Me voy a recostar. Estoy nerviosa, no puedo creerlo. Hace varios años que no veo a mi familia. La última vez que estuve con ellos fue en una cena donde festejamos muchos logros. Con mi hermana tuvimos un desacuerdo. Esa misma noche viajé a Londres y empecé a hacer negocios los cuales tienen mucho éxito. A cada integrante de mi familia le paso una suma importante de dinero por mes para que no se preocupen por los gastos.
La azafata me comunica que estamos por aterrizar. Me recibe el chófer de la familia, como es de esperarse, guarda mis maletas y zarpamos a la gran mansión de los Ortega.
- Está muy cambiada, señorita Ortega - me habla el chofer.
- Dime Rashel, por favor. Gracias, Tomy. Londres me cambió un poco. No acostumbro a hablar con los choferes, pero Tomy es prácticamente de la familia.
- Pasó mucho tiempo - no respondí.
Aunque tiene razón, pasó mucho tiempo. Jamás me tomé la molestia ni siquiera de llamar para ver cómo estaban. Nunca tuve tiempo. Siempre me preocupo por mí, por mi trabajo. De hecho, no solo vine por mi familia, sino por trabajo. Me preocupa la idea de que uno de mis empleados me esté robando. Prefiero pensar que estoy perdiendo clientes. Tengo empleados muy buenos. No quiero tener que molestarme en despedirlos. Sería un desperdicio.
- Llegamos - Tomy interrumpe mis pensamientos. La mansión está mucho más grande de como la recordaba.
Oh no, mamá está en la puerta esperando a recibirme. Eso significa que voy a tener que soportar sus agobiantes abrazos y besos. Hasta apuesto un dólar que me dice: "Hija, que flaca estás y si como bien".
- Hijita mía, ¿cómo estás? Mírate, estás tan cambiada - procede a abrazarme fuerte y a besarme la mejilla. Yo solo me quedo inmóvil. No me gusta recibir abrazos ni besos, pero es mamá, lo tolero un poco.
- Hola mamá, tú también lo estás - y de hecho lo estaba. Su cabello era color vino con rulos, ni muy largo ni muy corto. Estaba más flaca. Sus cachetes tan bonitos que tenía desaparecieron. Tenía una sonrisa radiante.
- Hija, ¿en tu casa comes? Mírate, estás muy flaca. Ves, te lo dije, siempre es lo mismo.
-Mamá, por favor, no empieces. Estoy cansada. Iré a dormir. Cuando despierte, hablamos.
-Está bien, Rashel. Ve a tu habitación y descansa. Tus maletas ya están ahí. Cualquier cosa que necesites, me avisas o hablas con Tati.
-Gracias, mamá.
Fui a mi habitación y estaba tal cual la dejé. Las paredes son de color rosa cremita, los muebles son blancos, mi cama tiene sábanas azul marino y colchas blancas. Mi habitación es muy grande, ni hablar del baño y mi armario que está al lado del él. La verdad, no sé por qué me sorprende tanto. Lo que aprecio de esta habitación es la terraza y la maravillosa vista que tengo hacia el patio trasero. Me bañé con agua tibia. Me sentía cansada, así que me puse un pijama súper cómodo. Era negro, corto y liso. Fui a dormir. Ni siquiera sabía qué hora era.
Al despertar, me di cuenta de que no traje mi ropa deportiva. Solo suspiré profundo, fui a bañarme y bajé a desayunar.
-Buenos días, dormilona. Mamá estaba en la mesa desayunando. Estaba sola, por suerte.
-Hola, mamá.
-Tu hermana vendrá al mediodía. Tu hermano está en sus clases de piano. Él vendrá para el mediodía.
-Está bien, mamá.
-¿Qué tienes planeado hacer hoy?
-Voy a trabajar, mamá. Tengo trámites por hacer en la empresa. Se le borra la sonrisa de inmediato. Se pone seria. -Y no me mires así, mamá. Sabes que el trabajo es muy importante para mí.
-No voy a discutir. Solo no te excedas mucho y ven para el almuerzo.
-Está bien. Te lo prometo.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 25 Episodes
Comments