Frente suyo se encontraba esperándola su futuro esposo, quién estaba al lado del carruaje esperando su llegada. Hacía tan solo cinco minutos que las mucamas les habían avisado que el carruaje del conde se encontraba en la puerta del palacio, por lo que se dispuso a caminar en su encuentro.
—Mucho gusto, lady Evie—dijo Thomas con una pequeña reverencia—soy el conde de Versalles, Sir Thomas Lasky; sin embargo, debido a nuestro compromiso puede llamarme solo Thomas si lo desea.
Evie agradeció la amabilidad con la que era recibida por el conde, ya fuera por su pasado luego de haber salvado a su pequeña hija o por ser un matrimonio arreglado por el rey, agradecía un alma gentil a su lado. Mientras subía al carruaje no pudo evitar observar el físico de su prometido, un hombre que pese a estar en su casi cuarenta y cinco años, teniendo una lesión en su pierna que lo obligaba a moverse con un bastón, era uno de los solteros más codiciados del reino pese a ser un viudo. Todo gracias al hecho de ser familia del rey, así como dueño de varias minas y líneas ferroviarias.
—Hola, pequeña Sheila—dijo mientras era abrazada por la pequeña hija del conde—has crecido mucho, estás muy hermosa.
Thomas observaba la escena frente suyo, veía como Evie acariciaba la pequeña cabeza rizada de su hija mientras esta estaba acostada en su regazo. No pudo evitar sonreír un poco ante aquello, siempre quiso ver una imagen así para su primogénita. Por mucho tiempo estuvo buscando a la candidata ideal para ser su nueva madre, después de todo lo que sufrió tras la partida de su madre biológica, quería al menos a una mujer que la considerara también como su hija y que no fuera maltratada.
Independiente al hecho de que la escogió por agradecimiento, ya que si no fuese por ella Sheila estuviera tres metros bajo tierra, sabía que aunque no hubiera amor entre ellos si había cariño hacia su hija. Asintió para sus adentros, sintiendo que había tomado la mejor de las decisiones.
—Una vez lleguemos al condado de Versalles—dijo Thomas después de ver como su hija se durmiera en las piernas de Evie—debo resolver unos asuntos urgentes de mi línea ferroviaria; sin embargo, está prevista nuestra boda para menos de una semana. He visto también que no llevas muchas cosas contigo, por lo que no debes preocuparte, en mi mansión se te dará todo lo que necesites para tu nueva vida.
—Muchas gracias, Thomas—respondió solo con una sonrisa, para luego desviar su mirada a la ventana, observando como poco a poco comenzaba a atardecer.
Quedándose dormida, fue despertada con cuidado por el condado para avisarle que ya habían llegado a la estación de trenes, donde tomarían la línea directa para llegar al condado en cuestión de dos días. Asintiendo ante aquello, tomó en brazos a la pequeña niña que aún seguía durmiendo y se bajó del carruaje tras los pasos de Thomas, rumbo al tren.
El viaje fue un poco largo, pero algo cómodo, ya que el tren pertenecía a la empresa del conde, por lo que tenía un vagón privado para él y sus invitados. Mientras él dormía en sofá reclinable, le había cedido la cama a su futura esposa y a su pequeña niña. Cuando estas no estaban despiertas, Thomas las observaba en silencio durante un tiempo. Le dolía todo lo que pasó su niña, por lo que deseaba en su corazón que todo saliera bien y que ella tuviera un crecimiento sano como futura heredera de sus negocios.
Lo primero que vieron al llegar al condado fueron las montañas tan características de ese territorio, donde se podría observar en las puntas las capas tan blancas de nieve que las convertían en uno de los sitios turísticos más cotizados del reino. Al bajar del tren, un poco adoloridos por el viaje, pudieron observar como las calles y los lugares seguían adornados tras el festejo que ocurrió luego de que el reino ganara la guerra contra el imperio en declive que poco a poco perdía más y más territorio.
Con ayuda de Thomas, se subió con su hija al carruaje rumbo a la mansión Lasky. El camino fue ameno, como el clima estaba a gusto, observó con calma pese a su cansancio cada calle por la que pasaban. La ciudad en la que se encontraban era muy hermosa, ya podía porque la escogían como sitio para vacacionar.
—La ciudad de Orleans—dijo en un pequeño susurro—la ciudad más hermosa del reino.
—Si lo deseas puedes pedirle a los sirvientes que te lleven a dar un paseo para conocer los lugares, no quiero que te sientas en una prisión una vez te cases conmigo—respondió Thomas haciendo que Evie lo observara sorprendida—sé que no es normal que una mujer y más casada salga sola sin su marido, pero es necesario que hagas vida social y que respires aire fresco, por lo que no te obligaré a quedarte siempre en casa hasta que yo te ordene que hacer. Pero si me gustaría que salieras con Sheila, debido a su discapacidad ella teme salir de su habitación.
—Muchas gracias, Thomas—le dio una pequeña sonrisa de agradecimiento—aceptaré su oferta y por su puesto que saldré con Sheila.
Thomas cerró sus ojos un poco buscando descansar algo antes de llegar a su mansión, sabiendo en su interior que Sheila podría al final tener una oportunidad de crecer como cualquier niño normal.
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Comments
Andre
cuántos años tiene Evie 🤔, no tengo nada en contra de los hombres maduros algunos son muy guapos y fuertes pero porque tan viejito , al menos de unos treinta en esa época era normal que se casarán jóvenes, en fin vamos a ver qué pasa en el camino😁😁😁😁
2023-07-29
8
Lucia Rosalba Garcia Mercado
ojalá y se enamoren y la niña pueda ablar
2023-07-04
1
Liliana Barros
Original historia. Me atrapó desde el principio.
2023-06-06
2