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Solo A Través De Mis Ojos

Conociendo a Willow

Como fin de semana cualquiera, Willow y su madre, Kiara, ordenaban las cosas en su ahora nuevo hogar, meses pasaron, pero por fin se habían mudado, la verdad es que para ellas nada había sido fácil desde el día en que su padre las abandonó, un día en el que aquel hombre alto de cabellera rubia salió para nunca volver, y aunque Willow no era más que una niña pequeña, siempre recordaba aquello sin que su madre se diera cuenta, esto, ya que no solo le ocasionaba pena, angustia, también aquel acto le ocasionaba rabia, frustración, y su hija, aún a su corta edad, era consiente de aquello.

Tiempo después de eso, su vida iba rumbo a ser perfecta, pero como se dice popularmente, "La vida no es un cuento de hadas". Willow era practicante de fútbol femenino, ella siempre corría como delantera, pero un día tuvo que sustituir a su arquera, Willow no era mala tampoco en esa posición, así que fácilmente accedió a la petición de su entrenador, pero es esa decisión de aquel día el que ella actualmente odia tanto, a mitad del partido ella se lanzó en busca del balón, y tras recibirlo, chocó con el fierro del arco, ella inmediatamente cayó desmayada, todos corrieron a su ayuda e intentaban parar la sangre que salía de su cabeza, rápidamente la llevaron al hospital, y fue al despertar que se llevó la sorpresa, ella sentía como sus ojos estaban vendados, entre insistencias de la menor su madre se vio en la obligación de decirle los resultados antes que llegara el doctor, ella había perdido la vista, sus ojos no estaban tapados, ella ya no volvería a ver más.

Meses pasaron hasta que ella se "acostumbró" a su nueva realidad, chocaba con todo, no podía leer sus libros favoritos, ya no podía jugar fútbol, para sumar a su racha de mala suerte, sus amigos se alejaron de ella, al menos pudo darse cuenta lo mucho que sus amigos la querían, vaya vida más falsa.

Volviendo a la actualidad de ambas mujeres, Kiara tenía un buen trabajo en el hospital de su anterior ciudad, y logró que le aceptaran su traslado, no quería que su hija siguiera viviendo en el ambiente en el que estaban, no más burlas, no más desprecios de sus vecinos, no más tratos diferentes de sus profesores, ella podría ser ella en una nueva ciudad.

- Mamá, te lo dije, no quiero ir –

- Willow, mi querida hija, has esto por mamá, ¿Sí?, prometo será el último intento –

Temprano por la mañana de aquel día, Kiara fue a despertar a su hija con el desayuno a la cama, habían terminado sus vacaciones de mitad de año, y era tiempo que su hija retomara sus estudios si no quería perder aquel año también, Willow tenía las experiencias de sus anteriores colegios, todos particulares y pésimas decisiones, sólo niños mimados con mucho dinero.

- Tienes suerte de que te amo tanto, mamá, está bien, ésta será la última oportunidad, sabes que no necesito terminar mis estudios si quiero ser pintora –

- Lo sé cariño, lo sé... Anda, deja que te vista –

- Yo puedo sola mamá –

- Willow Clark, siempre tan testaruda, está bien –

Kiara sabía cómo es su hija, y agradece eso, a la menor no le gustaba sentirse una carga para quienes la rodeaban, desde después de salir del hospital a causa del accidente, ella se dio cuenta de los esfuerzos extras de su madre por mantenerla cómoda, ella seguía siendo ella misma, algo diferente, pero aprendería a vivir con ello para no ser una carga para su madre, después de todo, eran solo ellas dos, y con el sentido de la vista o sin él, ella la ayudaría, le devolvería todo lo que su madre ha hecho por ella desde el momento en que el cobarde, que alguna vez fue su padre, las dejó.

- Estoy lista –

- Te ves hermosa –

Willow dentro de los años que ya llevaba sin poder ver, comenzó a desarrollar sus demás sentidos, pudo escuchar claramente como su madre le tomaba fotos a escondidas, rio levemente, su madre se percató que había sido descubierta, no le quedó de otra que sumarse y reír con ella igualmente.

Camino a su nuevo instituto, Willow intentaba recordar el camino, Rick le ayudaba a no chocar, y su madre la guiaba mientras caminaban.

- ¿Les presentarás a Rick a tus nuevos amigos? –

- ¿Les presentaré a mi palo de ciega a mis compañeros? No mamá, mucho menos les diré que tiene nombre –

Willow se sonrojó al pensar en hacer aquello, ¿En qué pensaba su madre?

- Llegamos, deja que te lleve a la entrada –

- Déjalo así, yo puedo, vete antes de que llegues tarde –

Tras un largo suspiro, su madre aceptó, no le gustaba la idea de que ella fuera sola, pero al mismo tiempo le quería dar la libertad que necesitaba para sentirse independiente, y no una carga para su madre.

- Vendré por ti más tarde –

- Mamá, me puedo ir sola a casa –

Y sin dejar que la mayor le dijera algo más, Willow comenzó a caminar a la entrada del instituto, este constaba con dos lados para acceso, de un lado había una rampla lisa para sillas de ruedas, y del otro lado había escaleras. Willow acostumbrada ya a ir siempre de un lado, así que tomó las escaleras, grave error, al llevar un par de escalones, tropezó de lo nerviosa que se sentía, estaba lista para recibir el golpe de llegar al suelo y comenzar a escuchar las burlas, pero nada de eso llegó, en cambio, en su lugar, sintió como alguien más la sujetaba, la ayudaba a ponerse de pie, y a terminar de subir las escaleras.

- Oh, deberías tener más cuidado y ver mejor por donde caminas –

- Para tu información, desconocida, no veo –

La chica que acababa de ayudarla se percató del bastón en su mano derecha y su vista perdida, soltó un leve sonido en modo de sorpresa.

- ¡Oh! Lo lamento, fue mi error... Bueno, al otro lado de la entrada del instituto hay una rampla, será mejor que la tomes para que no te vuelva a suceder, ¿Y sabes?, yo también las suelo tomar, subir escaleras me cansa –

La chica rio nuevamente, pero ahora se reía de sus palabras, Willow la escuchaba extrañada.

- Por cierto, que despistada soy, mi nombre es Laila, Laila Smith –

- Disculpa, ¿No te burlarás por lo que acaba de pasar? –

- ¿Por qué me burlaría de que una chica que tiene vista limitada casi cae? Nosotras no haríamos algo como eso, nadie aquí lo hará –

Una voz ajena a la de Laila llegó a su lado, la verdad es que la primera aún no soltaba las manos de Willow.

- Por cierto, un gusto, soy Ilian, Ilian Samis, mejor amiga de la tarada que aún no suelta tus manos, me disculpo por ella –

- Pero Ilian, ¡Sus manos son muy suaves! – Laila sonreía mientras finalmente soltó las manos de la menor – Por cierto, ¿Cómo te llamas? –

- Willow, mi nombre es Willow Clark –

- ¡Sabía que eras tú! ¡Ilian, ella es mi nueva vecina!, bueno, nueva vecina dentro de mi cuadra –

Entre risas y presentaciones algo torpes, las tres chicas entraron, Laila acostumbraba a tomar del brazo a su amigo así que así lo hizo con la nueva chica, la cual aún no lo sabía, pero ya era su nueva amiga.

Ya dentro del instituto, Willow les pidió si podía tocar sus rostros para poder imaginar a través del tacto como se veían ellas, comenzó tocando el rostro de Ilian, ya que al principio Laila no había comprendido la petición de la menor.

- Mis ojos son azules, mi cabello es castaño, me llega poco más arriba de los hombros, mi piel actualmente es igual de blanco que el papel, me faltan salidas para broncearme – Las tres chicas rieron mientras terminaba de explicar ciertos detalles de ella misma.

- ¡Es mi turno! – Enérgicamente, Laila tomó las manos de la menor y las colocó sobre su rostro – Hola, soy Laila, pero eso ya lo sabes, mi cabello es castaño claro, aunque tiene algunos mechones teñidos de color fucsia, mis ojos son azules igualmente, y mi piel no está tan clara como la de Ilian, pero de igual manera necesito un buen día de bronceado –

- Laila, será mejor llevarla rápido a su aula o llegaremos tarde –

- Tienes razón, andando, ¿A qué clase vas? –

- Primer año -

Dicho eso, Willow y sus dos nuevas amigas comenzaron a caminar por los pasillos del instituto, iban conversando trivialidades de la vida, hasta que una profunda voz las detuvo, ella se atrevería a decir que su voz era seductora, pero por lo ronca podría decir que era uno de los profesores, cosa que segundos después su acompañante le afirmó.

- Tenshi – Aquella simple palabra bastó para que la más alta tensara todo su cuerpo, Willow pudo notar que no era una tensión por nerviosismo, era más que nada de emoción.

- Profesor Chris, que coincidencia toparnos por camino siendo que vamos al aula de la clase 1, ¿Viene de la sala de impresiones? –

- No se para que realiza la pregunta si usted misma se da la respuesta, Tenshi, veo que tiene una nueva pupila –

- No es mi pupila, lo que Ilian y yo hacemos se queda entre ambos, Willow es nueva y sola la orientamos -

- Eso espero, señorita Smith, además, usted debería de estar camino a su aula, recuerde que hoy tenemos examen de regulación, por eso vengo de la sala de impresiones -

- Lo sé, profesor Chris, no llegaré tarde -

- Eso espero... Y ya pare de llamarme así, señorita Smith, nos vemos en clases –

- Usted me llama Tenshi, no veo el porqué de no llamarle así, nos vemos en clases, profesor Chris –

Laila le sonrió al hombre de 30 años y pasó por su lado camino al aula de la menor.

- ¿Tenshi? ¿Por qué el profesor utilizará la palabra ángel en japonés para referirse a Laila? –

Con precaución de preguntar algo que no debía, Willow interrogó mientras caminaban.

- Aquí me conocen por ese apodo, e Ilian es conocido como Washi, es decir águila, esto ya que su vista es la más aguda para encontrar a los destinados –

- ¿Destinados? –

- Deja que yo te lo explique, Ila no es buena explicando, verás, aquí en el instituto somos conocidos como Tenshi y Washi, la dupla del amor, algo así como las cupidos de aquí, y otro instituto donde realizamos intercambios de vez en cuando, lo que hacemos es buscar parejas, no sé si eres consciente de que cada persona tiene su propia aura y estas tienen cierto color dependiendo la persona, esto a causa de una enfermedad, como le dicen los doctores, se le llama Sinestesia, pero bueno, eso algo similar, pero vemos, por así decirles, cuando el hilo rojo del destino les quiere juntos, Ila es quien puede ver aquel pequeño hilo que une a las personas, yo por mi lado puedo ver a aquellos, que si bien no son almas gemelas, están destinadas a estar juntas, ya sea por gustos iguales, que se complementen, o así, varias casualidades más –

- ¿Me quieres decir que juntan personas que creen que pueden convivir toda una vida juntos? Disparates –

- No lo son, puedes creer lo que quieras ya que no te meteremos en eso, pero si explicarte que no son solo coincidencias, por eso los apodos en japonés, pero no mentiré al decir que no siempre es fácil como suena, muy pocas personas encuentran realmente a su otro lado del hilo rojo, es por eso por lo que Ilian ayuda a encontrar aquellas energías complementarias –

- ¿Alguna vez han fallado? –

- Una vez, solo he fallado una vez – Ilian con angustia respondió mirando a su amiga, ella solo se limitó a soltar un pesado suspiro.

- ¿Qué pasó con ellos? – Willow no pudo distinguir las expresiones que pudieron haber puesto en sus rostros sus acompañantes, así que solo preguntó, sin fijarse en lo realmente incómoda que era su pregunta.

- Ella dejó de creer en los destinados y en buscar su final... Estamos por llegar -

Laila le sonrió, y cambiando rápidamente de tema siguieron su camino, el aula de la menor quedaba en el primer piso, esto ya que estaba en su primer año, en comparación de Laila e Ilian, quienes ya estaban en tercer año, y su aula quedaba en el tercer piso del establecimiento.

- ¿Qué haces aquí? –

- ¡Mi pequeño Mateo! – Laila corrió hacia donde el chico estaba y se sentó en sus piernas.

- Anión, te he dicho que me digas Anión –

- Pero mi pequeño Mat... Ya recuerdo el por qué –

Laila se puso de pie y caminó al lado de Willow, la chica fue llevada por Ilian a un pupitre que estaba desocupado cerca de la puerta.

- Anión, ella es Willow, cuídala por mí, ¿Sí? –

- Que divertida eres Laila, con suerte puedo cuidar de mí en esta estúpida escuela –

- Para tu información no necesito que me cuides –

- Y me lo dice la ciega, ajá, suerte con eso – Mateo se alejó de su hermana, pero mientras se acomodaba, chocó con su pupitre – Estúpida silla de ruedas –

- ¿Silla de ruedas? –

- Si, Mateo quedó en silla de ruedas hace poco menos de tres años cuando... Cuando... Yo... -

Laila no logró terminar de hablar ya que las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, recordar el accidente no le gustaba porque siempre se colocaba sentimental, salió corriendo de la sala de los de primero, Ilian se disculpó con los menores presentes y fue corriendo tras su amiga, pero para su mala suerte no la encontró, la buscó por tanto tiempo que terminó llegando tarde a la única clase que no debía de hacerlo, la clase del profesor Christoffer.

- Llega tarde, Samis, ¿Y la señorita Smith? –

- Bueno, ella... -

- Estoy aquí, lamento la tardanza, no es su culpa, tomaré la responsabilidad –

- Eso espero señorita Smith, usted y yo hablaremos después de clases, sea puntual esta vez –

- Lo seré profesor Christoffer –

- El examen comenzó, vayan a sus puestos –

Su profesor se dio cuenta de su cambio anímico, su colorido cabello cubría su rostro, incluso le había llamado por su nombre completo, para muchos no eran cambios muy significativos, pero en ella y hacia él, sí que lo eran.

Las clases siguieron como de costumbre, para los de primero comenzó con una breve presentación, acostumbraban a recibir alumnos de intercambio a mitad de año, así que era todo como inicio de año, presentaciones, exámenes de nivelación, todo.

- Muy bien muchachos, como acostumbramos cada inicio de semestre, iniciaremos nuestro primer día de clases con una presentación personal –

La profesora encargada del curso los saludaba con una gran sonrisa, ella ya llevaba 7 años ya dando clases en aquel instituto, su vocación era ayudar e incluir, amaba con todo su corazón su trabajo.

- Bien, esta vez tenemos cuatro alumnos nuevos, todos de diferentes partes del país, por favor, comencemos con ellos –

La profesora se sentó en su escritorio y miró el gran libro de clases, ahí, en las primeras páginas, estaba la lista de sus alumnos.

- Comencemos con Willow Clark –

- Soy yo – La chica se colocó de pie y se situó a un lado de su pupitre – Bueno, mi nombre es Willow Clark, mi familia consta de mi madre y yo, nos mudamos a Berna para probar terminar mis estudios aquí, en mi ciudad natal, Lausana, probé varios lugares privados, pero nada más niñitos mimados egoístas, pero ella le tiene fe a este lugar, la quiero demasiado como para decirle que no, así que aquí estamos, mi sueño es ser pintora, desde pequeña, quedé ciega hace unos años y retrasó mi sueño, pero no es algo que quiera dejar de hacer... Eso es todo –

- Muchas gracias por tus palabras Willow, bien, el siguiente –

Así siguieron los nuevos alumnos de la clase, luego la profesora les dio paso a los alumnos que ya llevaban ahí desde el primer semestre.

- Mateo Smith –

- Anión – Fue lo primero que el chico corrigió – Se supone que respetan los cambios que uno pide –

- Claro que sí, lo siento, Anión, tu sigues –

- Bien, seré breve, mi nombre es Anión, Anión Smith, llevo dos años en este lugar, el último año de preparatoria y el primer año de secundaria, si no fuera por mi hermana ya me hubiera ido, me quiere cerca para poder vigilarme, no me importa, ni siquiera quiero terminar mis estudios, es una pérdida de tiempo, estoy en una silla de ruedas de todas maneras, no puedo ni podré hacer algo... Eso –

La profesora ya sabía bien como era la actitud del chico, conocía también de primera mano la situación de su hermana mayor, pero aun así no le gustaba su modo de expresarse, sentía pena al escucharlo, pero no podía hacer nada, por mucho que ella quisiera.

Finales no correspondidos

Por otro lado, y mientras las demás presentaciones de primer año seguían, para los de segundo y tercer año fueron solamente exámenes de nivelación medio-inicial, costumbre de cada semestre.

- Por cierto\, Laila – Ilian ya estaba en su pupitre\, pero seguía preocupada por la actitud de su amiga - ¿Dónde estabas? No te encontré en ningún lado –

- Lo siento\, al salir del aula me quedé en el baño de segundo y un chico me pidió ayuda con una sospecha de su final\, no pude comprobarlo porque no me sentía bien\, ella… ¿Sabes? – Laila sonrió con melancolía - Ella es el final de mi hermano mayor\, ¿Lo puedes creer? Su hilo tiene la misma cicatriz que la de él antes de morir… -

- Por eso tanto interés –

- Sí\, y no\, puede que no vea las energías de las personas como lo haces tú\, pero soy una experta en hilos rojos – Laila rio levemente – Quien lo diría\, encontrarla casi tres años después –

- Ya\, pero otra cosa que no entiendo\, ¿Por qué le dijiste que ella dejó de buscar su final? Eso no fue así\, no dejaste de creer en lo que hacíamos por ese incidente\, ¿O sí? –

- Claro que no\, yo solo… -

- Señorita Smith –

- Profesor Chris\, ¿Se le ofrece alguno de nuestros servicios?\, podemos hacerle un precio especial\, encontramos a algún complementario\, o si tiene suerte\, su destino final –

- ¿A qué le dices destino final ahora? No me interesan los juegos de niños\, te quiero en mi oficina al finalizar el día –

- Profesor\, solo fueron unos minutos\, ¿No podemos dejarlo pasar si hay un descuento total del servicio? –

- Se puntual –

- Lo haré profesor Chris\, tenemos una cita – Laila le sonrió a su profesor y él se fue sin decir nada más\, su alumna volvía a ser la incontrolable Laila de siempre.

- ¿Un complementario a cambio de que te deje sin castigo? –

- Tocaba intentar – Laila elevó sus hombros y volvieron a sus pupitres correspondientes.

Examen tras examen les dio ya la hora de almuerzo, Ilian y Laila salieron de su aula estirando sus cuerpos, Laila odiaba los exámenes porque siempre las letras se le mezclaban, su dislexia era cada vez más fuerte, y odiaba tener que adivinar las palabras, pero prefería eso a que su profesor le tomará el examen oralmente, no podría con sus nervios.

- Espero Mateo traiga a Willow con él –

Laila se estiraba ya en la mesa del comedor común que tenían todos los estudiantes, mientras, con la mirada, buscaba a los menores.

A su misma vez, pero con los menores, sus clases ya habían terminado.

- Auch – Susurró Willow mientras intentaba salir del aula\, pero chocó con el marco de la puerta\, escuchó como una pequeña risita salía de los labios de cierto chico.

- Creo que necesitas ayuda de un caballero con armadura… Bueno\, al menos con silla de ruedas –

Anión agradecía que la chica no viera en esos momentos, pues, no quería que lo viera levemente sonrojado

– Te ayudo – El chico tomó la suave mano de su nueva compañera y la colocó sobre el mango de su silla – No camines lento, es odioso –

Sin esperar respuesta, ni sin decir más, comenzó a avanzar camino a la cafetería, guiando así a su compañera, la cual por órdenes de su hermana debía cuidar.

- Creí que te caía mal –

- A primeras sí\, pero si no te cuido Laila me lo reprochará – Dicho eso se sonrojó y paró\, no dejaría que los otros vieran ese lado de él - Además\, estás igual de rota que yo… - Susurró más para sí mismo que para ella\, se podía ver reflejado en ella a pesar de poseer diferentes discapacidades – Sigamos antes de que se acaben todo\, bueno\, de que ella se acabe todo – Dicho eso retomaron su andar.

Él habló con angustia mientras comenzaba a girar las ruedas de su silla, a los pocos minutos llegaron a la cafetería.

- ¡Willow! ¡Mat…! - Laila no alcanzó a terminar de llamar a su hermano\, ya que su amiga le golpeó el brazo – Auch… -

- Anión\, Willow\, les guardamos puestos –

- Gracias –

La chica se sentó a un lado de Ilian mientras Mateo se posicionó junto a su hermana, quien no dejaba de hablar mientras comía, él no sabía de donde siempre sacaba toda esa energía, “Come y calla”, fue lo que su hermano le dijo y ella lentamente comenzó a calmarse.

Tras terminar un grato almuerzo de charlas cotidianas y, sobre las primeras impresiones de la menor sobre el instituto, Laila sacó a pasear a su hermano, el chico no quería, pero las fuerzas de sus brazos no eran comparación a la fuerza del cuerpo completo de su hermana.

- Veo que no se llevan tan mal\, me alegro –

- Ella está igual de rota que yo Laila –

- Mateo… -

- Anión\, sabes que no me guste ese nombre –

- Te seguiré diciendo así te guste o no – La chica paró su andar y se posicionó a la altura de su hermano menor – Bebé\, sé que esto es mi culpa\, pero nuestro hermano… -

- ¡Él ya no está! –

- ¡Basta! ¡¿Crees que no lo sé?! ¡Murió en mis brazos hace tan solo unos días! No quiero perderte a ti también por culpa de algo que yo vuelva a provocar –

- No fue tu culpa\, Laila… Y… No fue hace unos días –

Anión, a pesar de fingir ignorar a su hermana mayor, siempre la escuchaba y la terminaba consolando, así que, igual que siempre, terminó por abrazarla y a consolarla mientras ella lloraba apoyada en sus hombros, además, él nunca ha culpado a su hermana por lo sucedido el día del accidente, fue algo que estaba fuera de sus manos, y jamás la culparía por lo sucedido, ni por sus sillas de ruedas, ni por haber quedado solamente ellos dos desde ese día.

- Anda Laila\, deja de llorar que tienes cita con tu profesor –

- No te burles –

- Aunque sea castigo\, tienes que verte bien\, ¿No? –

Ambos hermanos sonrieron levemente, y tras haberse calmado y dejado su conversación de lado, cada uno se fue a sus respectivas aulas.

Ya pasadas todas las horas de clases, Willow estaba caminando sola a casa, ya que, Ilian y Anión se quedaron esperando a que Laila terminara el castigo que su profesor le dejó para esa semana después de clases, vaya inicio de segunda mitad de año para ella.

Ya llevaba la mitad del camino cuando un chico la tomó del brazo, ella soltó un leve grito, y dando un leve salto intentó zafarse del agarre, pero le fue imposible.

- Descuida\, no te haré daño\, vi que saliste sola\, y como te despedías de los amigos de Ila y te quise ayudar –

Ella no dejaba de caminar mientras el chico la seguía a su lado, no muchas personas le decían Ila a Laila, así que no podía ser un asesino serial ¿Verdad?

- ¿Sabes dónde vivo? –

- Se donde vive Ila\, te ayudaré a llegar lo más cerca que pueda –

- ¿Por qué no frente a su casa? ¿Es que no pueden verte? –

- La verdad es que no\, es algo… Complicado… Por cierto\, soy Lawrence\, soy amigo de Laila –

El que le dijera que era amigo de Laila le provocaba algunos sentimientos encontrados, por un lado, era raro que se acercara sin antes presentarse, pero al mismo tiempo, le tranquilizaba saber que si es amigo de la mayor no le hará nada… O al menos quiere confiar en eso-

- ¿Tienes apellido? –

- ¿Apellido? Si… Bueno\, no… Yo… -

- ¿Me estás mintiendo? ¿Por qué dudas de tu apellido? –

- No te miento\, lamento eso\, de verdad\, es que… Dejémoslo en que mi apellido es algo peculiar y prefiero no decirlo\, ya sabes… Problemas familiares –

La castaña, no muy convencida de lo que el contrario le decía, prefirió solo asentir y seguir su caminata junto a él, después de todo, no la había soltado durante todo el camino.

- Por cierto\, ¿Vas a La Unión? –

El chico se tensó levemente al escuchar esa pregunta, ¿Qué le diría exactamente? Aún estar ahí era raro para él, que lo sintiera y que lo escuchara, para él, eso era fantástico.

- No\, soy un par de años mayor que Ila así que ya no estoy estudiando\, no pude seguir mis estudios\, así que no preguntes qué estudié –

- Eres extraño\, ¿Si eres amigo de Laila? –

- Lo soy\, te lo prometo\, pero… No le hables de mí\, ¿Sí? –

- Esa petición es algo sospechosa\, dices ser su amigo\, pero no quieres que le pregunte por ti si es que es verdad o no\, ocultas algo que es realmente extraño a mi parecer\, no quiero tenerte cerca –

- Por favor –

Él paró su andar y se posicionó frente a ella, tomó sus manos mientras ella se quedaba sorprendida, el chico le daba miedo, era extraño.

- Te pido mantengas esto en secreto\, eres la única con la que puedo hablar ahora\, te pido me ayudes –

- No quiero –

Ella soltó su agarre con el contrario y siguió caminando, los sonidos le resultaban ya más familiares y pudo llegar a casa con facilidad, para su sorpresa, el chico no la siguió, y sinceramente estaba aliviada, si bien no quería ser cómplice del extraño muchacho, no quería preocupar a su madre, ni a sus nuevas amigas, por ende, decidió no decir nada, no por él, sino por el bien de ella… O eso quería pensar.

Reinicio de semana

- Buenos días\, Willow –

- Buenos días\, Anión –

Tres días habían pasado, y la rutina seguía igual, el chico misterioso la ayudaba desde una cuadra de la salida del instituto, y la dejaba a una cuadra de la casa de su amiga, así, el cuarto día en su nuevo instituto comenzó, apenas entrar se topó con el chico en silla de ruedas, unos pasos más adelante se tomaron con la mayor.

- Buenos días\, Laila –

La chica de cabellos largos se la quedó mirando, fue como si la analiza hasta que miró al chico en silla de ruedas a su lado y sonrió.

- Mateo… Yo… Veo que tienes una nueva amiga ¿Has visto a Ilian? –

- Deberías de estar en casa\, ¿Qué haces aquí? –

El tono de voz actual del chico era más preocupado que el normal, él no notaba su cambio, pero siempre estaba al pendiente de su hermana, él realmente se preocupaba por ella, pero aquel día fue diferente, su voz transmitía miedo, pena, y mucha preocupación.

- No puedo quedarme en casa\, necesito… Despejar mi mente –

- Tienes que hacer reposo\, regresa a casa –

- Tranquilo\, me quedé con Ilian anoche\, estoy bien\, yo… - La mirada perdida de la chica preocupó de sobremanera al menor\, ella no debería de estar allí\, no debió de haberse quedado fuera de casa aquella noche.

- Bien\, supongo que ya estas… Acostumbrada – El chico pasó su mano por su cara y peinó su cabello hacia atrás – Sí\, es una nueva compañera\, llegó a principio de semana\, respecto a Samis\, debe de estar en su aula\, ¿No crees?\, las clases están por comenzar –

- Tienes razón\, gracias y bienvenida –

Laila salió a paso lento en dirección donde le había indicado el menor, mientras que Willow había escuchado, siempre atenta y en silencio, intentó preguntar, pero un rápido y rotundo “No preguntes”, la calló inmediatamente. Minutos después y en la entrada del aula de primero, estaba Ilian.

- Anión\, ¿Has visto a Laila? –

- Me la topé en la mañana\, debería de estar en el aula de tercero\, o si no\, ya se fue al aula de segundo\, deberías de hablar con Nathaniel\, sabes que cuando esto pasa es él quien la cuida –

- Disculpen\, ¿Qué le sucede a Laila exactamente? –

Ilian al ver que el menor desvió la mirada, supuso que no quería hablar del tema.

- Bueno\, es algo delicado\, pero es el pequeño problema que Laila tiene\, la verdad es algo leve en comparación al día del accidente\, ella casi muere aquel día\, ya que tuvo un derrame cerebral\, después de despertar\, cada cierto tiempo\, borra los recuerdos que creo durante ese tiempo\, y se mezclan otros\, hoy Ila está… Pasando nuevamente por ese proceso\, es… Algo complicado\, porque tampoco es otra persona\, simplemente es algo complicado\, y si me disculpan quiero ver si está con Nathaniel\, nos vemos a la salida –

Y sin más que decir, Ilian salió corriendo, dejando a los menores a que entraran a su aula, ya que las clases estaban prontas a comenzar.

- Creí que Laila tenía TDAH –

- Laila no tiene eso\, se suelen confundir sus síntomas\, pero cuando esto pasa\, es porque está por reiniciar sus recuerdos\, ahora calla -

Todo lo ocurrido confundía cada vez más a Willow, pero aun si ella no podía ver, podía sentir que si preguntaba más detalles sería incómodo para todos.

Ya a la salida, y antes de irse, Ilian les comentó que Laila había vuelto a ser ella misma a mitad de su castigo, pero como aún debían de esperar a Laila, Willow volvió a irse sola a casa.

- Buenas tardes –

La chica ya había acostumbrado a esperar a su contrario saliendo del instituto, por petición de él, no les había comentado a sus amigos respecto a este misterioso chico, su día había sido realmente confuso, así que aprovecharía el momento.

- Lawrence\, ¿Eres amigo de Laila desde hace mucho? –

- Bueno\, la verdad es que sí\, ¿Por qué? ¿Le pasó algo a Ila? –

- Sí\, hoy estuvo extraña\, es como si no fuera ella\, estaba calmada y estuvo todo el día con los de segundo\, además estaba muy callada\, nerviosa y triste –

- Oh\, ya veo\, Laila quedó así después del accidente\, ella tuvo un derrame cerebral muy serio que casi la mata\, pero logró sobrevivir a ello\, ese día\, igualmente su hermano menor quedó en sillas de ruedas\, y su hermano mayor murió\, fue un terrible accidente del cual ella se culpa –

- ¿Por qué se culpaba de ello? –

- Verás\, su hermano mayor estaba por conseguir su licencia de conducir\, él asistía primero a La Unión\, así que vinieron a esta ciudad de visita\, él pasaba por un proceso que lo mantenía estable\, aquel día\, Laila y Mateo quisieron ver una película juntos\, él no estaba muy ansioso\, pero su hermana sí\, así que para complementar su tarde decidió ir a por golosinas y usaron el auto de su padre sin su permiso\, pero él no estaba cumpliendo con todo su tratamiento\, mientras conducía tuvo una crisis y bueno\, ocurrió lo inevitable\, colisionó con otro vehículo\, un camión\, su mala suerte iba de mal en peor\, Laila quedó consiente luego de que intentó salvar a su hermano mayor\, ya que iban en los asientos delanteros\, pero él murió en sus brazos\, y cuando intentaba ir por su hermano menor el auto colapsó\, quedó aplastada y el derrame cerebral fue inevitable\, Mateo no recibió atención inmediata y casi queda sin piernas… -

- No te puedo ver\, pero tu tono suena triste\, ¿Hay algo más? –

- Sí\, hay algo más\, pocos lo saben\, pero supongo es justo tú también lo sepas… Laila desde ese día se despierta entre gritos\, ella entre sueños revive una y otra vez el accidente cada siete días\, una semana y regresa a aquel duro momento\, es algo extraño que los médicos llaman Amnesia Anterógrada\, Laila no es capaz de retener nuevos recuerdos pasados los siete días… Y ya no puedo decir más -

- Espera\, tengo más preguntas –

- Lo lamento\, no puedo seguir más de aquí\, nos hablamos mañana Willow –

La chica sintió la distancia del chico, y tras soltar un largo suspiro siguió su camino a su casa, la conversación con Lawrence le había parecido provechosa, sabía más de su amiga y de su hermano menor, lo que se lamentaba era lo patética que se veía su situación al lado de la mayor, pensar que se lamentaba de no poder ver y su nueva amiga no podía avanzar más de una semana, ya que su problema cerebral era más delicado de lo que creía.

Lamentablemente, desde ese día no había vuelto a hablar con el mayor, Willow quedó esperando su visita, su despedida había sido pie para volver a encontrarse, pero no ocurrió así.

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