capítulo 9

Adela

Me basa con delicadeza como si fuera una muñeca de porcelana y tuviera miedo a que se rompa.

Besa mi cuello mientras va bajando hacia mis pechos y suelto un suave gemido cuando su mano aprieta mi pecho y mis pezones reaccionan inmediatamente poniéndose estos al sentir so toque. Su mano va bajando sobre mi vientre hasta llegar a mi tanga y pasa su mano por debajo de esta, acaricia mi intimidad, provocando que suelte un gemido más fuerte y por vergüenza tapo mi boca con mi mano.

- No mi ángel, no te tapes, quiero escucharte gemir- me dice con esa voz roca, mientras retira la mano de mi boca

- Elan- alcanzo a decir casi sin voz – Elan … te tengo que decir algo- le digo.

- ¿Que sucede? ¿Te lastime?- me pregunta

- ¡No! No es eso, es… es que…- me muero de vergüenza, no se como decirle y él me mira intrigado por lo que quiero explicarle

- Es que yo… yo nunca … nunca estuve con nadie! - le digo y siento que mis cachetes me queman de la vergüenza.

- ¿Eres virgen?- pregunta y yo afirmo moviendo mi cabeza

- ¿confías en mi?- me pregunta.

– si- le respondo suavemente

- ¿quieres que continué o quieres que pare?- pregunta – no are nada que tu no quieras- me dice

- quiero seguir- le respondo.

Por supuesto que quiero seguir, quiero todo con él, quiero ser suya en cuerpo y alma, porque me estoy entregando por completo a él.

Mi deseo siempre fue de entregarme al hombre que será mi compañero para el reto de mi vida y siento que él lo es, que vale la pena el arriesgar todo por él.

Vuelve a besarme, va repartiendo besos por todo mi cuerpo llevándome a seguir gimiendo ante la excitación que me proporciona.

Y me pierdo en una nebulosa del deseo y pasión.

Halo de su cabello cuando mi cuerpo se tensa cuando siento que algo se acumula en mi interior

-Elan… - digo mientras siento quedarme sin aire.

-Eres tan hermosa – dice mientras mi cuerpo esta tendido, con la respiración acelerada.

Estiro mis manos y sujeto su rostro sinchandolo hacia mi, para fundirnos en un beso muy apasionado.

Se vuelve a acomodar encima de mi mientras acaricia mis rostro y mi cabello con suavidad, lo veo mirarme como si quisiera guardar cada milímetro de mi rostro en su memoria, baja la mirada a mis labios y los cubre con los suyos

-Adela – dice con la voz cada vez mas ronca, lo miro.

- Eres mía y lo serás por siempre- ataca mi boca con besos cargados de pasión, deseo, lujuria

- Toda mía ... Solamente mía - me dice de manera posesiva.

-Toda tuya y… tu todo mio – le digo entre jadeos y gemidos.

Nuestros cuerpos se convierten en un manojo de placer…. Y mi cuerpo es de todo suyo.

Esto es en sueño del cual no quiero despertar.

Toda la noche transcurrió con nuestros cuerpos enredados envueltos en la lujuria, el deseo por devorarnos sin límites y demaciado placer.

Cerca del amanecer, cuando nuestros cuerpos no pudieron más del agotamiento, nos quedamos dormidos.

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