AHORA ES TU CUERPO.

Manuel podía sentir los sentimientos de su padre en su relato, era obvio el profundo cariño que sentía por sus amigos, a tal punto de angustiarse por Violeta.

_ Yo le di los primeros auxilio, pero ya era muy tarde, violeta estaba sin pulso, pero no quería darme por vencido, sabía lo mucho que mi amigo adoraba a su hija, yo había estado presente en todo el embarazo y le tenía cariño a esa pequeña, Violeta estuvo muerta por casi cinco minutos, pero yo seguía haciéndole reanimación, hasta que inexplicablemente ella abrió los ojos.

Era sorprendente lo que Manuel estaba escuchando, él es estudiante de medicina, y sabe que algo sumamente extraño.

_ Rápidamente, la llevamos al hospital, y sorprendentemente todo en ella estaba bien, pero algo en su cabeza no, pues había ocasiones, en las que Violeta se comportaba como otra persona.

_ ¿Cómo otra persona? - pregunto Manuel.

_ Sí, ella habla como alguien mayor, y no reconoció a sus padres, la situación se repitió por dos años, aunque los episodios, solo duraba algunas horas, después de eso todo estuvo normal con ella, hasta ahora.

_ Y que piensan hacer.- pregunto.

_ Por ahora una colega que es psicóloga, la tratara, aunque primero debemos averiguar a que se debe todo.- le contó su padre.

Después de eso no pregunto mas, Santiago puso el coche en marcha y condujo hasta un restaurante en donde almorzaron, conversamos de todo un poco y después volvieron a su casa. Manuel al llegar a casa se encerró en su habitación, pues la verdad era que no podía sacarse a Violeta de su cabeza, algunos sentimientos extraños lo invaden, así que se sentía abrumado.

En cuanto a Violeta, ella seguía muy silenciosa, sus padres la llevaron de vuelta a casa, ella no quiso almorzar, solo se limitó a estar encerrada en su habitación.

                                                                          ….

                                                                      TERESA.

Estaba peor que antes, que estas personas me llevaran a ese consultorio, pues fue mala idea ir, pues la persona que me atendió, lo conocía y ese hombre era el señor Santiago, padre de Manuel.

Verlo me derrumbó, pues estaba enfrente de unas de las personas, que mejor se portó conmigo y a la que había decepcionado.

Pero este Santiago era mas joven y era doctor, pues si mas no lo recuerdo él era ingeniero, pero lo que mas me sorprendía era que la señora Carolina, estaba muerta y que él dijera que solo tenía un hijo.

La verdad era que todo esto estaba explotando mi cabeza, así que encerré en la habitación, pues debía de aclarar mi mente.

En la habitación vi una computadora, era algo antigua a las que recordaba, pero funcionaba, en ella verifique la fecha y si era el año dosmil trece.

Entre al buscador y escribí el nombre de Manuel Castañeda, pero esta no arrojo resultado, también busqué a la señorita Carla y a Mauricio López, pero salió lo mismo. Después de pensar, caí en cuenta, que si era el año dosmil trece, ellos aún debían estar en la universidad.

Vaya locura la que estaba viviendo, si esta era una oportunidad que el cielo me estaba dando para arreglar todo el daño que hice, debía aprovecharlo y hacer las cosas bien.

Por suerte, estos padres que tenía hora eran, diferente a los que tenía antes, así que era un buen comienzo, ahora debía de mantenerme alejada de todos a los que le hice daño, de esa manera evitaría afectar sus vidas.

Después de investigar un poco mas, me tiré en la cama, se sentía agotada y me quede dormida.

De un momento a otro, abro mis ojos y me encuentro en lugar oscuro, no lograba ver nada, es que ni la palma de mi mano, era aterrador, hasta que una luz apareció, y en ella podía ver a una hermosa chica.

Ella era Violeta, la dueña original de este cuerpo.

_ Hola.- me dijo.

_ Hola.- le respondí.

_ Sé que estás confundida, y te sientes culpable por estar en mi cuerpo, pero quiero que sepas, que estoy bien, yo elegí abandonar ese cuerpo.- me dijo.

_ Que quieres decir.- pregunte.

Ella sonriso, de manera tierna.

_ No era feliz, no porque mis padres fueran malos conmigo, simplemente, sentía que no era mi lugar, por eso me suicide.- me confesó.

¿Se suicidó?. Qué tipo de situación, llevaría a una chica tan tierna, con una vida acomodaba y unos padres maravillosos, a tomar tal decisión.

Sé que dirán que no soy la indicada para decir algo, pues yo tome la decidió de hacer lo mismo, pero la diferencia entre las dos es grande.

_ No entiendo.- le dije.

_ No tiene que entender nada Teresa, ahora ese es tu cuerpo, sé feliz, y deja de pensar en esa vida en la que fuiste tan infeliz.-ella se acercó a mí y toco mis mejillas.

Empecé a sentir una extraña sensación, pues en mi mente se reproducían, muchas escenas que no conocía o mas bien nunca había vivido.

_ Esos son mis recuerdos, ahora tú eres Violeta, cuida y ama a mis padres, ahora ellos son los tuyos- me dijo antes de desvanecerse.

La oscuridad volvió a envolverme, abrí los ojos y me vi de nuevo en la habitación, pero ya no me era desconocida, ahora se sentía cálida.

Busque debajo la almohada y encuentre la carta que Violeta había hecho para sus padres, sin abrirla sabía lo que decía, podía sentir la profunda tristeza que ella sentía al escribirla.

En ese momento no sabía que hacer, si les entregaba la carta a Javier y Margaret, ellos estarían tristes, pero si no lo hacía, ellos nunca Sabrina los profundos sentimientos de su querida hija.

Tenía la carta en la mano, cuando la puerta se abro de imprevisto, por ella entro Margaret, reacción fue tratar de ocultar la carta, pero ella se percató de eso.

_ Que tienes ahí.- me preguntó.

_ Nada.- respondí llena de nerviosismo.

Ella se acercó a mí y me arrebato la carta, trate de recuperarla, pero ella en un rápido movimiento salió de la habitación, yo la seguí por todo el pasillo hasta bajar las escaleras y llegar al comedor en donde Javier desayunaba.

Ella había leído la carta durante el camino, podía escuchar su sollozo, al llegar a donde Javier encontraba se lanzó a sus brazos.

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