La atmósfera en la habitación de Sofía, la hija mayor de Marta y Marcus, era tensa y cargada de emociones. Sofía estaba furiosa, con los ojos llenos de lágrimas mientras confrontaba a su padre por el dolor que había causado a su madre.
Pero además todo el dolor que les había provocado a ellos ¿Cómo es que pudo separarlos de su madre?
—¡No puedo creer que hayas hecho esto, papá! —, exclamó Sofía con voz temblorosa y los ojos hinchados y rojos apunto de romper a llorar. —. Destruiste a nuestra familia, rompiste el corazón de mamá. ¿Cómo puedes ser tan egoísta y despreciable?
Marcus, visiblemente enfadado, trataba de calmar a su hija de la mejor manera que podía, pero tenía los nervios a flor de piel ¿Por qué lo trataba así?
—No te metas en lo que no te incumbe, Sofía. —Le dijo Marcus a su hija —. Tu madre y yo habíamos tenido muchos problemas, y ya entre ella y yo no había amor.
Sofía no podía creer esto. ¿Cómo no había amor, si tan solo dos días antes de que su mamá se fuera ella le había dicho a Sofía que tenían planeado irse de vacaciones solo los dos a Taiwán? Era imposible. Además de que en esa casa siempre había la cantidad suficiente de peleas y reconciliaciones como para dar a entender que ahí había interés. Ella no recordaba donde había leído que cuando no hay amor en una relación, hay muchas peleas o se sumergen en discusiones por lo más mínimo o entran en una fase de indiferencia hacia las decisiones de sus exparejas que era prácticamente palpable. Pero Sofía no había notado nada de eso.
Alguien abrió la puerta del cuarto de Sofía: era Lucas.
Cuando lo vio Marcus se sorprendió. Lucas se parecía bastante a marta, tenía la misma forma del rostro y el cabello rubio, solo que a diferencia de su madre, el cabello de Lucas era más oscuro. Mientras que Sofía había heredado de su padre su cabellera castaña clara. Pero eso sí, ambos habían heredado de su madre sus ojos verdes.
Marcus volvió a su hija y le reprocho con la mirada el escándalo que estaba haciendo y que había molestado a su hermano cuatro años más joven que estaba ayudando con la tarea a su hermana menor. Pero Sofía no se dejaría intimidar tan fácil, en eso también se parecía a él.
Pero Lucas no veía a un solo culpable. El veía a dos.
—¡Ya dejen de pelear! Esto no nos llevará a ninguna parte. —les dijo Lucas preocupado.
El no solía pelearse con su hermana, con ninguna de las dos de hecho. Y siempre que Sofía se peleaban con su madre o padre el siempre trataba de ser el mediador.
Pero las palabras de Lucas cayeron en oídos sordos. La discusión entre hija y padre se intensificó, con acusaciones y resentimientos saliendo a la luz. Los gritos llenaban la habitación, ahogando cualquier intento de diálogo constructivo. Lucas veía impotente la escena, mientras Sofía sacaba antiguas peleas, y viejos resentimiento mezclado con los nuevos.
Finalmente, Marcus salió de la habitación de su hija, dejando a Sofía y Lucas en un silencio incómodo.
Sofía se dejó caer sentada en la alfombra que estaba a los pies de su cama. Lucas se acercó a su hermana y se sentó a su lado y le cruzo un brazo, abrazándola con ternura y en un silencio tranquilo y acogedor.
Sofía dejo que todas sus lágrimas saliera. Entonces volteo a ver a su hermano. El apenas tenía trece años, ella era aún más alta que el pero sabía que pronto la sobrepasaría. Lo miró a la cara y vio lagrimas correrle por las mejillas.
—Entiendo tu enojo, pero no podemos seguir así. —Susurró Lucas a su hermana —. Necesitamos encontrar una manera de seguir adelante, por nuestro propio bien.
Lucas acarició suavemente el cabello de su hermana, tratando de distraerla del dolor que la consumía.
—Intentemos hablar de otras cosas, ¿Esta bien, sofí? —Dijo Lucas. Sofía asintió, y Lucas agrego: —. Recuerda ese viaje que siempre quisiste hacer. Podemos soñar con lugares nuevos y emocionantes.
A medida que Lucas hablaba de aventuras y lugares lejanos, Sofía se esforzaba por apartar de su mente la situación dolorosa en la que se encontraba. Por un momento, el peso de la tristeza se aligeró y permitió que una pequeña luz de esperanza se asomara en su interior.
Entonces se escucharon varios golpes en la puerta. Lucas y Sofía voltearon hacia la puerta que se habría y una cara se asomó por ahí. Era Chloe. Era su hermana menor de tan solo diez años.
Ella era baja, con el cabello negro, piel ligeramente morena, y ojos oscuros.
Ella era adoptada, pero no había ninguna diferencia entre ellos.
—¿Qué hacen? —Pregunto Chloe acercándose a sus hermanos con las manos juntas.
Lucas y Sofía instintivamente hicieron un espacio entre ellos para que Chloe se sentará, ella lo hizo sin que le digieran nada.
—¿De que hablaban? —Pregunto Chloe.
—De nada —dijo Sofía —. Bueno hablamos sobre el viaje que hicimos a Japón ¿lo recuerdas?
En ese entonces ella tenía siete años, y si, aún lo recordaba. Ella sonrió. Había escuchado la pelea que ella había tenido con su padre, y no le gustaba que su familia se peleara.
—Si me acuerdo —Dijo Chloe —. También me acuerdo que en ese viaje fue cuando Lucas se intoxica del estómago ¿no?
Las dos chicas empezaron a reír, mientras Lucas se sonrojaba, pero después el también se empezó a reír.
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Comments
Nancy Garcia
Marcos no le dejo ninguno de los niños es un desgraciado q ya la pagará 🤜🤜
2023-09-04
10
Edith Zenteno
Que raro los hijos a esa edad pueden elegir con quieren vivir los 2 mayores por lo menos pero al parecer ninguno quiso o no los tomaron en cuenta
2023-08-27
1
Adoración del Carmen Martinez sonni
por desgracia,,,los hijos son los más dañados 🥹🥹🥹
2023-08-23
1