Las mentiras de Farah..

Los abuelos de Emily dejaron a Mateo en la puerta de su casa, pero antes de despedirse de Emily y sus abuelos, él habló.

-¿Emily, podemos hablar?

-Sí, ya vuelvo abuelos -bajó del auto y le preguntó- ¿Me querías hablar?

-Emily, me gustaría cenar contigo este sábado. Este es mi tarjeta de presentación, pero atrás te dejé mi número personal. Acercando la tarjeta a Emily, me gustaría que nos mantuviéramos en contacto. Me imagino que vas a terminar la preparatoria, ¿no?

-Sí, yo también -enseguida le hizo una llamada perdida a Mateo- Este es mi número. Para contestar a tu pregunta, no, ya terminé la prepa. Estoy en 2do en ingeniería informática y diseño gráfico.

-¡Wow, Emi, eres impresionante! ¿Te puedo llamar Emi?

-Sí, puedes. Bueno, Mateo, me tengo que ir. Te escribo así nos organizamos para el sábado. Una vez más, gracias por defenderme de la mujer de mi tío.

-Un gusto, Emi, por haber sido útil. Cualquier cosa, tienes mi número -se acercaron para despedirse con un beso en la mejilla, pero fue un beso. Por una fracción de segundo, Emi se quedó paralizada, fue su primer beso. Mateo se dio cuenta y le preguntó-

- ¿Estás bien?

-Sí, sí. Nos vemos -se apresuró a subir al auto. Mateo, al ver su movimiento, sonrió. Se sintió muy feliz, nunca se ha sentido tan feliz ni siquiera con Farah.

Entró a su casa y se encontró con sus padres.

-Hola, mama, papa. ¿Cómo están?

-Hola, mi amor -contestó Angie-. ¿Te fue bien allá? No te esperábamos hoy, pero estamos muy felices de verte, amor.

-Sí, hijo, estamos felices de tenerte de vuelta en casa -Angie miraba cada movimiento de Mateo.

-Hijo, te ves muy feliz, ¿te reconciliaste con Farah?

-No es eso mami, sabes que no te puedo engañar. Mami, creo que he encontrado a mi alma gemela. Tengo la impresión de haberla visto antes porque mi corazón la reconoció.

-Qué bueno, hijo. No sabes lo feliz que estoy por ti. ¿Cuándo la vas a traer para que la conozcamos? ¿Cómo se llama mi nuera? ¿Cuántos años tiene? ¿La conocemos a ella y a sus padres?

-Te puedo decir, madre, que la conocen también a sus padres, ella tendrá entre 15 a 17 años. No, madre, no es colegiala, a pesar de su edad, ya está estudiando dos carreras. Sus padres eran la Sra. y el Sr. Marqués -al escuchar eso, Angie y Alejandro se miraron-. ¿Qué pasa?

-Mi amor, hace algunos años fuimos a Cuba a una fiesta de la empresa, Emily y tú se vieron y se enamoraron. Después de esta fiesta, no parabas de hablar de lo enamorado que estabas y de tu plan futuro de casarte con ella. Pensamos que era algo del momento, un capricho tuyo porque Emi es muy hermosa. Ahora debe ser toda una mujer. Mateo no podía creer lo que estaba escuchando. Es por eso que mi corazón la reconoció.

Del otro lado estaba Farah en su casa llorando y contando a sus padres lo que había llevado a que se separara de Mateo.

-Padre, no le hice nada a Mateo. Cuando ustedes estaban en Cuba, fue a casa y me dijo que no quería estar más conmigo porque no se siente completamente feliz a mi lado. Lloré, le supliqué que volviéramos a empezar hasta que le dije si es porque no teníamos intimidades, que ahora podríamos tenerlo, pero cuando estaba por llegar a eso, me paré porque ahí él iba a darse cuenta de mi mentira. La madre de Farah la miraba como diciendo "no te creo nada, hija".

-Todo es por tu culpa porque ya te habíamos dicho que fueras sincera con él. No debiste haberles mentido. Ahora todo nuestro plan de dar a Emily como moneda de cambio para nuestro futuro se fue al carajo. Y la familia Masimo no te quiere. No sé qué haré para pagar las deudas, mucho menos tener la vida que nos merecemos. Los tres se quedaron pensando en un plan para poder solucionar sus problemas económicos.

Emi que se quedó pensando en el auto con un brillo en los ojos. No paraba de creer en este beso. Se tocó los labios con una sonrisa.

-¿Estás bien, hijita? -preguntó la abuela de Emi.

-Sí, abuelos -para cambiar la conversación, Emily preguntó-. ¿Abue, está lejos la casa?

-No, mi amor, está a 400 metros de la casa de Mateo -dijo ella guiñándole un ojo a Emi-. Ella se sonrojó al ver el guiño de su abuela. Ya habían llegado. Al entrar, saludaron a los sirvientes, sus abuelos la presentaron a todo el equipo del servicio e hicieron que una del servicio le mostrara su habitación. Saludó a sus abuelos y subió a descansar un poco por el viaje.

Al entrar, puso una video llamada para llamar a Mateo. El del otro lado, al ver quién estaba llamando, contestó.

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