Terminé mi desayuno y fui directo a la empresa. Cuando entré, mis empleados quedaron sorprendidos al verme llegar. Fui derecho a mi oficina y me encontré con Facundo, quien estaba muy cómodo en mi escritorio, algo que está totalmente y completamente prohibido.
- Pero qué cómodo que está, señor. ¿Desea una taza de café? - Me observó de una forma sorprendente, bajó los pies del escritorio y se puso de pie, quedando boquiabierto.
- Pero qué agradable sorpresa, Rashel. No la esperábamos, no sabíamos de su llegada a Madrid, no nos dijeron nada.
- No tengo que brindar explicaciones, después de todo es mi empresa - Agachó la mirada y se sonrojó un poco-. Quiero que salgas de mi oficina, organiza una reunión con tus colegas para mañana. Muchas cosas van a cambiar aquí y quiero saber dónde se encuentra Azul, que no está en su puesto de trabajo.
- La señorita Azul se tomó el día, pero yo tomaré su lugar solo por hoy, señorita Rashel - Me miró seriamente. No tolero a las personas que son irresponsables, y menos si trabajan para mí.
- Está bien, quiero un café negro. Y mañana quiero que Azul venga a mi oficina. Quiero una lista de cada movimiento que se ha hecho en esta y las otras tres empresas. Quiero los archivos de las ventas, y si es posible, quiero los informes de cada personal. Y lo quiero para ayer.
- Sí, sí, enseguida, señorita Rashel - Facundo salió de mi oficina rápidamente.
Pasaron solo cuatro horas y apenas iba empezando. La verdad es que son muchísimos papeles, los cuales no acostumbro analizar estando sola. Siempre está Rick, cada movimiento, cada informe lo vemos juntos, y la verdad es mucho más divertido porque veo cómo se estresa. Ya casi es mediodía y prometí estar en casa para el almuerzo. Salí de la oficina, cambié la combinación. El chofer me recibió nuevamente. No recuerdo muy bien la ciudad, por eso lo necesito. Llegué a casa, me bañé, me puse ropa más cómoda, un vestido al cuerpo largo color rosita. Me hice un peinado, me recojo todo el cabello logrando una coleta en las puntas, me hice rulos y me maquillé de forma sencilla.
-Hola Alba, ¿cómo estás? Te ves genial. Saludos a mi hermana.
-Hola Rashel, tú sí que eres una reina. Me saluda brindándome un beso en la mejilla. Tenemos mucho de qué hablar.
-Que no te quede ni la menor duda, seguro estás cansada. Mañana vamos de compras y de paso visitamos la ciudad. ¿Te parece?
-Sí, perfecto.
-Hola princesas de la casa, llegó el rey. Marcus, mi hermanito menor. Pero qué bellas mis hermanas.
-Hola Marcus, tan gracioso como siempre. Nos saludamos con besos en la mejilla.
Mi hermano Marcus tiene tan solo 16 años de edad, es un chico talentoso. Toca el piano, es deportista, sabe hablar idiomas como alemán, ruso e inglés. Es muy listo, ha ganado varios concursos de cocina, tiene muy pocos amigos, ha viajado a varios países. Sinceramente, Alba y yo siempre le recordamos que sigue siendo nuestro bebé.
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Isabel Torres
Ahora sí, a poner las cosas en claro.
2023-05-07
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