Solo A Través De Mis Ojos

Solo A Través De Mis Ojos

Conociendo a Willow

Como fin de semana cualquiera, Willow y su madre, Kiara, ordenaban las cosas en su ahora nuevo hogar, meses pasaron, pero por fin se habían mudado, la verdad es que para ellas nada había sido fácil desde el día en que su padre las abandonó, un día en el que aquel hombre alto de cabellera rubia salió para nunca volver, y aunque Willow no era más que una niña pequeña, siempre recordaba aquello sin que su madre se diera cuenta, esto, ya que no solo le ocasionaba pena, angustia, también aquel acto le ocasionaba rabia, frustración, y su hija, aún a su corta edad, era consiente de aquello.

Tiempo después de eso, su vida iba rumbo a ser perfecta, pero como se dice popularmente, "La vida no es un cuento de hadas". Willow era practicante de fútbol femenino, ella siempre corría como delantera, pero un día tuvo que sustituir a su arquera, Willow no era mala tampoco en esa posición, así que fácilmente accedió a la petición de su entrenador, pero es esa decisión de aquel día el que ella actualmente odia tanto, a mitad del partido ella se lanzó en busca del balón, y tras recibirlo, chocó con el fierro del arco, ella inmediatamente cayó desmayada, todos corrieron a su ayuda e intentaban parar la sangre que salía de su cabeza, rápidamente la llevaron al hospital, y fue al despertar que se llevó la sorpresa, ella sentía como sus ojos estaban vendados, entre insistencias de la menor su madre se vio en la obligación de decirle los resultados antes que llegara el doctor, ella había perdido la vista, sus ojos no estaban tapados, ella ya no volvería a ver más.

Meses pasaron hasta que ella se "acostumbró" a su nueva realidad, chocaba con todo, no podía leer sus libros favoritos, ya no podía jugar fútbol, para sumar a su racha de mala suerte, sus amigos se alejaron de ella, al menos pudo darse cuenta lo mucho que sus amigos la querían, vaya vida más falsa.

Volviendo a la actualidad de ambas mujeres, Kiara tenía un buen trabajo en el hospital de su anterior ciudad, y logró que le aceptaran su traslado, no quería que su hija siguiera viviendo en el ambiente en el que estaban, no más burlas, no más desprecios de sus vecinos, no más tratos diferentes de sus profesores, ella podría ser ella en una nueva ciudad.

- Mamá, te lo dije, no quiero ir –

- Willow, mi querida hija, has esto por mamá, ¿Sí?, prometo será el último intento –

Temprano por la mañana de aquel día, Kiara fue a despertar a su hija con el desayuno a la cama, habían terminado sus vacaciones de mitad de año, y era tiempo que su hija retomara sus estudios si no quería perder aquel año también, Willow tenía las experiencias de sus anteriores colegios, todos particulares y pésimas decisiones, sólo niños mimados con mucho dinero.

- Tienes suerte de que te amo tanto, mamá, está bien, ésta será la última oportunidad, sabes que no necesito terminar mis estudios si quiero ser pintora –

- Lo sé cariño, lo sé... Anda, deja que te vista –

- Yo puedo sola mamá –

- Willow Clark, siempre tan testaruda, está bien –

Kiara sabía cómo es su hija, y agradece eso, a la menor no le gustaba sentirse una carga para quienes la rodeaban, desde después de salir del hospital a causa del accidente, ella se dio cuenta de los esfuerzos extras de su madre por mantenerla cómoda, ella seguía siendo ella misma, algo diferente, pero aprendería a vivir con ello para no ser una carga para su madre, después de todo, eran solo ellas dos, y con el sentido de la vista o sin él, ella la ayudaría, le devolvería todo lo que su madre ha hecho por ella desde el momento en que el cobarde, que alguna vez fue su padre, las dejó.

- Estoy lista –

- Te ves hermosa –

Willow dentro de los años que ya llevaba sin poder ver, comenzó a desarrollar sus demás sentidos, pudo escuchar claramente como su madre le tomaba fotos a escondidas, rio levemente, su madre se percató que había sido descubierta, no le quedó de otra que sumarse y reír con ella igualmente.

Camino a su nuevo instituto, Willow intentaba recordar el camino, Rick le ayudaba a no chocar, y su madre la guiaba mientras caminaban.

- ¿Les presentarás a Rick a tus nuevos amigos? –

- ¿Les presentaré a mi palo de ciega a mis compañeros? No mamá, mucho menos les diré que tiene nombre –

Willow se sonrojó al pensar en hacer aquello, ¿En qué pensaba su madre?

- Llegamos, deja que te lleve a la entrada –

- Déjalo así, yo puedo, vete antes de que llegues tarde –

Tras un largo suspiro, su madre aceptó, no le gustaba la idea de que ella fuera sola, pero al mismo tiempo le quería dar la libertad que necesitaba para sentirse independiente, y no una carga para su madre.

- Vendré por ti más tarde –

- Mamá, me puedo ir sola a casa –

Y sin dejar que la mayor le dijera algo más, Willow comenzó a caminar a la entrada del instituto, este constaba con dos lados para acceso, de un lado había una rampla lisa para sillas de ruedas, y del otro lado había escaleras. Willow acostumbrada ya a ir siempre de un lado, así que tomó las escaleras, grave error, al llevar un par de escalones, tropezó de lo nerviosa que se sentía, estaba lista para recibir el golpe de llegar al suelo y comenzar a escuchar las burlas, pero nada de eso llegó, en cambio, en su lugar, sintió como alguien más la sujetaba, la ayudaba a ponerse de pie, y a terminar de subir las escaleras.

- Oh, deberías tener más cuidado y ver mejor por donde caminas –

- Para tu información, desconocida, no veo –

La chica que acababa de ayudarla se percató del bastón en su mano derecha y su vista perdida, soltó un leve sonido en modo de sorpresa.

- ¡Oh! Lo lamento, fue mi error... Bueno, al otro lado de la entrada del instituto hay una rampla, será mejor que la tomes para que no te vuelva a suceder, ¿Y sabes?, yo también las suelo tomar, subir escaleras me cansa –

La chica rio nuevamente, pero ahora se reía de sus palabras, Willow la escuchaba extrañada.

- Por cierto, que despistada soy, mi nombre es Laila, Laila Smith –

- Disculpa, ¿No te burlarás por lo que acaba de pasar? –

- ¿Por qué me burlaría de que una chica que tiene vista limitada casi cae? Nosotras no haríamos algo como eso, nadie aquí lo hará –

Una voz ajena a la de Laila llegó a su lado, la verdad es que la primera aún no soltaba las manos de Willow.

- Por cierto, un gusto, soy Ilian, Ilian Samis, mejor amiga de la tarada que aún no suelta tus manos, me disculpo por ella –

- Pero Ilian, ¡Sus manos son muy suaves! – Laila sonreía mientras finalmente soltó las manos de la menor – Por cierto, ¿Cómo te llamas? –

- Willow, mi nombre es Willow Clark –

- ¡Sabía que eras tú! ¡Ilian, ella es mi nueva vecina!, bueno, nueva vecina dentro de mi cuadra –

Entre risas y presentaciones algo torpes, las tres chicas entraron, Laila acostumbraba a tomar del brazo a su amigo así que así lo hizo con la nueva chica, la cual aún no lo sabía, pero ya era su nueva amiga.

Ya dentro del instituto, Willow les pidió si podía tocar sus rostros para poder imaginar a través del tacto como se veían ellas, comenzó tocando el rostro de Ilian, ya que al principio Laila no había comprendido la petición de la menor.

- Mis ojos son azules, mi cabello es castaño, me llega poco más arriba de los hombros, mi piel actualmente es igual de blanco que el papel, me faltan salidas para broncearme – Las tres chicas rieron mientras terminaba de explicar ciertos detalles de ella misma.

- ¡Es mi turno! – Enérgicamente, Laila tomó las manos de la menor y las colocó sobre su rostro – Hola, soy Laila, pero eso ya lo sabes, mi cabello es castaño claro, aunque tiene algunos mechones teñidos de color fucsia, mis ojos son azules igualmente, y mi piel no está tan clara como la de Ilian, pero de igual manera necesito un buen día de bronceado –

- Laila, será mejor llevarla rápido a su aula o llegaremos tarde –

- Tienes razón, andando, ¿A qué clase vas? –

- Primer año -

Dicho eso, Willow y sus dos nuevas amigas comenzaron a caminar por los pasillos del instituto, iban conversando trivialidades de la vida, hasta que una profunda voz las detuvo, ella se atrevería a decir que su voz era seductora, pero por lo ronca podría decir que era uno de los profesores, cosa que segundos después su acompañante le afirmó.

- Tenshi – Aquella simple palabra bastó para que la más alta tensara todo su cuerpo, Willow pudo notar que no era una tensión por nerviosismo, era más que nada de emoción.

- Profesor Chris, que coincidencia toparnos por camino siendo que vamos al aula de la clase 1, ¿Viene de la sala de impresiones? –

- No se para que realiza la pregunta si usted misma se da la respuesta, Tenshi, veo que tiene una nueva pupila –

- No es mi pupila, lo que Ilian y yo hacemos se queda entre ambos, Willow es nueva y sola la orientamos -

- Eso espero, señorita Smith, además, usted debería de estar camino a su aula, recuerde que hoy tenemos examen de regulación, por eso vengo de la sala de impresiones -

- Lo sé, profesor Chris, no llegaré tarde -

- Eso espero... Y ya pare de llamarme así, señorita Smith, nos vemos en clases –

- Usted me llama Tenshi, no veo el porqué de no llamarle así, nos vemos en clases, profesor Chris –

Laila le sonrió al hombre de 30 años y pasó por su lado camino al aula de la menor.

- ¿Tenshi? ¿Por qué el profesor utilizará la palabra ángel en japonés para referirse a Laila? –

Con precaución de preguntar algo que no debía, Willow interrogó mientras caminaban.

- Aquí me conocen por ese apodo, e Ilian es conocido como Washi, es decir águila, esto ya que su vista es la más aguda para encontrar a los destinados –

- ¿Destinados? –

- Deja que yo te lo explique, Ila no es buena explicando, verás, aquí en el instituto somos conocidos como Tenshi y Washi, la dupla del amor, algo así como las cupidos de aquí, y otro instituto donde realizamos intercambios de vez en cuando, lo que hacemos es buscar parejas, no sé si eres consciente de que cada persona tiene su propia aura y estas tienen cierto color dependiendo la persona, esto a causa de una enfermedad, como le dicen los doctores, se le llama Sinestesia, pero bueno, eso algo similar, pero vemos, por así decirles, cuando el hilo rojo del destino les quiere juntos, Ila es quien puede ver aquel pequeño hilo que une a las personas, yo por mi lado puedo ver a aquellos, que si bien no son almas gemelas, están destinadas a estar juntas, ya sea por gustos iguales, que se complementen, o así, varias casualidades más –

- ¿Me quieres decir que juntan personas que creen que pueden convivir toda una vida juntos? Disparates –

- No lo son, puedes creer lo que quieras ya que no te meteremos en eso, pero si explicarte que no son solo coincidencias, por eso los apodos en japonés, pero no mentiré al decir que no siempre es fácil como suena, muy pocas personas encuentran realmente a su otro lado del hilo rojo, es por eso por lo que Ilian ayuda a encontrar aquellas energías complementarias –

- ¿Alguna vez han fallado? –

- Una vez, solo he fallado una vez – Ilian con angustia respondió mirando a su amiga, ella solo se limitó a soltar un pesado suspiro.

- ¿Qué pasó con ellos? – Willow no pudo distinguir las expresiones que pudieron haber puesto en sus rostros sus acompañantes, así que solo preguntó, sin fijarse en lo realmente incómoda que era su pregunta.

- Ella dejó de creer en los destinados y en buscar su final... Estamos por llegar -

Laila le sonrió, y cambiando rápidamente de tema siguieron su camino, el aula de la menor quedaba en el primer piso, esto ya que estaba en su primer año, en comparación de Laila e Ilian, quienes ya estaban en tercer año, y su aula quedaba en el tercer piso del establecimiento.

- ¿Qué haces aquí? –

- ¡Mi pequeño Mateo! – Laila corrió hacia donde el chico estaba y se sentó en sus piernas.

- Anión, te he dicho que me digas Anión –

- Pero mi pequeño Mat... Ya recuerdo el por qué –

Laila se puso de pie y caminó al lado de Willow, la chica fue llevada por Ilian a un pupitre que estaba desocupado cerca de la puerta.

- Anión, ella es Willow, cuídala por mí, ¿Sí? –

- Que divertida eres Laila, con suerte puedo cuidar de mí en esta estúpida escuela –

- Para tu información no necesito que me cuides –

- Y me lo dice la ciega, ajá, suerte con eso – Mateo se alejó de su hermana, pero mientras se acomodaba, chocó con su pupitre – Estúpida silla de ruedas –

- ¿Silla de ruedas? –

- Si, Mateo quedó en silla de ruedas hace poco menos de tres años cuando... Cuando... Yo... -

Laila no logró terminar de hablar ya que las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, recordar el accidente no le gustaba porque siempre se colocaba sentimental, salió corriendo de la sala de los de primero, Ilian se disculpó con los menores presentes y fue corriendo tras su amiga, pero para su mala suerte no la encontró, la buscó por tanto tiempo que terminó llegando tarde a la única clase que no debía de hacerlo, la clase del profesor Christoffer.

- Llega tarde, Samis, ¿Y la señorita Smith? –

- Bueno, ella... -

- Estoy aquí, lamento la tardanza, no es su culpa, tomaré la responsabilidad –

- Eso espero señorita Smith, usted y yo hablaremos después de clases, sea puntual esta vez –

- Lo seré profesor Christoffer –

- El examen comenzó, vayan a sus puestos –

Su profesor se dio cuenta de su cambio anímico, su colorido cabello cubría su rostro, incluso le había llamado por su nombre completo, para muchos no eran cambios muy significativos, pero en ella y hacia él, sí que lo eran.

Las clases siguieron como de costumbre, para los de primero comenzó con una breve presentación, acostumbraban a recibir alumnos de intercambio a mitad de año, así que era todo como inicio de año, presentaciones, exámenes de nivelación, todo.

- Muy bien muchachos, como acostumbramos cada inicio de semestre, iniciaremos nuestro primer día de clases con una presentación personal –

La profesora encargada del curso los saludaba con una gran sonrisa, ella ya llevaba 7 años ya dando clases en aquel instituto, su vocación era ayudar e incluir, amaba con todo su corazón su trabajo.

- Bien, esta vez tenemos cuatro alumnos nuevos, todos de diferentes partes del país, por favor, comencemos con ellos –

La profesora se sentó en su escritorio y miró el gran libro de clases, ahí, en las primeras páginas, estaba la lista de sus alumnos.

- Comencemos con Willow Clark –

- Soy yo – La chica se colocó de pie y se situó a un lado de su pupitre – Bueno, mi nombre es Willow Clark, mi familia consta de mi madre y yo, nos mudamos a Berna para probar terminar mis estudios aquí, en mi ciudad natal, Lausana, probé varios lugares privados, pero nada más niñitos mimados egoístas, pero ella le tiene fe a este lugar, la quiero demasiado como para decirle que no, así que aquí estamos, mi sueño es ser pintora, desde pequeña, quedé ciega hace unos años y retrasó mi sueño, pero no es algo que quiera dejar de hacer... Eso es todo –

- Muchas gracias por tus palabras Willow, bien, el siguiente –

Así siguieron los nuevos alumnos de la clase, luego la profesora les dio paso a los alumnos que ya llevaban ahí desde el primer semestre.

- Mateo Smith –

- Anión – Fue lo primero que el chico corrigió – Se supone que respetan los cambios que uno pide –

- Claro que sí, lo siento, Anión, tu sigues –

- Bien, seré breve, mi nombre es Anión, Anión Smith, llevo dos años en este lugar, el último año de preparatoria y el primer año de secundaria, si no fuera por mi hermana ya me hubiera ido, me quiere cerca para poder vigilarme, no me importa, ni siquiera quiero terminar mis estudios, es una pérdida de tiempo, estoy en una silla de ruedas de todas maneras, no puedo ni podré hacer algo... Eso –

La profesora ya sabía bien como era la actitud del chico, conocía también de primera mano la situación de su hermana mayor, pero aun así no le gustaba su modo de expresarse, sentía pena al escucharlo, pero no podía hacer nada, por mucho que ella quisiera.

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Comments

badboys

badboys

vaya que ambiente se siente pesado cuando lei estas palabras senti un poco de tristesa y sentimiento de alegria me encanta como se estas desarrolando la novela y es emocionante🤭🤭🤭😉😉😉

2023-07-23

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