y eso la lleno de miedo.

_ Papa, como está.- pregunto Manuel al ver que ninguno era capaz de hablar

El hombre suspiró, mientras se quitaba los guantes que cubrían sus manos.

_ Encontramos una gran cantidad de antidepresivo en su organismo.- dijo el hombre.

Margaret palideció, y sus piernas fallaron, Javier la sostuvo para que no callera, eso quería decir que si había intentado suicidarse, pero de donde había sacado ese medicamento, se preguntó Margaret.

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