capitulo VIII

Tetsu: No puede ser, aún no lo puedo creer. Debo preguntarle -pensó-. Señorita Melissa, quiero hacerle una pregunta personal.

Melissa: Claro, puede usted preguntar lo que desee saber.

Tetsu: ¿Esa noche en el club era usted?

Melissa: Sí, lo vi en el club y quise acercarme. Quedé sorprendida cuando usted me invitó a pasar a su sala privada. El resto usted ya lo sabe.

Tetsu: No puede ser. La que estuvo en mi cama fue su hermana. Y si me equivoqué esa noche, pude equivocarme de nuevo -pensó-. Está bien, seré accionista del hotel, solo con una condición: que mi nombre sea anónimo como accionista.

Melissa: Pero, ¿cómo convenceré a los demás que se queden si usted es anónimo?

Tetsu: Eso será fácil. Diremos que soy inversionista, pero lo de accionistas será nuestro secreto. ¿Está de acuerdo con mi propuesta?

Melissa: No lo pensé ni un segundo, en seguida dije que sí a todo. ¿Puedo invitarlo a otro lugar más privado?

Tetsu: Lo siento, señorita Melissa, tengo otros asuntos que resolver.

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Me paro de la mesa muy cortésmente. Tengo que ir a resolver otros negocios. Mientras camino hacia la salida, mi cabeza sigue pensando cómo fue que me pude confundir esa noche. Llego a mi coche y me cambio de ropa. Dejo mi traje a un lado, me pongo mis jeans, una camiseta blanca y chamarra de cuero negra. A dónde voy no necesito el traje.

Mientras tanto, Melissa en el restaurante:

¿Qué acaba de pasar? Ha rechazado mi propuesta de una noche conmigo, pero creí que le gustaba. ¡No puede ser! De nuevo me confundieron con Melany. De nuevo ella lo arruinó.

Melissa: Hace una llamada. Padre, soy yo. Lo he conseguido. El señor Tetsu ha firmado y le inyectará capital al hotel y convencerá a los demás inversionistas que se queden.

Padre: Pues ese era tu trabajo. ¿Qué hay que celebrar que por primera vez hiciste bien lo que ya sabías?

Melissa: Padre, ¿por qué me tratas así? Me esfuerzo por ser la mejor hija, pero tú solo tienes ojos para Melany. Ella se fue, no está y ojalá nunca vuelva -grita y llora.

Salgo del restaurante bastante mal. Solo quiero la aprobación de mi padre, ¿por qué no puede quererme? Pero todo es culpa de ella, siempre ella. Melany es la mejor pintora, Melany sacó diez en matemáticas, Melany está en el cuadro de honor, Melany se graduó de la universidad con honores. ¿Por qué no eres como Melany? ¿Qué has hecho bien? Siempre ha sido Melany. Voy tan duro en mi auto que no veo pasar a un indigente y lo atropello. Veo por el retrovisor y ahí está tirado. No puedo pensar claramente y solo me voy del lugar sin mirar atrás. Nadie lo extrañará.

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Tetsu llega al club, está bastante lleno, pero no vengo a divertirme, estoy aquí por negocios.

Demean: ¿El jefe está aquí?

Pase, pase. ¿Por qué no me avisó que venía?

Tetsu: ¿Qué debo de avisar cuando quiera venir? Lo miro fríamente. ¿Sabes por qué estoy aquí?

Demean: Sí, lo sé, pero es que al joven no lo encuentro. Ya mis hombres lo han buscado por toda la ciudad y no aparece. Sabe lo que hizo y está muy bien escondido.

Tetsu: Lo sujeta de la camisa. Tienes hasta mañana para traerlo frente a mí. Si no, la cabeza que rodará será la tuya. ¿Entendiste? Le entierra el abrecarta en la palma de la mano.

Demean: Sí, entendí, sí, entendí. Dice asustado y con dolor por la mano herida.

Tetsu sale del lugar, muy tranquilo como si nada hubiera pasado.

Tetsu: Por fin estoy en el hotel. Voy a llamar a Hanna para saber cómo está esa pequeña zorra. El teléfono suena y Hanna responde.

Hanna: ¿Bueno? ¿Quién habla?

Tetsu: Soy yo, te estoy llamando desde el hotel. ¿Cómo está Ayame?

Hanna: Muy bien, ha estado trabajando como le ordené y no ha habido ningún incidente con ella.

Tetsu: Que bueno, Hanna. Sé que podía confiar en ti.

La noche transcurre tranquila, pero Tetsu no deja de pensar en Melany.

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Mientras tanto, en el palacio, Melany está viviendo un infierno.

Hiro: Ayame, limpia mi baño. Está sucio.

Melany: Sí, está bien. Entro al baño. Es muy lujoso, se nota que es la favorita de Tetsu. Termino de limpiar y me retiro a la cocina. Es hora del porque mientras en N.Y son las doce am, aquí son la una PM.

Estoy a punto de dar el primer bocado, cuando Hanna me grita que vaya de inmediato.

Hanna: Ayame, ven enseguida.

Melany: ¿Qué está pasando?

Hiro: ¡Me robaste mi brazalete de esmeralda!

Melany: Yo no fui, ¿para qué lo quiero si ni puedo salir de aquí?

Hiro: Una ladrona no necesita excusas para robar, tú fuiste la única que entró a mi cuarto.

Hanna: Voy a revisarte.

Melany: Me toca por todas partes y no encuentra nada, pero lo que me dice después es humillante para mí.

Hanna: Quítate la ropa completamente, hay mucha gente que se esconde las cosas en otras zonas.

Melany: No lo haré, esto es un acoso a mi persona, yo no tomé nada y tú lo sabes, Hiro.

Hiro: A mí no me mires, yo solo quiero mi brazalete.

Hanna: O te quitas la ropa, o hago que te la quiten, tú decides.

Melany: Poco a poco me quita la ropa, hasta quedar completamente desnuda. Es una humillación tan grande, nunca me había sentido tan humillada y pisoteada en mi vida. Quiero llorar, pero me aguanto.

Melany: ¿Estás contenta? No tengo nada, ¿puedo vestirme ya? Empiezo a recoger mi ropa y me visto. ¿Puedo retirarme ahora?

Hanna: Sí, puedes irte.

Salgo caminando con la frente en alto, hasta mi cuarto donde me tumbó en la cama y lloro de impotencia por no poder defenderme, ¿por qué me pasa esto a mí? ¿De qué me acusan para que me secuestren y me humillen tanto? ¿Cómo estará mi padre? ¿Me extrañará? ¿Me seguirán buscando? Son tantas emociones juntas que empiezo a llorar como una niña asustada, hasta que me quedo dormida.

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